miércoles, 5 de junio de 2013

Capítulo 5: Un poco de Humanidad (Parte1)

Se que nos hemos atrasado, lo sentimos por eso pero la escuela y la Universidad son muy pesadas ¬¬'
Pero aquí está, es un poco corto y se aclaran bastantes cosas.
Disfruten, tenemos nuevos seguidores Yeii!

Cap 5: Un poco de humanidad (Parte 1)

-¡Kim RyeoWook!- grité con desesperación pues había logrado encontrar por donde él podía escurrirse y escapar-. Ven rápido a la cocina.

Entonces vi una peligrosa viga de metal balancearse cerca de uno de los líquidos inflamables más peligrosos de nuestra era: una llamarada verde que cocinaba alimentos en segundos y que era llamada “el fuego griego”.

Tragué saliva pensando en el terrible desenlace por venir pues siempre tuve miedo del fuego griego, la barra de metal cayó encima de aquella llamarada sin darme tiempo a avisar a Ryeo del incendio, solo logré esconderme detrás de un mostrador.

-YoungWoon- susurré antes de oír el sonido potente de la explosión que se avecinaba-. ¿Dónde estás?

Cubrí mis oídos sollozando esperando a la horrible muerte por fuego y no por aquellas monstruosas cosas que en este momento deben de estar atacando a RyeoWook hasta matarlo, cerré los ojos y una fuerte ráfaga de aire y humo inundó el lugar, el sonido de los vidrios rompiéndose y el rugido del fuego griego combustionando el lugar.

Solté aún más lágrimas apretando contra mi pecho, el único recuerdo que cargaba de mi novio era una pequeña pulsera de plata (un metal raro en esos tiempos) que me dio el día en que empezamos a salir oficialmente.

-Este es el final del gran Park JungSoo, cocinero en jefe de Mc Donalds- solté una risilla cuando ya sentía tras de mí las llamas del fuego.

Pero luego de unos segundos en los que ya debería haber muerto carbonizado o ahogado por el humo nada pasaba.

Abrí mis ojos nerviosos y lo vi ahí parado con su traje de banquero, un extintor en la mano y la cara llena de hollín mientras apagaba el incesante fuego del lugar.

-YoungWoon- susurré sin que él notara mi presencia pues estaba escondido detrás del mesón de cocina.

Usó todo lo que había en el extintor aplacando las llamas por un momento aunque yo sabía que regresarían con más fuerza en cualquier instante. Lanzó el extintor a un lado con ira mientras empezaba a llorar.

-¡JungSoo!- exclamó cubriendo sus ojos del humo-. ¡¿Dónde estás?!

-¡Yeobo!-me levanté y corrí hacia él con la pulsera en mis temblorosas manos.

El me respondió con un abrazo tan fuerte que por poco y me rompe los huesos. Tomó mi cara entre sus manos, tocó mis facciones como si no creyera que estaba ahí frente a él y me plantó un beso brusco.

Abrí mis labios presurosos para sentir los suyos, con casi 5 años de noviazgo y uno de casamiento no podía creer aún que me provocara tantas emociones cada vez que me besaba.

Cuando terminé de besarlo, me separé y él respiró agitadamente.

-Creí que no te volvería a ver o que me abandonarías- dije abrazándolo sin importarme las lenguas de fuego que se esparcían por el lugar.

-¿Abandonarte? ¿Jamás?- me enseñó su mano con aquel anillo negro en él-. Eres mi esposo.

Asentí con el corazón un poco más calmado.

-Vámonos- sonrió mientras apretaba contra sí su estuche del trabajo-. He perdido el carro en el revuelo pero podemos usar el tuyo.

-Tengo que ir por RyeoWook- dije tomando mi bolso que estaba ennegrecido-. No lo voy a dejar solo.

-No puedes hacerlo- señaló la puerta destrozada y rodeada de llamaradas de fuego-. Es muy peligroso.

-¡Pero él es un niño aún!- iba a tratar de evitar las llamaradas pero estas eran demasiado fuertes.

-¡No seas un necio!- me jaló del brazo.

Solté muchas lágrimas al recordar las veces en que sonreía de un lado mientras se burlaba de cada cliente que llegaba.

Lo siento RyeoWook

YoungWoon me jaló fuera de la cocina con fuerza y me logró sacar del lugar antes de que siguiera siendo consumido por el fuego.

-¿Dónde vamos ahora?- fui hasta el garaje donde guardaba mi auto.

-A casa- tenía los ojos rojos de tanto llorar y su arco de prácticas en su espalda.

-¿Tu arco?- puse la tarjeta en el escáner para abrir el garaje-. ¿No estaba en la casa?

-Lo llevé a la oficina para des estresarme un rato, sabes bien que amo practicar arquería- se rascó la cabeza-. Sé que no te gusta que lo use, pero…

-Fue una excelente idea que lo hayas traído - le dediqué una sonrisa y luego escuchamos el sonido del pitido que indicaba que la puerta se había abierto.

Nunca debimos haberla abierto.

Todo el lugar estaba infestado de aquellos monstruos que entrechocaban sus dientes entre sí, con la carne en estado de descomposición y la boca babeante. Al parecer habían atacado a cada uno de los clientes que entraban por sus carros.

Apenas nos miraron con sus orbes vacíos, salieron corriendo hacia nosotros.

-¡No se nos acerquen!- exclamó él mientras sacaba una flecha de su espalda e impactaba en la cabeza a 3 de ellos.

-Eso es sorprendente- dije con la quijada muy abierta.

-No tenemos tiempo para halagos, ve al carro, yo te defenderé desde aquí.

-Pero…- mis piernas temblaron-. Son demasiados, no podrás protegerme.

-¡Confía en mí!- dijo mientras sus ojos negros se posaban sobre el anillo negro en mi dedo.

Asentí un poco confiado y me escurrí entre los monstruos tratando de no acercarme a ellos, las flechas de YoungWoon rozaban cerca de mí pero ninguna me impactó.

Logré llegar al auto pero cuando lo abrí un monstruo me tomó de la pierna y sacó su cabeza debajo del auto.

-¡JungSoo!- exclamó YoungWoon a lo lejos-. ¡Defiéndete!

En un segundo aplasté su mano con mi zapato y le di un golpe fuerte a la cabeza de ese monstruo regando toda su negra masa encefálica en el piso.

Me trepé de una en mi viejo Ferrari de los años pasados que compré hace poco, le eché un ojo a las dos fotos que había pegadas en el parabrisas: una era de RyeoWook y yo en nuestro primer día de trabajo, y la otra era de mi mano junto a la de mi esposo mostrando nuestros anillos.

Solté un suspiro y metí las llaves con un logo de Pikachu en la cerradura, el motor ronroneó y arranqué. YoungWoon sonrió y pesadamente se subió al carro.

Aceleré y salimos del estacionamiento, me dio un beso en la mejilla. Sentía su cara mojada y estaba caliente. Le sonreí por lo bajo pues no me sentía bien, me sentía estúpido e inservible al no haber podido salvar a RyeoWook, tenía miedo de esas cosas y quería regresar a nuestra vida normal, sin monstruos ni farmacias.

-Vamos a mi departamento, Leeteuk- dijo YoungWoon tomando mi mano suavemente.

Asentí y conduje hasta su gran condominio, el cual no me gustaba pues vivía bastante gente mala y creída, lo bueno era que mi novio no era uno de esos.

Él siempre tan afortunado y próspero, con dinero y codiciado entre las mujeres ricas y solteras o divorciadas. Yo siempre tan simple, sin cosas de lujo y con una casa que yo mismo hice.

A Young no le gustaba que hiciera eso, me decía que me vaya a vivir con él y que dejara esa pequeña casa, que dejara de trabajar pues él gana muy bien y me podría mantener.

Era obvio que le decía que no a todas sus peticiones y regalos caros. Era tan buena persona conmigo que hasta me enojaba lo que hacía para mi comodidad.

Young tenía su mano es su cabeza y parecía preocupado por lo que pasaba, tomé su mano y la estreché, él sonrió y acarició mi cara.

Llegamos a su departamento y bajamos de mi carro, estaba anocheciendo pues el camino del restaurante hasta su departamento se hizo largo ya que esquivábamos a los monstruos y tomábamos rutas diferentes.

Entramos al edificio y observamos que había balas y una chica joven con el pie virado y una bala en la cabeza, al subir encontramos más cadáveres y restos de extremidades de algunos monstruos. YoungWoon me tapó los ojos y susurró un “no veas eso”, me llevó a su departamento donde cerró con llaves y toda la cerradura que él había comprado pues le daba miedo que me pasara algo cuando me quedaba a dormir en su departamento.

-¿Cómo sabes que estaremos bien?- pregunté abrazando mis hombros.

-Solo lo sé, JungSoo- me dijo dándose la vuelta y dirigiéndose a la cocina.

-¿Tienes hambre?- me preguntó como si nada, muy calmado.

Negué con la cabeza pues me sentía muy asqueado al ver eso de afuera.

Se encogió de hombros y sacó comida comprimida de congelador, la colocó en un microondas que solo colocabas la comida frente a un espejo y esta estaba lista en cuestión de minutos.

Cogió su comida y sentó en la mesa a comer, lo miré algo perturbado por lo que hacía, parecía muy calmado, era un apocalipsis macabro y él como si nada.

-¿Qué te pasa?- no respondió y siguió comiendo-. ¡Kim YoungWoon! ¡Préstame atención! ¡Te estoy hablando!- le grité quitando la comida de su vista, tiré el plato y se quebró.

Me miró asustado y se paró de la mesa.

-¿Qué te ocurre, JungSoo?- preguntó colocando sus manos en sus caderas-. Estamos protegidos aquí, ¿de qué tienes miedo?

-¿Qué? ¡¿Es que no ves que hay monstruos afuera?! ¡¿Qué te ocurre a ti?! ¿Por qué estás tan calmado?- le seguí gritando mientras le golpeaba con mi dedo.

Yo siempre gritándole a mi pobre esposo y él teniéndome miedo.

-JungSoo, cálmate…- me decía YoungWoon mientras trataba de tranquilizarme.

-¡¿Quieres que nos quedemos toda la noche aquí?! ¿En qué demonios piensas? ¡Sólo piensas en comer y nunca haces nada bien ni tienes nada bajo control! Además…

No terminé mi frase pues sentí algo alumbrando más el departamento que de costumbre, era un resplandor que se producía afuera, tapé mis ojos pues era muy fuerte esa luz.

Al instante algo pareció estallar en el cielo y después se fue la luz dejándonos a oscuras.

-¡YoungWoon! ¡¿Dónde estás?!- grité impaciente pues no veía nada-. ¡Espero que tengas velas pues a ti no te gusta gastar tu preciado dinero es tonterías que según a ti no te sirven!

Me dejó callado pues al terminar de decir esa frase YoungWoon encendió una vela, el cuarto se iluminó y sonrió.

-Te dije que estaremos bien, lo tengo todo bajo control- me dijo dulcemente tocando mi mano.

Bajé la cabeza, avergonzado de que dijera eso. Busqué palabras para contraatacar pero nada de insultos me venía a la mente. Me sorprendí pues sentí sus brazos rodeándome la cintura y abrazándome dulcemente.

-Tranquilo, JungSoo, estaremos bien. Y si no cumplo mi promesa de protegerte hasta la muerte espero que me maldigan y me lleven al infierno.

Me dio un beso en la mejilla y se separó de mí, ya tenía lágrimas en los ojos y no tardaron de salir y sentirme más enamorado de él.

-¿Hasta que la muerte nos separe?- pregunté con mi voz echa añicos.

-Hasta que la muerte nos separe, amor mío- susurró para luego besarme.

Rodeé su cuello en mis brazos y me paré en puntillas para sentirlo más cerca, el calor de su cuerpo y ese olor a “macho” de su ropa, tanto me encantaba estar con él.

Sus brazos rodearon mi cintura y se separó, me alzó como cuando vinimos de nuestra boda. Sonrió y me posó sobre su suave y grande cama.

-¿Piensas hacerlo ahora mismo?- pregunté pues su cara se mostraba diferente, solo yo, en nuestros momentos íntimos veía esa cara.

-Está oscuro y nadie nos ve- murmuró para luego besarme el cuello.

Hice una mueca de fastidio pues YoungWoon siempre era impredecible con respecto a nuestra relación. Me sentía incómodo mientras él me besaba el cuello y me quitaba la ropa.

-Creo que no es una buena idea que lo hagamos en estos instantes.

Me removí y me levanté de la cama, abracé mis hombros con impotencia pues estaba muy (demasiado) asustado.

YoungWoon se levantó y se colocó frente a mí, cogió mi cara dulcemente y me dio un beso en la frente.

-No tengas miedo, tranquilo…tranquilo- y me dejé llevar, YoungWoon siempre supo cómo convencerme y hacer que le creyera todo.

Me llevó nuevamente a la cama y se posó sobre mi cuerpo. Se sacó la camisa y todo empezó.

*A la mañana siguiente*

Me levanté un poco desorientado y asustado, claro, después de lo que hice con mi novio me preocupaba que hayan escuchado algo esas bestias, por decirlo, nosotros no somos tan callados en el momento de estar en la cama.

Viré mi cara y ahí estaba YoungWoon sonriendo con unas galletas “auténtico sabor a galleta casera” y un vaso de jugo de naranja que no era de color naranja.

-Buenos días, amor- me dijo sonrojado al ver que yo estaba sin la sábana.

Cogí la colcha del suelo y me tapé enseguida, rió por lo bajo y se sentó en el borde de la cama, oía claramente los ruidos de sirenas en toda la ciudad pero aun así su sonrisa me parecía perfecta.

-Come, tendremos que irnos al aeropuerto- me dio un beso en la mejilla y salió de la recámara.

-¿Al aeropuerto? ¿Por qué?- me pregunté a mí mismo, pero después no le tomé importancia pues YoungWoon era muy impredecible y él como esposo sabía lo que hacía conmigo.

Terminé de desayunar, me vestí con algo cómodo y bajé. Mi novio tenía en las manos nuestras maletas y demás cosas, seguía sonriéndome, supuestamente tenía todo controlado.

-¿Seguro que es buena idea ir al aeropuerto?- pregunté abrazando mis hombros.

-Seguro, ah, por cierto- sacó de su billetera mi tarjeta de identificación-. La cogí por un momento, no la pierdas, es importante, tampoco se la prestes a nadie ni mucho menos las dejes ver.

La observé pero no había nada interesante ni nada cambiado.

-Yo sé por qué te digo, no preguntes y solo sígueme- me cogió de la mano y salimos de su departamento, subimos a mi carro y conduje hasta donde me había dicho: el aeropuerto.

Una que otra bestia se paseaba por ahí, nada escalofriante. Todo estaba bien hasta que paramos en el centro de la cuidad, un tumulto de gente estaba parada ahí.

-Leeteuk, bajemos, quiero que veas esto- dijo aun con una sonrisa, cosa que me pareció rara pues la cara de esa gente no era muy graciosa ni feliz que digamos.

Me cogió de la mano y entramos en aquel tumulto de gente.

Había un gran pantalla con un señor dentro, al parecer no vinimos tan temprano para ver la transmisión de lo que quiera que sea.

-Las personas que tengan color azul… ¡Felicidades! Trasládense al aeropuerto pues enseguida le daremos la atención posible que se merecen, aviones de último modelo y una excelente comodidad- no sabía a qué se refería.

-¿Qué quiere decir con eso, YoungWoon?- le dije mirándolo con miedo.

-Mira tu tarjeta, Leeteuk- me dijo sonriéndome.

Lo miré algo abstraído, saqué mi tarjeta de identificación y la observé, tenía una marca azul en la esquina de aquel pedazo de plástico.

-Entonces se supone que…- tartamudeé.

-Sí, que estás salvado- me dijo YoungWoon, pasando su brazo por mi hombro.

-Las personas que tiene color rojo, déjenme decirles que cerca del aeropuerto hay un refugio en la que pueden estar, pero solo un límite de personas puede estar- en ese momento sentí morir, me sentía avergonzado de mí mismo.

Después de eso toda la muchedumbre estalló en gritos y llantos.

-Pe-pero si yo no tengo buenos ingresos, solo soy un cocinero no muy bien pagado.

-Eso no importa, yo modifiqué tu tarjeta para que sea azul, no te preocupes por nada.

-¿Co-cómo?- fruncí mi seño-. ¡¿Cómo pudiste hacer algo así?! ¡¿Sientes pena por mí?! ¡¿Es eso?! ¡¿Cómo es que le das el provecho de hacer algo tan malo?!

-Lee-Leeteuk, cálmate, por favor…- decía asustado.

Cuando oí mi nombre en la lista de los salvados me volví más enojado, y no sabía por qué.

-¡Esperen! ¡Yo no me merezco esto! ¡No soy rico!- al instante todas las personas “pobres” se volvieron a mirarme con ojos brillosos.

Bajé mi mano asustado, un señor de aspecto horrible se me acercó, pasó su lengua por sus labios y se acercó a mí.

-Muchos morirían por esa tarjeta y hasta yo asesinaría- me dijo cogiéndome del brazo.

Me asusté demasiado porque estaba apretando muy fuerte mi brazo, tenía miedo y o quería morir por una simple tarjeta.

-¡Déjalo!- gritó YoungWoon cogiéndolo de la camisa y propinándole un golpe en la cara.

Yo lo veía asustado, con su gran fuerza me tomó de los hombros y me llevó en peso hasta mi auto, me depositó en el asiento de enfrente y enojado me colocó el cinturón.

-¿Por qué hiciste eso?- le pregunté ya más calmado.

-Es porque te amo, te amo demasiado para permitir que te quedes en un lugar que no es apto para ti, no quiero irme sin ti y dónde me movilice es obligación que vayas tú también.

-No creo que sea una buena idea… ¿Cuánto pagaste por esto?

-Eso no importa, lo que importa es que estás conmigo y solo necesitamos ir al aeropuerto.

No dije nada pues ya me eran demasiadas emociones por mi parte y la de él también, no me gustó que hiciera eso. Yo corría un grave peligro teniendo un boleta para la salvación y sin YoungWoon seguramente ya estaría muerto en un basurero y mi preciada tarjeta en manos de otro.

Estaba conduciendo rápidamente y yo ya me sentía adormilado, era eso o no quería ver a la gente corriendo y matándose entre sí.

-Te ves cansado…- dijo pasando su mano por mi cabello dulcemente-. Pararemos en algún lugar para comer.

No dije nada y seguí con mi vista en la ventana, paró en un lugar desolado que afortunadamente carecía de monstruos. Bajamos y entramos a un pequeño kiosco. Me escondí detrás de YoungWoon mientras él apuntaba a cada cosa que se moviera con su arco.

Sentenció que el lugar quedaba fuera de peligro, yo me senté en una mesa a esperar que mi novio vinera con todos los bocaditos o pastillas que encontraba.

Estaba moviendo mis dedos nerviosamente hasta que oí un estruendo muy fuerte afuera, parecían gritos de un joven. No dudé en ir a ver quién era.

-¡Ayúdeme por favor! Se lo suplico- dijo aquel muchacho con sangre en la cabeza-. Mi hermanita está atrapada debajo de una cama y si se queda más tiempo ahí va a morir.

Me acerqué más pero no pude pues YoungWoon me detuvo cogiéndome del brazo, hizo una negación mientras intentaba arrastrarme.

-Hay que ayudarlos, no los podemos dejar así.

-¿Cómo sabemos que dice la verdad? ¿Y si quiere tu tarjeta?- me dijo apretando mi brazo.

-Es solo un muchacho, ¿cómo piensas dejarlo? No me importa si no me quieres acompañar, iré solo- me solté de su agarre bruscamente.

Y salí corriendo hasta el implorante muchacho mientras YoungWoon gritaba mi nombre.

POV JongWoon.

Las personas se comían los uno a los otros, algunos parecían tener rabia y otros se convulsionaban apenas esos dientes tocaban la piel de aquellos, y se convertían en uno de esas cosas. Mi camisa estaba llena de sangre y corría sin rumbo alguno.

Intenté llamar a mis padres pero estaban en un viaje de trabajo en París con los padres del idiota ese de Lee Donghae, no me caía bien, en lo mínimo.

Siempre quería todo lo que tenía, y lo peor era que siempre lo conseguía y aun mejor que las mías, mi mami siempre me dijo que tengo que ser comprensible con él, pues después de dos años seríamos socios, nos heredarían la empresa y ya teníamos que ser amigos, él era mayor que yo y en las discusiones que teníamos siempre tenía que pedirle disculpas.

Salí del quinto salón en que me había escondido pues este ya estaba siendo infectado por aquellas cosas, suspiré aliviado pues al que entré estaba mejor que el otro.

Mi única arma era un compás industrial que utilizábamos para dibujos técnicos pues a mi me daban clases especiales para prepararme y conducir como se debe una empresa.

Yo nunca supe por qué DongHae tiene una vida normal sin tener que estudiar, la verdad es muy tonto, y torpe, pero no, yo sí tengo que matarme estudiando. Y a mí temprana edad (18) no era muy bonito, que digamos, pasar encerrado en un aula con un profesor.

Entré aun temblando, revisé todo y afortunadamente mis deducciones eran correctas. Cerré la puerta fuertemente y coloqué todo sobre ella, todo lo que tenía a mi alcance, sillas, pupitres y una estantería de libros.

Cuando terminé de ponerle “seguro” a todo me tiré cansado en el suelo, no fue hasta que recuerde cuando sentí un golpe tan fuerte que me dejó inconsciente por 7 segundos.

Abrí mis pequeños ojos y encontré a una niña temblando con una regla muy grande, de esas que usaban los profesores para castigar a los alumnos que no prestaban atención.

-¿Quién eres y qué haces aquí?- me preguntó sosteniendo aquella regla con fuerza.

-Yo solo vine aquí para refugiarme, solo eso- al levantarme colocó su regla frente a mi cara y por mi parte no quería recibir un golpe parecido-. Tranquila, tranquila.

-Quédate en el suelo, mi hermana me enseñó a no tener confianza frente a personas que no conozco así que te quedas en el suelo.

-¿Quién es tu hermana? Cualquiera que sea ha de estar loca- le dije lazando una ceja.

-Eso no te incumbe, me dijo que no le dijera a nadie sobre lo que se dedica.

-¿Quieres dejar de apuntarme con esa regla?- le dije quitándola de mi cara.

Me levanté del suelo y la quedé mirando. Aún tenía su maleta, alguna que otra mancha de sangre en su camisa, tenía el cabello largo y únicamente llevaba puesto una diadema, tenía los ojos violetas y no parecía una niña engreída como las otras.

-¿Cómo te llamas, pequeña?- le dije mientras pasaba una mano por su cabello.

-No me toques…- murmuró alejándose-. No te tengo confianza para decírtelo

-Está bien, lo siento, solo te diré “niñita hija de mamá”- dije haciendo burla.

-No tengo mamá… murió cuando tenía 9- murmuró, era uno de esos días en que el mundo está en tu contra y todo lo que dices o haces está mal. Me sentí incómodo y maltratador de niñas.

-Lo siento…- bajé la cabeza-. Supongo que tu hermana va a venir a verte, ¿no es así?

-Sí, ella sabe que estoy aquí y vendrá a rescatarme. Necesito que salgas porque antes de que tú vinieras este era mi lugar seguro.

Recordé cuando llegué, lo único que aquella niña había hecho era cerrar la puerta con una silla.

-Yo lo hice más seguro- alcé una ceja mirándola fijamente.

-Eso no es cierto, tú eres un intruso aquí- me señaló con aquella regla enojada.

-¿Qué tal si la compartimos los dos hasta mañana? Estoy seguro que en la noche ninguna de esas cosas entrará, con la seguridad que puse es imposible que entren.

Asintió y se fue a la esquina del salón, se estaba haciendo de noche y era mejor que durmiéramos para recargar fuerzas y lograr salir de la escuela.

Yo me fui a sentar a lado de la puerta como si estuviera vigilando a que nadie entrara.

Aquella niña sacó varias cajas de pastillas de su maleta, la veía comer entretenidamente y a mí ya me estaba crujiendo el estómago, la miré con piedad y ella sonrió.

-¿Quieres?- asentí-. Me das pena y solo por eso te doy, mi hermana me dijo que ni sienta pena por los demás pues todo en este mundo es malo, “si ellos no se preocupan por ti, tú no tienes por qué preocuparte por ellos”, eso me dijo, muy sabia, ¿No es así?

-Lo es- ahora si sentía que su queridísima hermana era algo importante.

Al final una luz nos despertó y después una gran oscuridad nos invadió, escuché un chillido de susto por parte de aquella niña, no había nada de luz y hasta sentía mis ojos pesados.

-¿Dónde estás? ¿Estás bien?- pregunté a la nada.

-Sí, si estoy bien. ¿Dónde estás tú?- tocó mi cabeza y se sentó a lado mío-. Tengo miedo…

-Tranquila, no pasará nada, tal vez ya atacaron las centrales de electricidad…

-O tal vez sea un ataque EMP- dijo muy sabia.

-¿EMP? Hace miles de años que no existe eso. ¿Vives en la prehistoria?

Creo que susurró algo y sacó de su maleta dos linternas que necesita pilas (todavía) me iluminó la cara y sonrió.

-Ten- dijo dándome una-. Mi hermana ocasionalmente me hablaba de esto, decía que pronto iba a ver uno de estos ataques…y no ataques terroristas, que una persona que conduce una empresa puede hacer de todo y más… Una empresa que llame la atención de todos los ciudadanos. Estoy casi segura que lo hizo la empresa EsMent.

-¿La empresa farmacéutica?- asintió-. Pero si ellos salvan vidas.

-Sólo piénsalo, ¿Qué personas con alto rendimiento científico puede realizar estas cosas?- ella era muy inteligente-. Es obvio que lo ocultaron con otro “virus”- hizo comillas con las manos-. ¿Cristhine45?- rió- eso es un virus creado también por ellos. ¿Quién quita que no fueron ellos, los causantes de todo esto? Los virus coinciden entre sí, y todos ellos van en contra…

-De la sobrepoblación- concluí-. Claro, por eso dieron un ataque, quieren rescatar personas millonarias, estoy seguro que habrá un excepción con ellos… No debo preocuparme, mis padres están bañados en dinero, pronto me buscaran… ¿Quién va a venir por ti?

-Estoy segura que vendrá mi hermana, ella me dijo que me llamaría si seguía con vida, me dio señales y demás cosas, y hasta ahorita no veo indicios que haya muerto, sé que vendrá por mí. Además es mi única familia que me queda y no debo dudar de ella, me hizo una promesa.

-Pareces segura- muy segura comparado conmigo que no sabía qué hacer.

Sonrió y al instante sonó algo en su mochila, algo que alumbró más que las linternas.

-Te lo dije- añadió sacando un aparato grande, aplastó un botón y una imagen holográfica salió.

Una chica de casi 26 años salió de ahí, parecía agitada y tampoco había luz detrás de ella, tenía cabello negro largo y los ojos verdes, tenía un arma y sonrió a ver a su hermanita.

-¡Violet! Cariño, estás bien. Que alegría… ¿Cómo sobreviviste? ¿Con quién estás? ¿Dónde estás? ¿Te mordieron? ¿Estás herida?- dijo ya alterada.

-Estoy bien, solo un poco cansada. Estoy con un chico aquí a mi lado- cogió mi cabeza y me arrastró hacia el holograma-. ¿No es feo?

-Aléjate de él Violet- se giró a verme-. ¿Quién eres y qué quieres con mi hermana?

-Yo solo estoy aquí acompañándola hasta la mañana, después desapareceré- me daba miedo.

-¿Cómo te llamas?- me preguntó sacando una libreta grande.

-Ki-Kim JongWoon, de la familia Kim…- sonrió y la volvió a guardar.

-Estás salvado, qué ironía. Escúchame bien, niño bonito y rico. Eres privilegiado, tienes el honor de acompañar a mi hermana al aeropuerto, si no lo haces y la dejas sola… te encontraré y juro que habrás deseado nunca haberla dejado sola… ¿Me escuchaste?

Asentí demasiado asustado pues aquella chica no parecía mentir sobre lo que me iba a hacer, se veía que la quería demasiado y no permitiría que le hagan algo. No soy tan malo que digamos así que lo iba a hacer, no, no era eso, tenía algo que hacer.

-Es-Está bien, ¿A dónde quieres que la lleve?- pasé una mano por su cabello.

-Por favor, no la toques- quité mi mano enseguida-. Llévala a la casa abandonada de Pensilvania, la que dicen que está embrujada. Escóndanse hasta que yo llegue, 14:00 ni un minuto más ni un minuto menos, yo soy puntual. Los iré a recoger y te llevaré al aeropuerto.

-¿Al aeropuerto? ¿Por qué?- pregunté ya tomándole más importancia.

-Ahí te están esperando tus padres, están muy preocupados, ya sabrás de lo que hablo.

-¡Alice! ¡Están regresando!- dijo una voz conocida atrás pero un pude ir porque se estaba distorsionando la imagen.

-¿Con quién estás?- preguntó Violet queriendo llorar-. ¿Qué está pasando?

-No importa, me tengo que ir, JongWoon, cuídala por favor, es lo único que me queda…necesito que…- y la pantalla de aquella chica calló al suelo dónde solo se vieron sus botas negras que brillaban.

Luego se distorsionó y salió el mensaje de “señal perdida”. Violet soltó un sonido lastimero y empezó a llorar tapándose la cara con las manos.

-Tranquila, ella está bien- dije intentándola tocar con las manos.

-¿Cómo lo sabes? No me conoces, esto es muy grave, ella no confía en las personas que apenas conoce, esto es código rojo. Parecía asustada y sin opción alguna…

-Yo-Yo trataré de llevarte sana y salvo a aquel lugar… y si ella no está ahí te llevaré al aeropuerto que supongo es la segunda opción.

Asintió ya más tranquila, sonreímos y por primera vez sentí tranquilidad en mi ser.

-Tus ojos con violetas, Violet- susurré, bajó la cabeza y sonrió.

-Sí, era el color favorito de mi madre. Digamos que modificó mi genética.

-Eres de EEUU, ¿Qué hacen tú y tu hermana acá en Corea?

-Mi hermana me dijo que fuéramos a vivir a otro lado, pues no quería que siga sufriendo y acordándome de lo de mis padres, y a ella tampoco le gustaba mucho la familia, decía que eran unos interesados en la herencia que nos dejaron y esas cosas.

-Supongo que también tienes buena vida… - sonrió de modo pasivo.

-¿Todavía están vivos tus padres? Pensé que por ese “virus” ya estarían…

-Lo sé, mami y papi contrajeron matrimonio a muy temprana edad. Mami estaba en la universidad mientras me tenía en su panza- igual que los padres de DongHae-. Dijeron que me querían ver crecer por un buen camino, falta mucho para que se vayan.

-Mejor durmamos un poco para que mañana salgamos regenerados y sin sueño.

Y así nos quedamos dormidos, a la espera de alguna esperanza que nos ayude.

(Continuará en el próximo capítulo)

POV RyeoWook.

Abrí mis hinchados ojos pues anoche, sinceramente, no había parado de llorar. Me coloqué algo de ropa y salí de la habitación. No encontré a KyuHyun afuera, solo sus cosas.

Suspiré aliviado pues no me había dejado a mi merced.

Me lavé la cara, seguía triste y mucho.

Al momento vino KyuHyun con varias pastillas para comer y alguno que otros snacks antiguos. Me miró con pena y ni siquiera me saludó, yo lo observé de la misma manera.

-Come- me dijo dándome una funda con patillas-. Tenemos que irnos.

-KyuHyun…yo…quiero decirte que…- dije tartamudeando.

-¡Come rápido! Tenemos que irnos- me lanzó la funda en las manos y salió.

Quería derramar lágrimas y ahogarme en ellas otra vez pero me contuve, me senté en el sillón y comencé a comer de aquella funda.

No tenía mucha hambre así que dejé menos de la mitad, salí del hotel y cada vez había más de esos monstruos, miré a KyuHyun y me hizo una seña para que lo siguiera en silencio.

Parecía muy molesto así que hice caso, llegué hasta él y cogí su mano.

-No aprietes…- me dijo KyuHyun molesto quitando mi mano de la suya.

Yo sabía que él no me quería y que después de la discusión que habíamos tenido KyuHyun estaba más molesto y yo ya sentía que no me quería ver vivo.

Agaché la cabeza y mis lágrimas empezaron a salir nuevamente, que sensación para más horrible, no quería ser una chiquilla que cambiaba su corazón a cada minuto ni que se enamoraba de cada persona que veía o que la halagaba.

Yo sentía a KyuHyun como una persona que estaba destinada a estar conmigo.

Él caminaba apresuradamente, delante de mí y yo no me podía sentir menos valorado. No me esperaba y mucho menos le importaba.

Como habíamos dejado la motoneta en el medio del tráfico estábamos caminando hacia la casa de aquel señor, no quedaba tan cerca, pero si cerca del aeropuerto, era muy sospechoso.

Mis pies me dolían pero no dije nada, parecía que me iba a dar otro de esos dolores incontrolables y no, no quería que KyuHyun me inyectara nada.

Y mucho menos causarle problemas.

Luzco demasiado patético, estoy enamorado de una persona a que no le intereso… Bien hecho, RyeoWook… ¿Dónde quedó tu humor negro y ganas de suicidarte cada día? Ahora quieres vivir un poco más.

Escuchaba un ruido muy cerca de mí, parecían chiflidos de alguien y cada vez los oía más cerca, mi gran error fue no haberle dicho a mi “protector” lo que estaba por venir.

El chiflido se hacía más audible que no soporté más y me viré a ver qué pasaba, otro error mío.

Era una bestia de casi 3 metros, tenía los ojos pegados y a lado de su espalda yacían grandes tentáculos de color morado con venas sobresalientes, 4 de cada lado, en una de ella tenía la cabeza de una persona, tenía garras ende vez de uñas. Carecía de ropa pero no es que me hubiese importado pues no tenía ninguna cosa que los humanos tenían.

KyuHyun estaba muy adelantado, yo no pude gritar, estaba muy cerca de mí, mis lágrimas comenzaron a salir pues parecía que no tenía escapatoria. Antes de que pudiera reaccionar ese monstruo ya me tenía entre esas garras.

El aire se me iba, esos tentáculos me atrapaban fuertemente y no soportaba más dolor. Esa criatura no gritaba, sospeché que alguien había mandado esto, para matarme.

Gracias, quien quiera que seas…

No hablaba y tenía la boca abierta, estaba azul pues no podía respirar, mis lágrimas salían corriendo y ya no podía ver a KyuHyun.

De sus tentáculos aparecieron grandes agujas de casi 4 centímetros, lo supe porque al tenerme agarrado esas “agujas” se incrustaron en todo mi cuerpo.

Qué dolor sentía, pero seguía sin decir nada, es más no podía hablar y no es que me importara mucho seguir viviendo, no sin que KyuHyun me quiera.

En mi brazo corría la sangre de mi cuerpo, mis extremidades no respondían pues en ellas estaban las agujas incrustadas, cuando el monstruo me dejó boca abajo y tenía mis pies agarrados, de los bolsillos de mi pantalón salieron las pastillas que me había dado KyuHyun.

KyuHyun… Él me quiere vivo, ¿qué hago? No luché por mí, luche por él. No puedo morir, no quiero que me vea descuartizado por una bestia y que se eche la culpa de no haberme salvado.

-No… ¡No! ¡KyuHyun! ¡Ayúdame! ¡KyuHyun!- grité sin contenerme, no sé de donde me salió las fuerzas pero grité. Con las pocas fuerzas que me quedaron giré mi cabeza pero no había nadie-. Se fue, Se ha ido sin mí.

Cerré los ojos y esperé a que la bestia hiciera lo que quiera conmigo.

La bestia gritó y yo cerré más fuerte los ojos.

-¡RyeoWook! ¡RyeoWook! ¡Mierda!- gritó la persona que esperaba-. ¡¿Qué hice?! ¡Resiste!

Estaba corriendo hacía mi impotente, con lágrimas saliendo de sus ojos incontrolablemente.

-Kyu…- iba a gritar pero la bestia me tiró como trapo al otro lado de la calle.

Empezó a disparar como loco frente al monstruo, parecía salir de sus casillas y el enojo, tristeza y agonía se hacían presentes.

-¡¿Cómo te atreves?! ¡No lo vuelvas a tocar!- yo veía eso agonizando prácticamente, estaba perdiendo mucha sangre y me dolía la cabeza.

La bestia se acercaba más a KyuHyun y yo no podía sentir más pánico, cuando vi que lo cogió de los brazos con sus tentáculos y se los incrustó en ellos pude morir.

KyuHyun gritó desesperadamente lleno de dolor.

-¡Corre! ¡Vete! ¡No quiero que veas esto! ¡Voy a morir!- gritó con sus ojos llorosos.

Estaba enamorado de él y no permitiría que sufriera por mí, me arrastré lo más que pude hacía el monstruo, KyuHyun empezó a negar con la cabeza como loco, gritando que me alejara y que lo deje morir pues esa era su misión.

Saqué fuerzas de donde no tenía (otra vez) y no sé cómo supe lo que tenía que hacer pero lo hice. Me paré frente al monstruo, soltó a KyuHyun y me agarró a mí.

-¡No! ¡Wookie! ¡Suéltalo!- decía KyuHyun disparando en vano.

Abrió su insaciable boca y yo aproveché para derramar mi sangre en su lengua, una cantidad considerable, el monstruo me soltó pues se estaba retorciendo del dolor, la boca comenzó a llenarse de fuego igual que su cuerpo entero, cayó al piso mientras se incineraba.

Caí de plano en el suelo tosiendo a mares, la sangre caía y me sentía sin vida.

KyuHyun caminó casi agonizante hacia mí y me tomó en brazos.

-RyeoWook… Perdóname, por favor, lo siento…yo…soy un idiota… ¿Por qué lo hiciste? Yo no importo, mi vida no me importa, la tuya sí, tú eres sagrado.

-Es porque… KyuHyun…me gustas- dije con mis últimos aires.

Me dio un beso en la frente y comenzó a caminar antes de que hubiera una explosión, me sentía mal y seguía perdiendo sangre aun así que KyuHyun me vendara, al parecer la sangre que había depositado en el monstruo era como algo maligno para aquella bestia.

-Estamos cerca, resiste…- decía con sus últimos respiros pues yo sabía que a él también le dolían los brazos de tanto cargarme.

Cayó al piso pero volvió a levantarse conmigo aún en sus frágiles y sangrantes brazos, sentía que ya ninguno de los dos sobreviviríamos.

-Ya no… Ya no puedes conmigo…- negó con la cabeza y siguió caminando.

Seguía cayendo al piso, se le cerraban los ojos y aparecía cansado y agonizante.

Tomé su mano y la apreté contra mi pecho, él no la quitó y solo sonrió. Cerré mis ojos y perdí la noción del tiempo.

*Después de unas cuantas horas del KyuWook agonizando*

Parpadeé un poco de veces, me encontraba en una camilla y una luz de hospital me iluminaba la cara, viré mi cabeza aun con mis ojos chiquitos y observé a una persona con unas hojas subrayando algunas cosas en ellas.

-El proyecto sobrevivió y usó su poder adelantadamente- hablaba aquel señor por una grabadora de mano-. Perdió bastante sangre por ser su primera vez usando su ADN.

Intenté levantarme silenciosamente pero no pude pues mi cuerpo estaba con cables pegados a mi cuerpo, tenía un suero que me sacaba sangre y puras intravenosas.

Solo tenía una bata de hospital y un vidrio que dejaba ver al otro lado a KyuHyun preocupado.

-¡KyuHyun! ¡Ayúdame! ¡Sácame de aquí!- grité lo más alto que pude, él abrió los ojos y entró a la habitación.

-Aquí estoy, Wookie- dijo apresuradamente.

-No te le acerques, todavía no sabemos cómo reaccionará- dijo aquel señor al que todavía no podía reconocer. Colocó su mano en el pecho de Kyu pero esta la quitó.

-No pasa nada, aquí estas a salvo- me dijo apretando mis manos.

-¿Quién-Quién es él?- pregunté señalándolo.

-Yo soy Kim KiBum…- dijo en tono serio mientras apartaba a KyuHyun.

-¿Por qué me tienes aquí? Déjame salir, ¿qué me vas a hacer?- pregunté alterado, observé encima de una mesita de metal pinzas, cuchillos y herramientas macabras-. KyuHyun sácame de aquí, enserio, vámonos.

Asintió y se viró hacia KiBum.

-Déjalo salir, ya está estable, yo me encargo de él- dijo KyuHyun suplicando.

-No, tiene que quedarse aquí, tengo que hacerle varios exámenes ya que te tardaste mucho.

-Fue mi culpa, yo lo atrasé con mis tonteras…

-Cállate, no hables más, gastarás energías- me colocó una mano en mi cara.

-Déjalo salir, lo estás asustando, yo le explico todo, a mí me tiene confianza.

-Vete a tu cuarto… ¿Qué esperas? No te quiero ver aquí.

-Pero…- dijo KyuHyun sintiéndose ofendido.

-A tu cuarto, no lo discutiremos más, el proyecto se queda aquí, ya hiciste tu trabajo, retírate.

Refutó y salió del cuarto, KiBum se giró a verme como un objeto.

-¿Quién te dijo lo de tu sangre? ¿Cómo usaste tu poder? ¿KyuHyun te dijo? Fue ese muchacho malcriado que nunca hace lo que le digo, ¿verdad?

-Por favor, no sé de qué estás hablando, déjame salir de aquí, por favor- dije ya muy asustado.

-No te dejaré salir, te quedarás aquí toda la noche así que no gastes tus fuerzas, las únicas que te quedaron después de haberlo usado tan rápido y sin mi consentimiento.

-Pero si yo no sabía quién eras, ¿Qué poder tengo? Nadie me había dicho esto, yo tengo que hacer las preguntas aquí. ¿Qué soy? Dime, solo tú lo sabes.

-Te haces llamar Kim RyeoWook, ese no es tu nombre, te llamas…

- Ryeowook es mi nombre, mi madre, mi madre me puso RyeoWook…no tengo otro nombre- dije asustado.

-Eras Kim RyeoWook, antes de que… No te lo diré todavía, no quiero que te alteres.

-¿Quién eres y qué quieres de mí?- sus palabras era tan frías que me helaban.

-Era amigo de tu papá, un gran hombre… Él no quiso que hiciéramos esto, lloró pero eras la única opción que nos quedaba…- agachó la cabeza y prosiguió-. Yo solo quiero protegerte, a tú cuerpo y a tu sangre, eres valioso y espero que dejes esa estúpida manía de querer suicidarte.

-¿Co-Cómo sabes eso? ¿Me has estado espiando?- pregunté ya muy asustado y al borde de un colapso-. No quiero estar aquí, quiero a KyuHyun. ¿Eres su padre?

-¿KyuHyun? No, él es solo un simple muchacho que vive conmigo, quedó solo igual que yo, desde esa vez que lo “adopté”- hizo una pausa-. Me ha prometido lealtad hasta sus últimos días, le he enseñado varias cosas para que aprendiera a protegerse, él entrenó duro y créeme que a veces salía de sus casillas igual que yo cuando pasó por la pubertad.

-Si no es tu hijo… ¿Quién es tu familia? ¿Eres solo un cascarrabias científico?

Bajó la cabeza e inyectó aquel líquido azul en mi suero.

-Eres tan ingenuo, no sabes lo que está pasando ni quien hace esto…

Fue lo último que oí de su boca pues mis ojos se sentían pesados y caí en un profundo sueño.

*Después de 4 horas*

Abrí los ojos, me sentía mejor que la última vez pues cuando hablaba con aquel científico sentía punzadas de dolor en los lugares donde me había perforados esas agujas de aquellos tentáculos, observé mis “heridas” pero no tenía nada más que simples cicatrices.

Observé hacia el espejo, KyuHyun dormía sobre el comando plácidamente, tenía vendados los brazos y parecía estar mejor.

-¡KyuHyun!- grité para que me sacara-. Despierta.

Alzó la cabeza pues sintió mi presencia, se restregó los ojos y me sonrió.

-Sácame de aquí rápido- le dije con cara de piedad.

-Ya voy, Wookie- me dijo mientras apretaba unos cuantos botones del comando.

Una pitido salió de un foco rojo que se encontraba arriba de la puerta, automáticamente las intravenosas y aquella cosas pegadas a mi cuerpo resbalaron dejándome libre. Sonreí aliviado y KyuHyun entró por la puerta casi corriendo.

-RyeoWook…- dijo mientras me veía correr hacia sus brazos.

-Te extrañé- le dije suspirando mientras me prendía de su cuello, pegando mi cuerpo al suyo y sintiendo tranquilidad en sus largos brazos.

Me dio un beso en la cabeza y me cogió de la mano.

-Te sacaré de aquí antes de que KiBum se dé cuenta- me dijo arrastrándome hacia la salida.

-¿No te castigará?- le pregunté apretando más su mano.

-No me importa, con tal de que estés tan solo un pequeño momento conmigo.

Sonreí aliviado. KyuHyun apretó unos números de combinación y la puerta metálica se abrió, volvió a agarrar mi mano y salimos de esa habitación.

La casa de KiBum y KyuHyun era muy grande, había cualquier cantidad de cosas impresionantes, muy costosas para mi gusto. Tenía un cocina grande y aparatos más avanzados, en varios lugares había fotos de mi padre y aquel científico, en otras estaba KyuHyun de pequeño con (supongo) sus padres y en otras aquel científico sonriendo contento junto a sus familias, supuse que nunca volvería a sonreír de esa misma manera.

En la puerta de KyuHyun había un letrero de “Tocar antes de entrar”, sonreí en mis adentros pues después de todo él si parecía un chico joven, normal, y corriente.

-¿Dónde está KiBum? ¿No se dará cuenta de que no estoy?- le pregunté cuando paramos de correr por toda la casa como posesos.

-No creo, está ocupado con otras personas que lo vinieron a visitar, yo nunca les caí bien.

Decidí no preguntar pues parecía una típica relación padre-hijo, una que yo nunca tuve.

Entramos su cuarto, me sorprendía cada vez más. Había una gran cama con sábanas de cuadros, en las paredes tenía varias fotos de grupos de música rock de los años súper pasados tales como: Bon Jovi, Guns N’ Roses, Aerosmith, Black Sabath, Skid Row y más.

Había una estantería llena de libros, estaban divididos por escritores (muy viejos) como: Stephen King, Rick Roardan, Dan Brown más. Abajo había mangas de cualquier tipo y películas clásicas que eran difíciles conseguir en esos tiempos.

Todo lo que pensé que KyuHyun era fue erróneo, él tiene sentimientos de un chico joven y fresco, entrar a su cuarto era como entrar a otro mundo.

-¿Sorprendido?- asentí sin siquiera verlo pues estaba de espaldas admirando aquella habitación-. Para que veas que soy diferente a lo que pensaste, te traeré un catre para que duermas, en la mañana te devolveré para que KiBum no se dé cuenta.

Tocó mi hombro y salió de la habitación, cuando lo vi irse lo primero que pensé fue en esa pequeña gaveta que decía “Mi Destino”, me agaché y la abrí cuidadosamente.

Toqué mi boca sorprendido pues en esta yacían fotos de mí, yo cruzando la calle solo, yo caminando si dirección alguna con las manos en los bolsillos cuando me acababan de despedir, yo gritándole a varios cobradores de mis múltiples departamentos asquerosos que tenía, yo durmiendo en una banca con mi maleta vieja que estaba llena de mis cosas y ropas baratas.

Calculé unas 40 fotos mías en diferentes etapas de mi vida, creo que estuvo haciendo eso durante 5 años, había algunas cosas que me dejaban perplejo.

Tales como un diario que recitaba mi nombre, abrí uno de ellos y encontré mis datos personales.

Después de la muerte del presidente de la resistencia, había salido del lugar. Fui a mi casa, bueno, la mía y de KiBum. Lo encontré en su laboratorio, su mano estaba en su cabeza y estaba mirando hacia la nada, me senté a su lado y me preguntó si el señor Kim ya había muerto, le contesté que sí, bajó la cabeza y se levantó de la silla. “Hay que empezar a prepárate” fue lo que dijo para después irse. Ni sé lo que quiso decir eso, pero estaba seguro de lo que me dijo el señor Kim mientras agonizaba era verdad, tenía que proteger a su hijo.
Seguí pasando páginas y me concentré en una.

Hoy, otra vez discutí con KiBum, le explicaba que aquel muchacho llamado Kim RyeoWook no quería vivir, que era un gastadero de tiempo protegerlo si no quería vivir, él me seguía diciendo que tenía que hacerlo, que era una obligación si quería salvar al mundo. No entendía lo que me decía pero estaba muy cansado por toda la práctica de armas que dejé de discutir.

Dejé el libro que estaba leyendo pues en las siguientes páginas solo me la pasaba insultando. Cogí otro que era más reciente, en esta había una foto tomada secretamente de yo sirviéndole comida en McDonald’s, al reverso decía “nuestra primera foto juntos”.

Hoy lo vi otra vez, KiBum me había dicho que no me le acercara o si no se iba a asustar pero no le hice caso, cogí una gorra y ropa discreta y me fui para el restaurante donde Wookie (ahora le digo así) trabajaba, no me gustaba la comida que servían ahí pero pedí algo grande para que estuviera que esperar bastante pero no me importó pues era la primera vez que lo veía tan de cerca, no lucía tan feliz pero así lo veía todos los días. Su cara era aún más hermosa de cerca, sus labios más rosados que la de las fotos, me habían dado unas ganas de besarlo y abrazarlo pues era en lo que he estado pensando esos últimos días, quería saborear su boca, tocar su cara, coger sus manos y apretarlas contra mi pecho. Al último mi pedido vino y me fui, feliz...
Sonreí como una tonta colegiala enamorada y seguí pasando páginas.

KiBum se enteró de que fui a verlo, tenía espías por todos lados. Menudo tutor que tengo. Me la pasó regañando todo el día, me decía que ni se me pase otra vez ir a verlo, me preguntó si tuve contacto con él, si es que le hablé o que si notó mi presencia, me advirtió que si lo volvía a hacer tendría grandes problemas. Cuando topó algo sentimental yo fui el que acabó gritándole, me preguntó si es que me estaba enamorando de él, me recriminó que siempre paso hablando de Wookie y que si quisiera contrataría a guardaespaldas para él, me estaba amenazando. Él bien sabía que sentía cosas por Wookie y se estaba aprovechando. Le prometí que no me le acercaría hasta el día que estaba programado y que si él intentara cosas conmigo yo lo detendría a toda costa, no estaba en el itinerario enamorarme de él pero ya es demasiado tarde, yo estoy locamente enamorado de aquel muchacho que no sabe que existo.
Dejé los cuadernos y cerré las gavetas, me levanté y toqué mi pecho sintiendo como mi corazón latía fuertemente, mis dedos temblaban por sí solos.

Si solo lo hubiera conocido antes… ¿Qué estuve haciendo todo este tiempo? Él es la única persona que me ha querido después de tantas cosas que he intentado hacer…

Cerré mis ojos y creí que iba a comenzar a llorar hasta que KyuHyun entró con un catre en brazos, sonrió al verme a lo que yo respondí con una sonrisa tímida.

-Te traje ropa y algo de dulces para que te pase el mal sabor de las medicinas que te metió KiBum- me entregó ropa y me señaló la puerta de baño-. Ve a cambiarte y para cuando vuelvas ya tendrás una pequeña cama para dormir.

Asentí tímidamente y entré al baño de su cuarto, me empecé a sacar la bata de hospital y la dejé en el suelo, empecé a abrir la puerta del baño y salí desnudo.

KyuHyun dejó caer las sábanas que tenía en la mano y me miró sorprendido. Tragó saliva al ver que me acercaba hacia él.

-No, no creo que sea buena idea que… KiBum está aquí y…- dijo mientras me miraba de pies a cabeza-. Ki-KiBum está aquí y yo… no quiero que…

Estaba tartamudeando pues pegaba más mi cadera a su pelvis, mis manos estaban calientes y no dudé en bajarlas a su entrepierna y comenzar a acariciar esa parte.

-Ya te dije que no podemos hacerlo…- susurró quitando mi mano pesadamente.

-Fuiste muy valiente al salvarme de esa manera, KyuHyun… Sálvame ahora, estoy asustado y necesito de ti…- susurré mientras lo veía con ojos de piedad.

-RyeoWook…- dijo para después cogerme de la nunca y besarme en los labios.











No hay comentarios:

Publicar un comentario