domingo, 9 de febrero de 2014

You and I (SeKai) (SongFic)

Nombre del fic: You and I
Autoras: YuleSaku
Pareja: SeKai (SeHunxKai)
Género: Yaoi, romántico, Songfic
Advertencias: Lemon ligero
Rating: +16
*Inspirado en la letra de la música You and I de Lady GaGa*

Hola, gente :3 Pues este es nuestro primer songfic, inspirado en una de las canciones favoritas de Saku. Espero que lo disfruten, luego escribiremos una entrada especificando los proyectos para los siguientes meses, un beso a todas. 

Ha pasado mucho tiempo desde que vine
Ha pasado mucho tiempo, pero regresé a la ciudad y esta vez no me iré sin ti.

Oh SeHun bajó del bus, el cual estaba lleno de gente que a esa hora iba a trabajar. El día estaba muy caluroso y eso a SeHun le molestaba de sobremanera.
Pero, ¿qué podía hacer? Estaba ahí por él y nadie más que él.

No le importaba tanto el calor, tampoco las moscas que se posaban en su sudada cara, que hace cuatro horas era muy suave y llena de maquillaje, el mismo que ahora se estaba corriendo por todo su níveo rostro.

Era un chico Neoyorkino con una carrera universitaria prometedora, tenía buena situación económica pero… ¿qué hacía allá? ¿En ese lugar tan horrible y sucio? ¿Tanto extrañaba a esa persona, que no dudó en coger el primer vuelo a Nebraska para ir a verlo?

Se golpeó la cabeza por haber actuado de esa manera tan inmadura, pero ya estaba ahí, a las tres de la tarde con un sol intenso. Solo necesitaba verlo y oír sus chistes, solo con eso ya estaría más que contento.

De lo que sí estaba seguro, es de que esta vez (aunque sea arrastrándolo) lo iba a llevar a Nueva York.
Obviamente no iba a volver sin él.

Sabes cómo Whiskey cuando me besas.
Daría todo por ser de nuevo tu único amor, cariño, sí, esta vez no me iré sin ti.

SeHun caminó hacia el lugar de encuentro, donde le dijo que se quedara a esperarlo. Se sentó en el banquito que había en la parada del bus, dejó sus maletas ahí y sacó un pañuelo para secarse la cara llena de sudor y retocarse un poco el maquillaje para estar presentable y que la persona a la cual estaba buscando lo recuerde como el hermoso chico neoyorkino del cual se enamoró en vacaciones. Se colocó un gorrito de lana morada para el sol y esperó durante unos diez minutos.

Él sabía que esa persona nunca llegaría tarde, la gente de Nebraska siempre eran muy puntuales, ni un minuto más, ni un minuto menos. Además, SeHun le había dicho que llegaría a las 3:00 pero se había adelantado diez minutos, así que esperaría durante ese tiempo hasta que el otro llegara.

Y como lo supuso, a las 3:00 apareció esa persona al frente suyo.

—Oh SeHun… Cuanto tiempo ha pasado —le dijo, poniéndose de rodillas para llegar a la altura de SeHun, quien permanecía sentado—. No has cambiado nada.

—Tú tampoco —respondió el otro mirándolo de pies a cabeza y queriendo sonreír, pero la verdad era que no le salían las palabras, su corazón estaba por explotar.

El chico se acercó a los labios del otro, que sin sorprenderse, los aceptó.

—Dejémoslo para después —dijo el moreno apartándose de SeHun poco después del roce.

El menor abrió sus pequeños ojos y miró los del otro. Sus labios eran tal y como lo recordaba: gruesos, ásperos y duros. Ese modo tosco para besar, y sobre todo, el olor a Whiskey plantado por siempre en los labios de éste eran demasiado perfecto.

Definitivamente no has cambiado nada…

Dijiste "siéntate donde debes estar, en la esquina de mi bar con los tacones altos”.
“Siéntate en el sofá donde hicimos el amor por primera vez.”

— ¿Por qué no me llamaste? —Preguntó SeHun en forma de berrinche.

—Cariño, ¿ves una línea de teléfono por aquí? —El menor observó hacia el cielo, el horizonte y sus alrededores, pero definitivamente no había nada—. ¿Cómo querías que lo hiciera? Además  el único teléfono en Columbus está en la capital, casi a…

—Ya entendí —dijo elevando su tono de voz—. No debería quejarme tampoco, los dos tenemos la culpa.

—Es verdad el otro se levantó de su posición de rodillas, y poco después SeHun también se levantó del banco.

— ¿A dónde vamos? —le preguntó, sonriendo de manera dulce y tomando su maleta.

—A mi cabañita, necesitas una ducha, hueles peor que yo cuando termino de ordeñar las vacas.

SeHun hizo una mueca de asco mientras el otro se reía abiertamente. El menor blanqueó los ojos, y mirando hacia abajo tomó las manos del mayor, apretándolas con suavidad y sintiendo esa áspera característica.

—Sigues siendo el chico neoyorkino dulce y superficial.

—Y tú sigues siendo el campesino mal oliente y borracho de Nebraska —respondió SeHun.

Caminaron hacia el horizonte tomados de la mano y en silencio, pues ninguno de los dos sabía cómo comenzar a hablar acerca de sus vidas dado que estuvieron separados por medio año.

Llegaron y entraron a la cabaña del mayor, SeHun observó todos los detalles que no habían cambiado. La misma cocineta vieja  con las hornillas quemadas en donde reposaba el sartén ennegrecido, la alacena desordenada sin más cosas que muchas latas de frijoles negros; la sala con el pequeño televisor que aún era en blanco y negro, la radio a lado de la ventana, el olor a cerveza y whisky plantado en toda la casa.

SeHun quería echarse al piso a llorar como una niña pero se controló, eran demasiados recuerdos azotándole la cabeza.

—Siéntate, ¿lo recuerdas? Era tu silla favorita de toda la casa —dijo el mayor dirigiéndose a la pequeña puerta del baño—. Espera un poco mientras yo limpio la bañera para que el señorito no se sienta asqueado.

Eso nunca… Nunca sentiría asco de este paraíso.

—Claro que deberías, si no lo haces probablemente me iré a un hotel.

—Hubiera sido mejor. Si te quedas, no te dejaré dormir—el mayor guiño un ojo con picardía justo antes de cerrar la puerta. SeHun se ruborizó mucho y observó a su lado un sillón de color café con muchos remaches de telas de diversos colores que tenía muchas historias.

Era el sillón en el cual hicieron el amor por primera vez; la primera vez de SeHun, en realidad. JongIn en ese tiempo no era virgen de nada, pero aun así, fue la primera vez de ellos como amantes. Dirigió su mano al sillón y cerró los ojos.

¿Cómo es posible que me haya ido de tu lado…?

Tú me dijiste:
Hay algo, algo en este lugar, algo que habla de las noches de soledad y mi labial en tu rostro
Algo, algo sobre mi lindo hombre de Nebraska
Si, algo sobre tú y yo, cariño

— ¡Ya está listo! ¡Hasta te calenté agua!—Dijo JongIn con las mangas de su camisa vaquera subidas hasta los codos—. Entra, está muy agradable. —SeHun hizo un puchero mientras entraba al baño—. Kombawo (gracias) —dijo sonriendo, sabiendo que SeHun odiaba eso.

—Tú sabes que mi coreano no es bueno, nunca me interesó aprenderlo, así que por favor, sigamos hablando en inglés —dijo mostrando una cara de fastidio.

JongIn lo abrazó por atrás y besó su nuca, SeHun no podía estar más sonrojado y feliz, pero como siempre su orgullo ganaba en todo, así que solo mostró una de sus típicas caras sin expresión.

—Cariño, son tus raíces, así que por favor habla en coreano como lo hace tu mamá.

—Pero mi padre es americano, a él no le gustan esas cosas, es por eso que ellos se separaron.

—Anda, haz el intento. Me gusta verte tratando de hablar ese idioma, se te oye gracioso.

—No soy tu payaso —dijo soltándose de los brazos del otro y desabrochándose la camisa.

Y cuando SeHun se había dado cuenta, esa última frase la había dicho en coreano; no lo podía evitar, eran sus raíces. Además, se acordó del verano pasado, cuando estaba sentado en el porche de la cabaña de JongIn, observando el anochecer que era adornado por diversas luciérnagas y con el mayor enseñándole palabras en coreano.

— ¿Te das cuenta?, no es tan difícil. Ahora sácate la ropa y entra al agua, que yo te bañaré como se hace en Nebraska —dijo agarrándole el trasero groseramente, haciendo que el menor se espantara.

Ya desnudo, se metió despacio a la ducha, relajando sus músculos al sentir el calor del agua y disfrutando del contacto con su piel. Sintió las grandes manos de JongIn en sus hombros y sonrió inconscientemente.

—Te extrañé mucho… —le dijo en un susurró directo en su oreja.

SeHun giró su rostro hacia JongIn y observó esos negros ojos que brillaban en la tenue luz del atardecer de Nebraska. Se acercó lentamente a su rostro y besó los labios ajenos, cerrando los ojos sin pensarlo.
JongIn enseguida abrió su boca, acción que fue seguida por SeHun. El mayor lo tomó de la barbilla acercándolo más hacia él, el menor frunció el ceño al sentir una mordida del otro en su labio superior. Jongin siempre había sido así de salvaje, y le encantaba.

Un vaivén de adentro hacia afuera embotaba los sentidos de SeHun y le producía esas emociones que solo JongIn causaba.

Rozó su cabello con las yemas de sus dedos hasta que consiguió enredarlos en los mechones de cabello castaño del mayor.

JongIn se separó y con las dos manos abrió la boca de SeHun lo más que pudo y cerrando sus ojos ingresó su lengua violentamente. Sí, JongIn era muy salvaje.

El menor frunció su ceño mientras la lengua del otro entraba y salía de su boca. Cundo terminó de hacerlo, un hilo de saliva se les escurrió por la comisura de los labios.

SeHun sonrió y se dirigió a la mejilla de JongIn y la besó delicadamente dejando la marca de sus labios con el bálsamo de color rosado que se ponía para que no se le resecaran los labios a causa del calor de Nebraska.

—Hay algo en este lugar que nos hace especiales —dijo el mayor acariciando la cabeza del otro.

—Cuando estoy aquí no me importa nada, solo tú —confesó el menor.

Sonrieron y JongIn comenzó a bañar a SeHun.

Han pasado 2 años desde que te deje ir

No pude escuchar ni una broma o  alguna canción de Rock & Roll y ver algún Muscles Cars (marca de automóvil), que conduciste derecho atravesando mi corazón.

En mi cumpleaños me cantaste: “Heart of gold”, con una guitarra tarareando tontamente y sin ropa.
Si, esta vez no me iré sin ti.

Para la media noche, SeHun estaba relajado, sin ninguna tensión en sus hombros y sobre todo feliz. Se acordó que su vida en Nueva York después de haber dejado a JongIn en Nebraska, fue todo un desastre.

No podía escuchar una canción de Rock N’ Roll o escuchar bromas pesadas y calientes que siempre le relataban, porque enseguida se le venía a la mente la imagen de JongIn bailando con él y después vendrían (seguramente) las lágrimas.

Abrió los ojos y observó un calendario que estaba colgado en la pared.

—12 de Abril —murmuró—. Hoy es mi cumpleaños…

Al momento escuchó una guitarra y a alguien acercándose en la oscuridad de la cabaña.

Era JongIn que con una guitarra caminaba hacia él, SeHun se ruborizó mucho y bajó la mirada al observar que este no llevaba nada puesto más que la guitarra.

— ¿Qué haces? —Le dijo tartamudeando—. Es media noche, vas a despertar a los vecinos.

—Son exactamente las cero horas, así que oficialmente ya es tu cumpleaños, ¿por qué no cantarte una canción originaria de Nebraska? —Jongin sonrió mostrando una hilera perfecta de dientes blancos que hacía que SeHun sintiera su corazón al límite—. Se llama “Heart of Gold”, y acá siempre la cantamos para los cumpleaños.

SeHun se sentó y se acomodó bien. JongIn, bajo la tenue luz, comenzó a tocar cuidadosamente.
Siempre le gustó como cantaba el otro, no es que lo hiciera perfecto, pero al menos se escuchaba decente. 

Le gustaba mucho su voz rasposa y gruesa hablando el inglés con una mezcla de country, le gustaba la manera que se movía mientras tocaba la guitarra y sobre todo esa manera tan suya de tomarse las cosas a la ligera.

Quería ser un poco más como él.

Cuando dejó de tocar, se sacó la guitarra y jaló uno de las piernas de SeHun haciendo que este quedara acostado. Besó los dedos delgados de sus pies y los acarició.

— ¿Qué haces? —Preguntó el menor riendo mientras el otro le hacía masaje en sus piernas.

—Mi abuela me enseñó que esto es una buena manera de relajamiento —respondió.

SeHun cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás.

Cuando JongIn terminó de dar su masaje, se dirigió a la cara del chico y la besó delicadamente. Luego se dirigió al cuello de éste y comenzó a besarlo dulcemente.

El menor abrazó la fina y bien trabajada cintura del mayor, haciendo que sus cuerpos se tocaran más, el castaño llevó su mano a los muslos del rubio y los tocó apretando los lugares que le gustaban a SeHun para que lo estimulen.

Cuando el menor ya no tenía su camisa puesta, JongIn empezó a descender el pantalón de éste, haciendo que el otro suspirara.

Dijiste "siéntate donde perteneces: en la esquina de mi bar " con tus tacones altos.
Siéntate en el sofá donde hicimos el amor por primera vez.
Y tú me dijiste:
Hay algo, algo en este lugar, algo que habla de las noches de soledad y mi labial en tu rostro.
Algo, algo sobre mi lindo hombre de Nebraska.
Si, algo sobre ti cariño, y yo.
Tú y yo.
Tú, tú y yo.
Tú, tú y yo.

— ¡JongIn! Más… rá… —gritó SeHun extasiado por los movimientos del otro.

—Shhh —el mayor colocó su sudado dedo en los ensalivados labios del menor y acarició su cara aun cuando SeHun no podía ni ver bien pues su vista se nublaba de puro placer.

JongIn se agarró de los lados del colchón y penetró más fuerte a SeHun, logrando que el otro gritara y arqueara sus cejas mientras apretaba y enredaba la sábana en sus dedos.

Los muelles del viejo colchón se escuchaban como un eco por toda la casa.

—Be… Bésame —le dijo el menor temblando y dando espasmos; JongIn agarró el cuello de su amante con las dos manos y lo besó bruscamente.

SeHun abrió más sus piernas por debajo de la sábana e hizo que JongIn se pusiera más cómodo pues los dos sabían que ya en cualquier momento iban a terminar.

El menor aún no creía que estaba haciendo el amor con él; era otra persona que lo tocaba, otra persona que no era él en el baño pensando en su amado.

Ya habían cambiado casi cinco veces de posiciones y para SeHun todas eran muy placenteras, pero a JongIn le gustaban las más salvajes, como toda persona de Nebraska.

SeHun apretó su labio inferior entre sus dientes y jaló del cabello al mayor, gritó como nunca antes y giró sus ojos poniéndolos en blanco y echándose en la cama.

JongIn sonrió y dio unas estocadas más, cosa que el otro solo respondió con suspiros.

El mayor terminó y se acostó encima del cuerpo del otro, salió lentamente y se echó en la cama junto a SeHun, completamente agotado por todo el tiempo que estuvieron haciendo el amor.

—Aún no me has dicho lo que hiciste mientras yo no estaba —dijo SeHun, aun con sus ojos cerrados y sin hacer ninguna mueca pues estaba disfrutando cada segundo del delicioso orgasmo.

— ¿Quieres que te diga si he tenido relaciones con alguien más? ¿No es así?

El menor asintió  aun con los ojos cerrados.

—Pues, sí. He estado con varias prostitutas, unas que otras, eran simplemente chicas de una noche…Pero sí tuve una prometida… Se llamaba Angie Johnson, era muy linda y casi tenía tu edad. Nos hicimos pareja poco después que te fuiste, estaba enamorado, no te voy a mentir. Pero, tú sabes cómo soy. Nuestra relación no iba bien, a veces era muy mandona y siempre quería que le dé todo lo que no estaba a mi alcance. Ella quería irse a vivir a Nueva Jersey y a mí no me gustan las grandes ciudades. Un día, hastiado de su comportamiento, llegué a la casa ebrio y la quise obligar a que tuviera relaciones conmigo —JongIn cogió aire profundamente—. Me tiró un florero de porcelana, cogió sus cosas y se largó a no sé dónde. Desde ahí no he vuelto a saber de ella.

SeHun quedó mirándolo en silencio, sintió un nudo en la garganta y pretendió estar bien a pesar de que estaba muy lejos de aquel sentimiento.

— ¿Y tú? ¿Acaso no has tenido nada desde que te fuiste? —Le preguntó riéndose.— ¿El niño dulce guardó su cuerpo hasta el momento de verme?

No te burles, estúpido.

— ¡Claro que sí, tuve algunas chicas! Muchas, a decir verdad. La mayoría eran de mi universidad y siempre parecía que duraríamos más pero yo me aburría mucho… —dijo SeHun mostrando cinismo, demencia e ironía.

La verdad era tan simple como esto: SeHun no había tocado a nadie desde que se fue de Nebraska, absolutamente a nadie.

Pensó que él y JongIn tenían aún una relación a distancia, aunque sin llamadas ni correos, pero era una relación a distancia.

Y si le decía la verdad a JongIn, temía que éste se burlara más de lo que ya lo había hecho y le diría que es un tonto “aniñado e inocente”.

—Bueno, ahora que solo somos tú y yo, espero que olvidemos el pasado y comencemos con el hoy —JongIn cogió la mano del menor y la besó.

Tú y yo
Tú, tú y yo
¡Todos, sí! Prefiero morir
Sin “nuestro”  tú y yo.  
¡Vamos!
¡Levanta tus bebidas!
Tenemos un montón de dinero, pero todavía pagamos alquiler.
Porque no puedes comprar una casa en el cielo.
Hay sólo tres hombres que  amaré en toda mi vida
Es mi papá,  mi chico de Nebraska y Jesucristo.

Al cabo de dos semanas, JongIn había llevado a SeHun a una fiesta popular de Nebraska que se realizaba por las festividades del pueblo. Las celebraciones ahí eran muy raras, eso pensaba SeHun. Los bailes duraban hasta el día siguiente, las personas ingerían agua ardiente hasta perder la conciencia, jugaban a ver quién duraba dando más vueltas y cuál era la pareja que más tiempo bailaba sin cansarse.

SeHun recordaba todo eso y sabía que a JongIn le encantaban esas fiestas, por lo que decidió ir con él y tal vez participar en ese concurso de baile.

—Te ves muy guapo —murmuró JongIn en el oído de SeHun.

El menor se sonrojó y bajó la cabeza, susurró un suave “gracias” y se tomaron de las manos para entrar a la fiesta. El mayor saludó a sus amigos, unos que otros muy patanes y otros con cara de mafiosos roba ganado. Ellos conversaron un poco con JongIn mientras SeHun se sentía incómodo al pensar que no pertenecía a esa conversación que era adornada con palabras obscenas y gramática pésima.

Fueron por la supuesta bebida que en realidad era agua ardiente que se guardaba en un barril, JongIn cogió del recipiente de madera –que no lucía muy higiénico– un vaso de agua ardiente; se lo pasó a SeHun, que con miedo le miraba. JongIn tomó de su vaso hasta lo último como si fuera agua. SeHun pasó su lengua por sus labios y tomó fuerzas para tomar.

Apenas el agua ardiente pasó por su boca sentía que arañitas le corrían por toda su garganta. Tosió mucho y se puso rojo del dolor.

—Ah, personas neoyorkinas… No saben nada de Nebraska —dijo JongIn riéndose y palmeando la espalda de SeHun mientras este seguía tosiendo.

—Cállate —le dijo más tranquilo—. No es mi culpa ser una persona civilizada.

—Lo civilizado no existe —le dijo JongIn, besándole la oreja para después cogerle de la mano y dirigirse a la mesa de anotaciones para el concurso.

— ¿Tú crees que enserio podamos ganar? —Le dijo SeHun mientras observaba al mayor escribiendo sus dos nombres en la papeleta.

—Sinceramente no, pero no perdemos nada en hacerlo —sonrió.

La pareja, durante todo ese tiempo, se dedicaron a hablar sobre la resistencia y el modo de bailar. El premio a recibir eran 50 dólares, cantidad que SeHun ganaba en una semana en sus prácticas médicas. Pero que para JongIn era casi el sueldo de un mes.

Si, en Nebraska todo era muy fácil y sin preocupaciones.

En cambio Nueva York era muy cruel con gente demasiada egoísta y mala. Para SeHun, Nebraska era todo, era el paraíso.

—El momento de la verdad llegó —dijo JongIn al escuchar al presentador, que llamaba a todas las parejas inscritas para el concurso.

Algo, algo sobre la persecución.
Soy una persona  de Nueva York, nacida para ti.
Y mi lápiz labial en tu cara.
Algo, algo sobre saber cuándo es correcto.
Así que levanta tus bebidas por Nebraska.
Para Nebraska, de Nebraska, te amo.

SeHun respiró hondo y agarró fuertemente de la mano a JongIn. Se dirigieron al escenario y comenzaron a bailar lento.

Una de las condiciones del concurso era bailar de acuerdo a la música, si era una ranchera tenías que saltar como loco con tu pareja, si era lenta tenían que bailar muy pegaditos. Si era una rockera tenían que hacer un círculo entre todos.

Mientras el tiempo pasaba, gente aplaudía a sus favoritos. Algunos amigos de JongIn apoyaban a este, SeHun se castigaba mentalmente por haber aceptado esto. Pero tenía que hacer lo posible para ganar, y así poder darle el “presente” que tenía para JongIn.

A SeHun le daba vergüenza acordarse de eso, un cuaderno completo con todas las historias, peripecias y anécdotas de él y JongIn. Fecha de primer beso, primer regalo, día de aniversario, fotos de ellos juntos, frases románticas “hechas por SeHun” pero la verdad era que solo las había sacado de Internet de alguna página de título rimbombante “elamoresagia.com”, pero la intención es lo que cuenta.

SeHun bajó la cabeza, sonrojado y sintiéndose estúpido, si JongIn encontraba eso se burlaría de él, sería mejor dárselo cuando estuviera de buen humor.

Pareja por pareja iban saliendo de combate. A JongIn se le veía más emocionado mientras el tiempo pasaba, y a SeHun se le veía más cansado mientras el tiempo pasaba. Trataba de pensar en cosas bonitas para no pensar en el dolor y la desesperación que le causaba las pistas de bailes cambiantes.

Respiró y siguió bailando, ya casi eran la tercera pareja que quedaba. La segunda se cansó y salieron de la pista de baile. SeHun observó hacia la primera pareja y veía que no iban a durar mucho. Abrazó a JongIn y sonrió, era música lenta y esas eran las más fáciles.

—Parece que vamos a ganar —le dijo tiernamente.

—Lo sé, ¿estarás feliz si lo hacemos? —Preguntó SeHun, apretando más el cuerpo de JongIn.

—Claro, llegaremos y celebraremos a mi estilo… Ni de broma te dejaré ir.

—Hablando de eso… ¿Qué te parece Nueva York? —Las manos de SeHun comenzaron a sudar y su estómago empezó a doler del miedo.

—No lo sé, nunca he ido a visitarlo, pero, ¿cuál es el problema? No vas a volver nunca más.

—Yo no te dije eso… No he terminado mis estudios, tengo que volver.

JongIn se apartó de SeHun y lo miró directo a los ojos sin dejar de moverse, sus cejas se fruncieron y mostró una cara de preocupación mezclado con ignorancia.

—Pero si ya llevas casi dos meses conmigo. Pensé que te quedarías viviendo aquí, solo viniste para verme otra vez llorando, ¿no es así? ¡Dímelo! —Alzó la voz.

JongIn tembló y recordó las semanas que había estado llorando luego de la última partida de SeHun, eran semanas frías y tristes.

—No me grites, por favor. Vine porque quiero que estés conmigo, que seamos novios oficiales. Vine para pedirte que vengas a Nueva York conmigo, y así vivir los dos juntos para siempre.

JongIn dejó de bailar y se alejó imperceptiblemente de SeHun.

— ¡Parece que la pareja ganadora es la número uno! ¡Por favor pasen los ganadores! —Vociferó el hombre que supervisaba el concurso, observando el extraño cuadro que mostraba la pareja número tres. 

— ¿Es que acaso te dio la fiebre de las vacas locas? ¿Qué pasa por tu cráneo? —Punteó con su dedo bruscamente la cabeza de SeHun mientras este quería llorar—. ¿Crees que soy un tonto que te va a seguir donde quieras que vayas? ¿Quieres que haga todo lo que quieras? Yo soy libre y hago lo que quiero.

—No es eso, es solo que…

— ¡Es solo que nada! Si solo viniste para decirme eso es mejor que te vayas porque pierdes tu tiempo, yo no me voy a mover de aquí, por más que esté enamorado de ti, no me iré de aquí. Las personas de Nueva York tienen que estar con otras personas diferentes a mí, y las personas de Nebraska… Ellos solo tienen que permanecer solos porque así es mejor.

—No te lo quería decir así, vamos a tener una vida muy hermosa, vivirás conmigo y…

— ¡Cállate! —Le interrumpió bajando de la pista de baile, dejando a SeHun llorando.

Escuchó como se subió a su vieja camioneta y se iba dejándolo completamente solo en un lugar que desconocía. SeHun miró a todos lados, se secó las lágrimas y se fue prácticamente corriendo de ahí. Trató de alcanzarlo pero él ya se había ido muy lejos.

¿Cuándo las cosas se fueron a la mierda? Todo estaba muy bien...

SeHun se mordió el labio fuertemente y gritó lo más fuerte que pudo, se jaló los cabellos y se golpeó en la cara, era su forma de calmarse.

Todos sus amigos tenían razón, JongIn era una mierda de persona pero SeHun lo amaba. A JongIn solo le importaba él y nadie más, y con tal de que tuviera acceso a tu cuerpo él te respetaba y fingía que te quería. Era un borracho, vago, sucio, irresponsable y bueno para nada.

Pero SeHun lo amaba, se maldecía todos los días por eso.

Caminó con la cabeza abajo, llorando, cansado físicamente y con los callos de sus pies doliéndole. En Nebraska no había taxis así que no podía llamar a nadie, recordó el camino del centro de eventos hacia la casa de JongIn y rezó por que fuera el correcto.

Él, caminaba solito por las oscuras y desahuciadas calles de ahí, aguantando los “piropos” de personas maleducadas que se transportaban en camiones lanzando frases como “mi nabo quiere con esos panes”, “pequeño niño virgen ven para bautizarte” y otras guarradas más.

Vio a los lejos un poste de luz que iluminaba la pequeña pero hermosa cabaña de JongIn, corrió medio muriéndose y golpeó la puerta como loco, tenía sed y estaba demasiado cansado, física y mentalmente.

Chocó con algo, observó hacia abajo y encontró sus maletas a lado de la puerta, estaba absolutamente todas sus cosas ahí.

— ¿Qué está pasando, JongIn? —Preguntó, golpeando aún más fuerte la puerta.

De repente esta se abrió de nuevo mostrando a JongIn visiblemente molesto.

—Largo, SeHun, no te quiero volver a ver— dijo fríamente.

—¿Sólo porque te digo que vengas a vivir conmigo? No lo entiendo… 

—No hay nada que entender, yo no quiero vivir como tú, no quiero vivir en un mundo perfecto porque sé que eso no existe. Pero para ti sí; haber terminado la escuela y pronto la universidad te hace importante. No creo que debas estar con una persona que solo acabó la primaria. Vive tu mundo de fantasía solo, SeHun, yo no quiero. Puedo vivir perfectamente en esta pequeña cabaña y tengo todo lo que necesito. 

— ¿De qué estás hablando? ¡Yo no vivo en un mundo de fantasía!

— ¡Si lo haces! ¡Siempre estás feliz por todo! La vida perfecta que todo ser humano de tu edad quisiera tener… ¿Cuándo te darás cuenta de que nuestra relación nunca funcionará?

— ¿Tú crees que yo vivo en un mundo de fantasía? ¿Sabes las cosas que he pasado para que mi vida sea así? Yo también trabajo duro en esto, no solo me puedo quedar sentado en mi cabaña esperando que un milagro pase, o quedarme con el estúpido y retrógrada pensamiento de mantenerme siempre en el suelo como tú lo estás haciendo. ¡Tú haces que tu vida sea lamentable! —Golpeó fuertemente la puerta—. ¡No me eches a mí la culpa de tus desgracias porque yo solo quiero ayudarte!

Agarró rápidamente sus maletas mientras escuchaba pequeños sollozos provenientes de adentro de la cabaña. SeHun se maldijo, sabía que había dado en un punto muy sensible de JongIn.

Pero él también estaba harto.

Observó el cuaderno que había hecho él mismo y lo dejó al borde la puerta.

—Te dejo mi regalo ahí, si quieres leerlo está bien y si quieres botarlo también está bien.

Bajó lentamente las escaleras del porche de la cabaña, observó su reloj de mano y ya iba a ser de madrugada. Suspiró y caminó por la empolvorada calle de Nebraska.

Esta no es igual a como la primera despedida…

Llegó a la parada de buses, la misma parada en la que se encontró con JongIn por segunda vez. Pasó su pañuelo de seda por el polvoroso asiento y descansó su cuerpo.

Sacó algunas monedas de su maleta y esperó al bus que lo llevaría a la ciudad de Omaha, cogería un avión y este lo llevaría de vuelta a su aburrida vida de estudiante en la Universidad de Nueva York, una de las más solicitadas entre los estudiantes.

SeHun sentía tanta ira en su ser, ¿de qué le servía tantos privilegios de niño rico si no tenía a la persona que amaba? Se iría de Columbus, Nebraska y ahí quedó toda la hazaña de “traer a JongIn conmigo” que había planeado. 

Parece que sí volvería sin él. 

Tú, tú y yo 

Vino el bus casi lleno, pues mucha gente a esa hora iban a trabajar, JongIn también, a esa misma hora llevaba a SeHun a su rancho y le enseñaba a ordeñar vacas.

Entró, pagó dos dólares y se sentó cerca de la ventana pues sería un viaje un poco largo. Apretó fuertemente su cartera entre sus manos y enterró su cabeza en sus rodillas, se acordó de todas las bromas a las que JongIn usualmente lo sometía.

Empezó a llorar silenciosamente hasta que se quedó dormido.

Un empujón brusco lo hizo levantarse, abrió los ojos desorientado y se los restregó. Le ardían, entonces recordó que había llorado hasta quedarse sin agua literalmente.

—Chico, ya llegamos a la ciudad —dijo lo que parecía el chofer del bus, SeHun observó hacia atrás y no había nadie. Asintió, cogió sus maletas y se bajó del bus.

Se miró en su espejo de mano, estaba horrible, parecía tener mocos y sus labios estaban resecos por el intenso calor incluyendo sus enrojecidos e hinchados ojos.

Con su pañuelo de seda se secó el sudor, se colocó unas gafas oscuras y se untó bálsamo en sus labios.

Caminó apresuradamente al aeropuerto, compró una botella de agua pues se sentía deshidratado, tenía el estómago hecho una bola así que no se metió nada de comida.

Observó en la pantalla la hora de vuelos hacia Nueva York y sorpresivamente no estaban agotados. SeHun sonrió y caminó hacia la boletería.

—Uno para Nueva York —dijo apresuradamente pues sentía que su vuelo iba a retrasarse.

— ¿Primera clase, segunda o tercera? —Preguntó la chica de detrás del vidrio.

—Primera clase —a SeHun le sobraba el dinero.

—Serán $220 dólares americanos. —SeHun empezó a buscar su billetera, encontró su tarjeta de crédito VISA, se la entregó, unos soniditos más de máquina y su boleto estaba listo—. Que tenga buen viaje —le dijo la mujer tras el mostrador, entregando el boleto mientras el chico susurraba un “gracias”.

Ya iba saliendo de la fila hasta que escuchó muchas monedas cayendo en una mesa, curioso observó de dónde venía el sonido y encontró a una persona morena, con un gorro de lana, zapatos desgastados y una camisa vaquera con unos pantalones azules también desgastados. En uno de sus hombros llevaba un sucio saco remachado lleno de ropa, en su otro hombro una maleta con huecos pareciendo llevar ollas y otras cosas más.

Aquella persona contaba lentamente cada cantidad de centavos que iban desde los 10 centavos hasta los 50 que sacaba prolijamente de sendos tarros llenos de más centavos.

La dependiente de la boletería lo miraba con cara desencajada al ver como planeaba contar de a poco cada centavo. Esos parecían ser sus ahorros de toda la vida.

SeHun apretó el mando de su maleta con ruedas y muchas lágrimas surcaron sus ojos. Se quitó las gafas oscuras y enfocó su mirada en aquel extraño personaje.

Era su JongIn contando cada centavo de todas sus ganancias. Quería ir hacia allá, golpearlo fuertemente y después abrazarlo, se tranquilizó e inmediatamente fue de nuevo a la ventanilla que lo atendió hace unos minutos, compró otro boleto de primera clase rápidamente, casi corrió a dónde estaba JongIn y se paró a su lado.

—Ya llevo 20 dólares —decía entre susurros—. ¿Cuánto costará ese boleto?

—El boleto de tercera clase está en 100 dólares, señor. ¿Está seguro que puede pagar esa cantidad? —Preguntó la dependiente con impaciencia. SeHun, tímidamente y con su dedo anular, le golpeó el hombro.


JongIn se giró y observó a SeHun que con ojos llorosos le extendió un boleto de avión. Se observaron mutuamente por largos segundos en los que ambos derramaron sendas lágrimas.

Se dirigieron a la puerta número 6 para el despegue del avión en silencio.

—No era necesario que me lo comprarás, podía pagar ese estúpido boleto —JongIn refunfuñó.

—Pero yo quise comprártelo —refutó SeHun.

JongIn se detuvo bruscamente y abrazó a su amado como nunca lo había hecho.

—Lo siento tanto, perdóname— dijo el mayor el otro se quedó quieto y solo lloraba.

JongIn se separó y bruscamente cogió de la cara a SeHun para besarlo, lo apretó más contra él mientras sus labios besaban al menor.

SeHun tocó la cara de mayor lentamente mientras prácticamente se devoraban, sus lenguas se encontraron al momento en que profundizaron el beso con mordidas.

Se separaron segundos después y volvieron a abrazarse.
— ¿Seguro que esto funcionará? ¿Qué pasa si solo me vuelo una carga para ti?

— ¡Nunca lo fuiste! Y si vienes a Nueva York serás mi responsabilidad, nos cuidaremos mutuamente porque eso hacen los novios, ¿verdad? —SeHun apretó sus labios.

—Sí, eso hacen los novios. Tendremos que cooperar con los gastos de casa y tal vez pueda terminar la secundaria. Prométeme que visitaremos Nebraska, prométemelo. No tienes ni idea cuanto me costó dejar este lugar.

—Yo no puedo vivir sin ver este paraíso, y tú eres la atracción principal.

JongIn se separó de SeHun y sonrió.

—Eres tan cursi y adorable —el menor se ruborizó—. Si no me hubieses dado ese cuaderno con nuestros recuerdos y tus cursilerías probablemente no estaría aquí.

Gracias a la magia del Internet y la página web “elamoresmagia.com”

—Deja de molestarme, te has enamorado de mí por lo que soy —sonrieron y volvieron a besarse.

Se tomaron de la mano y JongIn juró comprarle una mansión a SeHun con sus ahorros, agarraron sus maletas y fueron a la revisión de aduanas donde las maletas de JongIn duraron mucho en revisarla.

Después de todo usualmente no llevas cacharros ni ollas en un viaje hacia Nueva York.

Finalmente subieron al avión, se sentaron juntos. JongIn juró ser fuerte aunque lloró mucho en el pecho de SeHun.

Obviamente Nebraska era el lugar de los dos y nada podría cambiarlo, ahí siempre iban a pertenecer sus corazones. Había muchas cosas de qué hablar sobre su futuro pero no importaba porque recién estaba comenzando.


Y los comienzos siempre son algo memorable.


Ha pasado mucho tiempo desde que vine.

Y esta vez no me voy sin ti.

*Fin*


*lloran juntas abrazando su peluche*

Este oneshot nos pone muy sentimentales ._. Espero que hayan disfrutado leyéndolo así como nosotros disfrutamos escribiéndolo. 
Un beso, 
YuleSaku. 



lunes, 13 de enero de 2014

Capítulo 11 Final, parte 1: ¿El Hijo de SooMan?

Regresamos...
Después de Dos mese y medio...
Cuanto lo sentimos, enserio, fue un gran descuido nuestro y aceptamos nuestra culpa. Deben saber que también estuvimos demasiadas ocupadas pues nosotros no somos libres.

Hay un comentario muy bonito que dejaron, le agradezco mucho y espero que nos perdones por no haberlo subido antes de año nuevo.

Te queremos mucho <3

Habrá muchas preguntitas por su cabeza, se aclararán en la 2d Parte. Y si el fic tiene buena acogida o reviwes le damos Segunda Parte donde el Hijo de SooMan será el que siga el legado de su padre.



Capítulo 11- Final

POV KangIn

El aeropuerto estaba rodeado de muchas personas desesperadas por escapar lo más rápido de la ciudad, pero yo no estaba ahí para escapar sino para sellar mi destino para siempre.

JungSoo me importa más que nadie y voy a rescatarlo como sea de las manos de Soo Man. No hay nada que no haría por él.

Entré a la sala de espera en el aeropuerto y marqué el número que no pude olvidar luego de muchos años. El número del maldito de Soo Man.

Luego de dos largos tonos de espera sonó su acaramelada pero terrorífica voz.

-Sabía qué harías lo correcto, YoungWoon. Conozco tu corazón y mente…aunque no lo creas no somos muy diferentes.

-Basta de tu filosofía barata- mi voz se sintió pesada-. ¿Dónde nos encontramos?

-En la zona de juegos infantiles del ala izquierda, ven sin compañía-dijo y luego escuché el familiar tono de que el interlocutor había cerrado el teléfono.

Me dirigí al área de juegos arrastrando los pies.

Apenas crucé el umbral del colorido lugar mis ojos recayeron en mi esposo que tembloroso estaba custodiado por un chico alto con una espada de samurái.

-¡YoungWoon!- exclamó con evidente desesperación en sus brillosos ojos.

Pude sentir mi corazón achicarse unos segundos.

-Dame la información ahora- dijo Soo Man con una sonrisa en su rostro-. Dime donde está el chico de la cura.

JungSoo se removió un poco con evidente asombro.

-¡No se lo digas!- gritó-. ¡Recuerda a RyeoWook! ¡No se la digas!

Soo Man giró sus ojos con evidente ira y noté sus manos con vendas que lucían mal atadas.

-¡Ya muchos problemas por ese puto niño de la cura he tenido!- apuntó a las vendas en sus manos-. ¡Alice, calla a nuestro rehén!

Alice se acercó a mi esposo y sacó una resplandeciente arma de fotones de su espalda, abrió la boca de JungSoo de una e introdujo el arma en ella.

-Si gritas, créeme que no dudaré en disparar esta arma.

Traté de mantenerme lo más calmado posible pero cada uno de mis músculos temblaban.

-El chico de la cura está acompañado por un reportero americano de cabello rubio, se dirigen hacia acá en una moto y al parecer el reportero posee un avión en donde va a transportar la cura a Estados Unidos.

-¿Cuánto crees que se demoren en llegar acá?

-No menos de 10 minutos- dije observando mi reloj de pulsera-. Ahora dame a JungSoo.

Soo Man hizo un movimiento de cabeza, Alice le quitó la pistola de la boca y él se quebró en lágrimas.

-¡¿Cómo pudiste KangIn?! ¡RyeoWook es mi amigo! ¡Mi mejor amigo! ¡Él te respetaba!

Me acerqué hasta JungSoo lo tomé del brazo y lo jalé hasta el umbral de la puerta.

-Que esto quede entre nosotros dos, Soo Man- pronuncié.

-Sabes que sé guardar secretos, YoungWoon. Has sido mi mejor colaborador, gracias.

Salimos del área de los juegos con mi destino sellado.

Mi esposo tenía la mirada perdida en el piso mientras se trataba de sacar de mi agarre.

-Eres un maldito, YoungWoon…No te perdonaré esto. Es solo un niño…

-He salvado tu vida, JungSoo, esto era necesario.

-¡No era necesario!- exclamó él con evidente furia alejándose de mi-. ¡Has sellado el destino de todo Corea! ¡Me hubieras dejado morir! Mi vida no importa, no importa con tal de salvar la de miles de personas.

-¡No lo entiendes!- me detuve a medio camino de las puertas de contención que resguardaban a los ciudadanos-. ¡Yo haría lo que sea por salvarte! Me importa un carajo todas las demás personas que no seas tú. ¡No sabes todo lo que he dado por ti y esta es tu forma de agradecerme!

Sus ojos brillantes y rasgados se llenaron de lágrimas.

-Eso será lo último que darás por mí, YoungWoon- removió de sus dedos nuestro negro anillo de matrimonio y lo colocó en la palma de mano-. Seguiré mi camino solo. Haz lo que quieras con tu vida a partir de ahora.

-Pero somos esposos… Estamos unidos

-Desde que vi que eras abogado de SooMan la única conexión que hemos tenido de esposos es ese anillo.

Le dirigí una mirada que le decía con desesperación: “No me dejes”, pero él no la correspondió.

Se giró y siguió su camino hasta las puertas de contención mientras yo me quedé parado en aquel lugar sabiendo que quizás esa sería la última vez que lo vería.

Entregó su tarjeta de identificación lo dejaron entrar a uno de los aviones.

-He hecho tanto por ti, mi amor- susurré secando las lágrimas que resbalaban de mis ojos con furia-. Pero tú has hecho más por mí…me has amado, JungSoo.



POV RyeoWook

Me apreté más fuerte al cuerpo de Kris y nos dirigimos hacia el aeropuerto.

-Estoy muy nervioso y no creo que pueda superar lo que acaba de suceder- dije con lágrimas amenazando cubrir mis ojos.

-¿Quieres que te diga que está pasando?- soltó Kris -. Eres el sobrino de Soo Man, KyuHyun puede que esté muerto, posees en tu cuerpo la cura del virus “Caronte 16” y ahora vas a escapar de aquí- dijo con evidente desesperación.

-¡No tienes por qué ser tan directo!-exclamé con evidente ira.

-Hay que ser así de directo en este mundo, pequeño, es hora de que madures.

Hice una mueca y lo ignoré.

Kris volvió a hablar y me preguntó acerca de Kibum y todo lo que sabía sobre el virus, cosas a las que respondí con avidez.

En unos pocos minutos ya estábamos en el aeropuerto con mis piernas temblando.

-Llegamos- ambos descendimos de la motocicleta.

Estábamos a punto de entrar al atestado lugar cuando una voz pronunció mi nombre con fuerza.

-¡RyeoWook! ¡Alto ahí! ¡Soy Kim Jay, el ayudante de Kibum!- me giré y observé un chico de mediana edad, cabello color castaño y usando una bata de color blanco-. KyuHyun sigue vivo, no te puedes ir.

-Él no se va a ir a ninguna parte contigo- Kris puso un brazo como barrera-. Debe ser transportado a un lugar seguro.

-¡Él debe quedarse aquí!- exclamó con evidente desesperación-. Debemos detener ahora a Soo Man y sacar a RyeoWook del país solo significará darle más margen de tiempo para que termine los planes que tiene en mente. Deja conmigo al chico de la cura.

Realmente odio que me llame el chico de la cura.

-Me quedaré con él, Kris. Realmente aprecio que trates de salvarme pero la sustancia dentro de mi cuerpo ha sellado mi destino: enfrentar a Soo Man. Debo ir por KyuHyun y detener a Soo Man cuanto antes.

Kris peinó con sus largos dedos su cabello rubio con evidente furia.

-Está bien, puedes quedarte con este chico, pero recuerda que debes protegerte, RyeoWook. Ahora te daré dos consejos: Piensa con la cabeza antes que con el corazón y recuerda que en tu sangre puede estar lo que selle el destino de tu país para siempre.

Y dicho esto Kris  me revolvió mi castaño cabello y depositó un beso en mi mejilla.

-Jay, cuida de este chico porque ahora veo que está empezando a madurar. Suerte a ambos- encendió la motocicleta y dijo en un marcado acento estadounidense-. ¡Good Luck!

Y así Kris, el mercenario estadounidense se alejó de la escena, supongo que iría tras Hangeng y sus acompañantes.

-Ese tipo me daba un poco de miedo- dijo Jay luego de que Kris se fue-. Vamos a entrar al aeropuerto y esperaremos a que KyuHyun llegue con unos amigos de Kibum, ellos sabrán que hacer para detener a Soo Man.

-Está bien- logré responder pues estaba algo mal luego de perder tanta sangre en mi enfrentamiento contra el monstruo de hace unos minutos.

Y nos unimos a la avalancha de personas que se dirigían hacia las puertas de contención que se encontraban al final del aeropuerto cuando sentí un arma apuntando en mi espalda.

-No te muevas ni un centímetro, chico de la cura- susurró una voz en mi oreja a la que recordé de una.

Era Alice.

POV DongHae

Abracé más fuerte a HyukJae tratando de tranquilizar mis nervios, las caras de preocupación de HanGeng y Henry me aclaraban que el final de todo esto se acercaba.

Hyuk agachó la cabeza mientras lágrimas descendían de sus ojos, le di un beso en la mejilla y él solo asintió dándome una sonrisa mal disimulada.

-Tranquilo, tu y yo vamos a estar bien, vendrán por nosotros y viviremos juntos.

-¿Tú lo crees? Es decir, no sé si nuestro plan funcione… Hae, creo que no estaremos juntos.

-No digas eso…

-¡Krisme lo dijo! Es imposible comprarle a una persona un boleto…

Antes de que respondiera a eso vino el mercenario en su motocicleta, me levanté rápidamente y fui hacia él.

-¿Cómo es eso de que no puedo comprare un boleto para Hyuk?- le pregunté alterado.

-Es verdad, todos los nombres de las personas millonarias y las de baja clase ya son tipiadas en la computadora de SooMan, es imposible cambiar el protocolo. El destino de tu novio está ya sellado.

-¡Mientes! No hay nada que mis padres no puedan comprar, ellos hacen todo por mí.

-Yo digo que ya hicieron demasiado, conseguir todo lo que tienes es demasiado- me quedó viendo-. ¿Tú crees que es capaz de aceptar a HyukJae como parte de la familia? ¿Además de ser hombre y pertenecer a la clase baja? DongHae, si no te has dado cuenta tú no eres el que maneja tu vida, sino ellos.

-¡Cállate!- iba a alzar mi puño para estrellarlo en la cara de aquel mercenario de pacotilla pero Hyuk me detuvo.

-Hae, no puedes hacer nada más, solo tienes que irte con ellos, yo me quedaré aquí, no podré irme sin mi hermano Jay.

Kris abrió los ojos y se acercó a Hyuk.

-¿Jay? ¿Es acaso un científico de edad media?- Hyuk asintió-. Él está vivo, acabo de verlo, lo dejé con RyeoWook y me aseguró que iba a cuidar de él, está en el aeropuerto.

Hyuk sonrió abiertamente y se secó las lágrimas abrazándome más fuerte.

-Es un chico fuerte, él y RyeoWook van a pelear por Corea, pero por ahora necesitamos escapar de aquí, Henry y Hangeng tienen su credencial con la mancha azul, si quieren puedo ir a dejarlos a los aviones de contención.

La pareja se quedaron viendo y discutieron por unos cuantos segundos.

-No queremos quedarnos aquí, nos traerá muy malos recuerdos. Sé que tú escaparás a Estados Unidos y si no es mucha molestia queremos irnos contigo y comenzar un nueva vida lejos de aquí- dijo Henry.

-Será mejor irnos y que los de SMent no nos trate localizar- dijo Hangeng sabiamente.

Kris sonrió y luego nos miró a nosotros.

Por mi parte estaba demasiado enojado, confundido y sobre todo con mucha molestia, yo era muy torpe para empezar una vida mueva sin mis padres, apenas tenía 23 y no sabía nada de trabajo, no era profesional como Henry y Hangeng. Mis padres me mantenían y sinceramente no quería separarme de ellos, porque me aterraba la idea de estar solo y que no me consintieran.

-Yo, creo que esperaré a mis padres, no puedo ir con ustedes- le dije separándome de Hyuk.

-¿Tanto miedo tienes de vivir por ti solo, DongHae? ¿Crees que tu padre siempre estará para ti dándote dinero? Puede que resuelvan este embrollo de Proyecto Caronte16, pero quien sabe si resolverán lo de Cristhine45. Si no lo resuelven tus padres morirán a los 60 años y tendrás que seguir tú solo con la empresa de perfumes sin ninguna experiencia.

-¡¿Cómo sabes todo eso?! ¡No vives conmigo!- lo empujé fuertemente.

-¿Qué pasará con Hyuk si te vas con tus padres? Ya no lo volverás a ver- dijo fríamente, yo observé a Hyuk y su mirada me llenó de tristeza.

Definitivamente era una de las decisiones más difíciles de mi vida.

Miré de reojo mi hombro y pude observar un moretón que Hyuk me había hecho la otra noche en que hicimos el amor, recordé todas las cosas que pasamos en estos días de caos y era imposible olvidarlo.

Hyuk era parte de mí y de mis recuerdos.

A lo lejos vi una limusina que se acercaba a nosotros, caso corriendo. De repente se detuvo fuertemente a donde estábamos nosotros y de las dos puertas delanteras salieron mis padres.

Mi madre corrió hacia a mi haciendo que sus tacos sonaran fuertemente en el pavimento.

-¡Hijo mío! ¡Estás a salvo! ¿No estás herido?- yo aun sin poder creerlo.

Mi madre comenzó a tocarme por toda la cara desesperadamente y el resto de mi cuerpo asegurándose de que no tuviera ningún hueso roto.

-¡Vamos, hijo mío, sube al auto con nosotros!- gritó mi padre también jalando mi brazo.

-Padres…-susurré con miedo en mi voz.

Estaba abrazando a Hyuk mientras mis padres intentaban arrastrarme hacia la limusina.

No quiero que me alejen de Hyuk.

-¡Haz silencio, DongHae!- me vuelven a jalar con más fuerza mientras yo trato de aferrarme a Hyuk.

-Suelta ya a ese muchacho pobretón y ven con nosotros que no tenemos mucho tiempo- dijeron al mismo tiempo con la cara roja de la molestia.

Hyuk al escuchar que lo habían llamado pobretón se removió incómodo y trató de soltarse con mi agarre.

-Ve con ellos, Hae- y en sus labios se formó una sonrisa triste.

No aguantaba que todos quisieran tomar decisiones ridículas sobre mi vida y los mandé a callar.

-¡Silencio!- me solté de ambos agarres ante la mirada sorprendida de los presentes-. ¡No decidan por mí! ¡Estoy harto!

Mis padres con lágrimas en los ojos me miraron con tristeza.

-Padres, lo lamento pero no quiero vivir ni ir con ustedes, ya mucho me han cuidado y quiero crear mi propio camino- señalé a Hyuk-. Voy a crear mi camino junto a él. Apartándonos de este mundo caótico.

Mi madre lanzó un grito al cielo.

-Pero…hijo es un hombre y para colmo es alguien de clase baja, eres demasiado para él, eres el heredero de nuestra empresa de perfumerías.

-Pero yo lo amo, además ustedes saben que como dirigente de su empresa seguramente la mandaría a la quiebra.

Mi padre se río amargamente y me tocó en el hombro.

-Si eso es lo que nuestro hijo quiere, será mejor dejar que haga lo que desee- me abrazó con efusividad como nunca lo había hecho-. Recuerda dejar en alto el apellido “Lee”, mi pequeño. Recuerda que siempre estaremos contigo, llámanos y no te olvides de nosotros- quería romper en llanto-. Esto es tan raro hijo mío. Pero es lo que tú quieres, quiero que sepas que nosotros no te ayudamos en nada y no estuvimos para ti cuando todo este caos comenzó, que estés vivo es debido a ti… Eso nos da una pista de que estás creciendo, hijo mío.

-Gracias, padre- respondí el abrazo con la misma efusividad.

Me soltó y tocó mi cara, sonrió y caminó hacia la limusina tranquilamente, a paso muy lento.

Mi madre se quedó sola y lloraba totalmente desconsolada.

-Madre- la acogí entre mis brazos-. Lamento no poder haberte dado la descendencia que tanto deseabas pero es hora de que cree mi futuro.

-Mi pequeño Hae desde que te vi en esa incubadora en la que naciste supe que ibas a ser un chico especial, trata de no enfermarte y de comer todos los días.

-Lo haré, madre- la jalé hasta donde estaba Hyuk-. Mira al hombre al que amo y yo sé que él va a cuidar de mí.

Hyuk lanzó una sonrisa nerviosa y se rascó la nuca.

-Hola, señora Lee, no se preocupe por cómo estará su hijo me encargaré de que no pase hambre en Nueva York.

-Así que van a Nueva York- mi madre me miró con sorpresa-. Trata de ir hacia París a visitarnos.

-Ya no te preocupes por mí, ve a subir a la limusina y consuela a mi padre que está llorando.

Mi madre me dio un beso muy fuerte en la mejilla, acogió mis manos y ñas besó dulcemente.

Subió a la limusina y se fueron del lugar mis progenitores.

-Ya está hecho- dije con unas inmensas ganas de llorar-. He dejado a mis padres irse.

Un par de traicioneras lágrimas descendieron por mis mejillas pero las sequé rápidamente con el dorso de mi mano.

Me había hecho totalmente independiente y tenía miedo.

-Hae, ¿estás bien?- me dijo Hyuk mientras se acercaba a mí con sigilo-. No estás solo, estamos juntos.

-Lo sé, amor- respondí mientras me hacía una bolita a su lado para que me tomara entre sus brazos mientras observamos el cielo que tenía un color violeta a causa de las diferentes bombas que habían lanzado.

POV RyeoWook

Miré de reojo hacia Jay y él tenía una katana a punto de rebanarle el cuello.

Soo Man nos ha encontrado pero no me explicó como sabía que nos dirigíamos acá…creí que todo estaba bien planeado.

Nos arrastraron el chico de la katana y Alice hacía el área de juego infantiles del ala izquierda y me encontré de frente con mi tío.

-Sobrino-dijo él mostrando sus amarillentos dientes-. Es bueno verte, has crecido mucho desde la última vez que te vi.

-¡No soy tu sobrino!-exclamé con evidente furia-. ¡¿Tú tienes a KyuHyun?!

-Ojalá lo tuviera capturado pero el maldito niño escapó y casi muero gracias a su inútil padre, Kibum, pero ahora eso es otro asunto porque ahora en realidad te debes preocupar por ti.

Las piernas me temblaron y la cabeza me empezó a pitar.

-¡Zhoumi! Trae por favor las jeringuillas que están en el bolso de Alice junto al contenedor.

Me va a quitar la cura de mi cuerpo, no puedo permitirlo.

-No voy a permitir que quites la cura de mí, maldito.

-Escucha, RyeoWook si no cooperas asesinaré a este chico de pacotilla- señaló con el arma de fotones a Jay.

-No puedo creer en la clase de persona que te convertiste, Alice. Yo te vi crecer y KiBum te ayudó cuando más tú lo necesitabas- dijo Jay apretando los dientes.

-¡Yo no he cambiado, Jay! ¡Siempre fui así!- lo golpeó con el arma de fotones en la nuca y lo noqueó.

Soo Man se rio por lo bajo y dijo:

-No era necesario golpearlo, Alice. Controla tus emociones.

Alice se disculpó y fue a sostenerme de los brazos.

-Señor, tenga la jeringuilla- dijo Zhoumi mientras me dedicaba una mirada fría.

-Yo mismo le voy a quitar esa jodida cura de su cuerpo, adiós a la cura “Atenea21”- se acercó con la aguja directo hacia mi vena.

Cerré los ojos asustado cuando oí el sonido de un vidrio quebrándose.

-¡Detente ahí Soo Man!- esa era la voz de KyuHyun-. ¡No te atrevas a atravesar la piel de RyeoWook!

Abrí los ojos con asombro y me encontré con KyuHyun armado con dos pistolas de fotones enormes y esa sonrisa diabólica que amo adornando sus facciones. Estaba acompañado por un chico de cabello largo y negro con atuendo formal que anunció llamarse Heechul, otro muy joven de facciones suaves pero brazos fuertes que empuñaban una espada de madera junto al cuadro estaba otro chico de cabello negro azabache que por la ropa que usaba sería un jefe de vigilancia del presidente.

-Eres como la mala hierba, KyuHyun. Parece que nunca vas a dejar de causarme problemas- dijo Soo Man entrecerrando los ojos-. ¡Zhoumi, Alice saquen a la cura de aquí!

Ellos me agarraron de los brazos mientras yo gritaba el nombre de KyuHyun. Me jalaron hasta el centro del aeropuerto que se encontraba extrañamente vacío.

-¡Ven por nosotros, hijo de Kibum!- exclamó Soo Man-. ¡En tus venas corre la sangre de las personas que me odiaron!

KyuHyun apretó sus dientes y recordé que eso hace cuando está realmente molesto. Alice me tenía agarrado de la camisa como a un muñeco y nos colocó en el final del amplio centro del aeropuerto.

-Llama al escuadrón 6- dijo Soo Man a Zhoumi.

No quería ni imaginar quienes conformaban el escuadrón 6. Zhoumi tomó un teléfono holográfico y solo digitó el número 6 y en un parpadeo del techo de cristal se posicionó un avión que de su bodega soltó una cantidad innombrable de aquellas criaturas que lucían como humano putrefactos. Muchos zombies, cada uno más feo que el otro.

Los mismos por el peso atravesaron el techo de cristal y cayeron en seco en el centro del aeropuerto a pocos metros de nosotros.

-¡Ataquen!- exclamó en una orden Soo Man a la cual Alice, Zhoumi y los zombies obedecieron y se dirigieron hacia KyuHyun y compañía.

-¡Hoy mueres Soo Man! ¡Lo haré por Kibum y por mis padres! ¡Lo haré por Corea!- exclamó KyuHyun dirigiéndose con sendas armas a los zombies.

Una lucha encarnizada en el que yo solo era el espectador comenzó. La compañía de amigos que trajo KyuHyun era muy fuerte. Cada uno de ellos tenía una habilidad especial que me dejaba impactado y con la cual mermaban en demasía a la gran cantidad de zombies.

KyuHyun se mostró demasiado valiente que me dejo sumamente asustado, no había monstruo que saliera ileso de sus ataques. Supongo que eso sucede cuando te entrenan para algo así durante toda tu vida. Zhoumi por su parte peleaba casi a muerte con el chico de la katana de madera, ambos parecía conocerse de antes. Alice iba en contra del joven con ropa perteneciente al escuadrón de seguridad pero sus fuerzas eran desiguales. Obviamente Alice era más fuerte que él o que cualquier persona en la faz de la tierra.

Ya habían transcurrido media hora, todos lucían muy cansados y con diversas heridas pero los monstruos habían ya sido exterminados.

-¡Alice, Zhoumi! ¡Regresen!- exclamó Soo Man con la cara desencajada pues al parecer creía que el escuadrón 6 iba a poder contra KyuHyun y sus secuaces.

Yo estaba muy feliz pero también preocupado pues KyuHyun lucía muy cansado y no creo que soportaría otro ataque de aquellos monstruos.

-¡Zhoumi! ¡Llama ahora al escuadrón 10!

Zhoumi estaba a punto de digitar en el teléfono holográfico el número 10 cuando KyuHyun exlcamó un fuerte “Alto”

Todos se giraron hacia él mientras en su rostro se dibujó esa maléfica sonrisa.

-Alice, yo sé cómo murieron tus padres.

Ella se turbó un poco mientras Soo Man se asustó enormemente.

-¡No lo escuches, Alice!- exclamó él-. ¡Ese chico solo dice cosas estúpidas! ¡Tienes que hacerme casi a mí como tú jefe! ¡Yo solo te digo lo que es verdad o no!

Alice miró a SooMan con cara de sorprendida pues al parecer él nunca se había puesto así de histérico, solo se ponía así cuando su reinado o su protección se veía arruinada.

Supongo que sospechó de lo que estaba pasando, además por ser una chica muy entrenada sabía lo que le estaban ocultando solo con ver a los ojos a una persona.

-¿Cómo murieron, KyuHyun?- dijo incrédula delo que iba a decir.

-Tu jefe los asesinó, Alice. Ellos eran científicos colaboradores cercanos a él pero habían decidido separarse por las ideas radicales de Soo Man en ese entonces. Dado eso, él los asesinó y se trajo consigo a sus dos pequeñas hijas las cuales eran precozmente listas y guerreras. Eran tú y Violet. Como tu eras muy pequeña él te hizo creer lo que tu veías como verdad.

-¡Dices puras mentiras! ¡Cállate!- gritó histérica apretando sus dientes mientras lágrimas empezaron a salir.

-Tu mejor que yo sabes es verdad, o al menos que él te estaba mintiendo… Él los mató, Alice.

Un gran silencio inundó el lugar, Alice se estremecía, Zhoumi tenía una gran interrogación por rostro en su cara mientras que Soo Man cerraba sus puños.

-¿Eso es cierto, Soo Man?- dijo Alice mientras una lágrima descendía de su mejilla.- ¡Dime que no es cierto!

El aludido se paró en unos segundos y se colocó como un gato asustado detrás de Zhoumi.

-¡No dejes que se acerque, Zhoumi!- exclamó con miedo mientras Alice empuñaba su arma de fotones con evidente ira.

A lo lejos KyuHyun me observaba y me daba miradas que me tranquilizaban.

-No te interpongas, Zhoumi- susurró Alice mientras llegaba hasta el chico de la espada-. Esto es algo personal.

Zhoumi asintió y dejó de cubrir a Soo Man.

-¿Qué hacen hijos de putas?- trató de huir pero KyuHyun se lo impidió colocándose al frente de él con una ametralladora de balas de ácido.

-Ve y enfréntala, cobarde.

Alice se acercó decidida a él y le apuntó con su arma.

-¡Qué crees que haces! ¡Yo te crié y te hice la mujer fuerte que eres ahora!

-Ya lo era SooMan. Siempre lo fui, no necesito de un viejo para que me diga cosas bonitas.

-¡Si lo haces tendrás muchos problemas!

-Tú y yo sabemos que tu destrucción del mundo no iba a llegar tan lejos… Esto es algo que debería haber hecho hace mucho tiempo- le disparó justo en el centro del estómago causando un reguero de sangre-. Zhoumi, termina con él. Tu y yo sabemos que los dos lo necesitábamos, no nos íbamos a soportar otros gritos ni tampoco íbamos a soportar otra orden para matar gente.

Zhoumi se acercó al desvalido Soo Man con espada empuñada en mano.

-Ahora mismo corto nuestra relación de protección de samurái según las leyes-. Le atravesó la katana en el corazón-. Adiós Soo Man

Y dando estertores de muerte, el presidente de la EsMent falleció terminando con un legado de desastres.

Apuesto a que ninguno de los presentes se creía lo que pasó, los fieles guardaespaldas mataron a su jefe por muchos años, y todo por algunas palabras que le dijo KyuHyun.

Alice se giró hasta a KyuHyun y le dijo:

-Gracias por decirme la verdad- le dedicó una sonrisa aún cuando parecía que se iba a derrumbar-. Has liberado mi corazón, haz lo que quieras con el chico de la cura. Me iré a vivir lejos con Violet. Hasta entonces, KyuHyun.

-Adiós, Alice- respondió él depositando un beso en su mano.

Ella se sonrojó y susurró un “no has cambiado”, se dio media vuelta y antes gritó un: ¡Espero que no te vuelvas a parecer! Y salió del aeropuerto con la vista al frente hacia una especie de helicóptero.

Zhoumi quitó su espada del cuerpo de Soo Man y la guardó en su cinta.

-SungMin- dijo con frialdad-. Ven.

El chico de la katana de madera se acercó a él y lo llamó “hermano”.

-Hermano, si quieres sigue tu camino. No podré ignorar el hecho de que trabajabas para alguien como Soo Man- miró aquel cuerpo inerte en el piso-. Algo que escondiste de mí, todo este tiempo.

Zhoumi derramó unas cuantas lágrimas y asintió entregando su katana que lucía más sofisticada que la que su hermano tenía.

-La sagrada katana de la familia Lee está en mejores manos ahora que tú la tienes, hermano.

Su hermano asintió y tomó la katana con apremio mientras Zhoumi se giraba y salía del aeropuerto al parecer sin rumbo alguno.

Un ambiente de silencio reinó en el lugar.

-¿Me puedes venir a desatar, KyuHyun?- exclamé desde donde me encontraba mientras forcejeaba con las esposas de neón.

KyuHyun me sonrió y caminó hacia mí con ligereza.

Estaba aún forcejeando con las esposas de neón cuando oí un grito desencajado de KyuHyun.

-¡Detrás de tuyo!-empezó a correr con desesperación-. ¡Aléjate!

Me giré con miedo y de la nada, a mi espalda un monstruo de ojos verdes y boca con dientes rechinantes se abalanzó sobre mí.

No podía tratar de huir pues mis movimientos estaban limitados por las esposas de neón que estaban apresados con una especie de barra del mesón de un mostrador.

Todos los presentes empezaron a gritar y a correr hacia mi desesperadamente.

-¡KyuHyun!-gritaba mientras él corría hacía mí-. ¡Me va a morder!

En un movimiento en falso mi cuello quedó expuesto y puede sentir como los dientes de aquel monstruo se hundieron en mi piel como dagas heladas.

Un grito de dolor inmenso quebró mi garganta y los casquillos del arma de KyuHyun cayeron a mi lado denotando que ya le había disparado a la bestia que me había dormido pero que era demasiado tarde.

Me habían mordido.

-¡Duele demasiado!- quería arrancarme la garganta a pedazos grandes-. ¡Duele!- Sentía como arañas recorrían todo mi cuerpo.

Mis venas adquirieron un color morado y mi cuerpo no paraba de moverse con estertores violentos.

KyuHyun se quería acercar hacia mí pero Jay se lo impidió.

-Lo sé, Kibum le removió la cura días antes. La sangre de RyeoWook ya no tiene el poder de destruir el virus del “Caronte16”. Él está a punto de convertirse en un zombie. Ya presentía que Kibum quitaría la cura de su cuerpo pero solo eran mis presunciones pero por su estado está a punto de transformarse.

-¡No!- exclamó KyuHyun con lágrimas en los ojos-. ¡Mi RyeoWook!

Esto no tenía ningún sentido…aún tenía la cura dentro de mi sangre porque había destruido a aquel monstruo junto a Kris…no puedo convertirme en uno de ellos.

Mi piel ardía y tomaba un color más pálido.

-Voy a ser uno de ellos- susurré escupiendo por mis labios un ácido de color verduzco.

Todo se tornó oscuro.

Un golpe, dos golpes, tres golpes.

Abrí los ojos y estaba flotando. He muerto. Miré hacia mi alrededor y todo estaban llorando desconsolados alrededor de mi cuerpo pálido rodeado de aquella sustancia verduzca.

Esto no tenía sentido alguno, esto no podría terminar así…porque debía quedarme con KyuHyun en un final feliz.

-¡Tienes que matarlo! Seguramente él no quiere convertirse en uno de ellos, hazlo por él- gritó HeeChul.

-No puedo, no sería capaz- gritaba KyuHyun aterrado y llorando.

-Sí, si puedes- gritó el chico del uniforme de guardaespaldas-. Seguramente el hubiese querido que tu lo hicieras, hazlo descansar en paz.

-¡Rápido o ya será muy tarde!- gritó Jay golpeando en el pecho a KyuHyun.

Cogió su arma y se acercó lentamente a mí llorando.

Por mi parte estaba en lo correcto, solo quería que fuera KyuHyun el que me matara, morir en sus brazos sin ninguna culpa y libre… Sabría que él me amaba y que todo lo hizo por mi.

Me acerqué hasta el sollozante KyuHyun y coloqué mi pálida mano en su hombro pero está lo atravesó. Jamás podría volver a tocar su piel casi morena, debía despedirme de él.

Iba a colocar mis fantasmales y temblorosos labios en su mejilla cuando una fuerza me arrastró de nuevo a mi cuerpo.

Al parecer aún no era mi hora.

Un golpe, dos golpes, tres golpes y se abrieron mis ojos. Estaba vivo.

-¡KyuHyun! ¡No! ¡Aún estoy vivo!- le grité desesperadamente cogiendo la punta del arma con mi manos.

-¡No se acerquen a él!- exclamó Jay-. ¡No sabemos si es un zombie o un humano! O algo peor que una de las dos, una mutación.

Extrañamente sentía que un sonido familiar ya no sonaba en mi pecho: los latidos de mi corazón. Miré hacia mi piel y estaba demasiada pálida.

-KyuHyun- susurré-. Si soy yo. Estoy vivo…

El aludido se acercó a mí y me abrazó con fuerza contrario a los gritos de Jay de que no debía hacerlo.

-Creías que estabas muerto, mi pequeño- copiosas lágrimas caían de sus ojos-. Tus ojos están de otro color y tu corazón ya no late.

-¿Mis ojos?- susurré con dificultad-. ¿Qué tienen mis ojos?

-Heterocromía (una mutación de los genes que rara vez pasa entre los humanos)- dijo Jay acercándose hacia mí-. Tu ojo izquierdo está café y tu ojo derecho es violeta.

-No lo puedo creer…-pero mi corazón no lo escucho. Es como si estuviera…-Jay me interrumpió.

-Es como si estuvieras muerto, ¿no es así?- se masajeó los sienes-. Al parecer Kibum si te quitó el virus de tu organismo pero este se ha arraigado a tu ADN de manera que una parte de él ha permanecido.

(N.A : Se han de preguntar por qué se adhirió al ADN de Wookie, ¿se acuerdan en el flasback de KiBum cuando estaba hablando con el papá de Ryeo y le dijo que la fecha límite de hasta dónde podía tener el virus era hasta los 21? Y como Wookie ya cumplió casi 23 se adhirió al ADN de este asi que en su cuerpo tiene el virus impregnado, lo que ven ahora de él es una mutación, o sea Ryeo ya murió, el corazón ya no es lo que lo hace vivir, sino el virus Antenea21 ya que puede curar Caronte16)

-Eres mitad humano, mitad zombie- dijo SungMin si ningún decoro acercándose con curiosidad hacia mí.

-¿Jay? ¿Significa que si usamos la cura podemos matar a todos los zombies? Sí, pero necesitamos hacer muchas pruebas de sangre para ver si es seguro, aun puedes mutar… - decía Jay muy sorprendido.

-Eso no importa, ahora está con vida. Necesitamos hacer todo lo posible para evitar que esto vuelva a suceder- dijo KyuHyun abrazándome más fuerte.

-Hay que salir de aquí antes de que vuelvan, no se sabe de dónde salió el monstruo que mordió a RyeoWook y dudo mucho que haya sido un accidente- dijo Jay mordiéndose la uña.

-¿Estás diciendo que alguien provocó que me mordieran?- dije alterándome.

-Posiblemente- mis ojos de colores se cristalizaron de lágrimas-. Pero, por ahora no te preocupes por eso, ya acabó y si somos cuidadosos trataremos que no haya personas detrás de esto.

-Solo sabemos que esto no se acaba aquí… Alice mató a SooMan sin más preámbulos, dudo que los seguidores de este nos dejen en paz, pronto el mundo se revelará contra Corea por todas las cosas sucedidas, los agentes más grandes de la SMent ya se han de haber dado cuenta que SooMan murió…- decía el chico que parecía vigilante de seguridad-. Hay que irnos rápido de aquí…

Iba a empezar a decir más cosas que me asustaban a la vez pero Heechul le tapó a boca con la mano y se lo llevó fuera del aeropuerto mientras este decía: nunca vas a dejar que las cosas salgan bien, ¿verdad?, Jay esbozó una risa igual que SungMin y fueron caminando con ellos.

KyuHyun me dejó de abrazar y me miró un poco más tranquilo pero lucía cansado, tocó mi áspera y pálida piel lentamente, yo cerré los ojos y respiré hondo, me di cuenta que respirar ya no causaba ese significativo sentimiento de tranquilidad ni estar vivo. Podía no respirar y aun así no me moriría, pues soy una inmunda mutación.

Y las mutaciones son algo muy diferentes a los humanos… Aun podía amarlo, no como un humano, sino como una mutación.

-Te amo…- me dijo lentamente acercándose a mí.

Era tan raro no escuchar a mi corazón latir y latir, y se ponía como loco cuando Kyu se acercaba. Me faltaban muchas cosas por experimentar siendo una mutación- humana y eso me asustaba.

Rodeé mis brazos entre su cuello asustado y de una me aferré a él. Besó mi frente y se agachó hasta mis labios.

Abrí mi boca enseguida y comenzamos a besarnos, descontroladamente, seguramente cuando llegaríamos a nuestra casa que tendríamos los dos juntos, llegaríamos es a tener sexo para liberarnos del estrés tan extraño que hemos pasado.

Me agarró fuertemente de la cadera y me pegó más, acaricié su pelo y su cara mientras nuestros besos hacían sonidos muy hermosos desde mi punto de vista.

Al separarnos agarré su labio inferior entre mis dientes para después lamerlo.

-Me dejas sin aliento…

-Las cosas cambiarán mucho, KyuHyun- le susurré agarrando su mano fuertemente.

-Lo sé…

Nos dirigimos hacia afuera, desde los lejos del horizonte se veían jets de alta velocidad dirigirse al aeropuerto, me abracé a KyuHyun mientras uno de ellos bajaba hacia donde estábamos todos los cuatros.

Me abracé al cuerpo de mi novio pues el viento y el sonido que hacían era muy fuerte.

-¿Ustedes son sobrevivientes de esta masacre?- Heechul asintió confundido.

-Deben subir para hacerles unas preguntas, todo se verá acertado en el juicio de los Estados, por ahora no digan nada y suban rápidamente sin excepción alguna- dijo uno de los soldados.

El chico de uniforme caminó hacia ellos y un soldados pasó una especie de pistola con luz roja que hacía pitidos al pasar por la piel del chico, en una pantalla de la pistola salió el mensaje: “Clean (limpio)” y lo dejaron pasar.

Seguido de él fue Heechul, SungMin y Jay, salieron limpios entrando al jet donde les dieron una especie de comida enlatada. Uno de ellos le hizo una seña a KyuHyun para que viniera, lo miré con miedo y le negué.

-Tranquilo, voy a estar bien- me dio un beso en la frente y dejó de abrazarme.

KyuHyun también salió limpio y entró al avión uniéndose a los otros.

Por último quedaba yo, y estaba 100% seguro que algo malo iba a pasar.

Me cogieron del brazo y pasaron la pistola por mi piel, como supuse sonó un tipo de alarma en la pistola que indicaba que estaba infectado.

-¡Alerta! ¡Alerta!- dijo llamando por su Talkie Talkie a alguien-. Está infectado, está infectado.

Me cogieron de los hombros y me esposaron las manos, KyuHyun gritó mi nombre pero cerraron la puerta del avión y ya no escuché su voz, el avión en donde estaban comenzó a elevarse y desaparecer en el cielo.

-¡KyuHyun! ¡KyuHyun! ¡Ayúdame!- grité pero me taparon la boca y me pincharon con una inyección que me dejó quieto en unos segundos.

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Abrí mis ojos rápidamente y observé a todos lados asustados, me dolía la cabeza terriblemente y alrededor mío estaban dos doctores escalofriantes, con inyecciones y todo el cuarto era blanco.

No me podía mover, parecía que mis huesos estaban paralizados y pegados a la camilla.

-¡¿Qué está pasando?! ¡¿Dónde estoy?!- grité, uno de los doctores vino hacia mi rápidamente.

No podía ver bien pues sentía mis ojos muy pesados, como si no se hubiesen levantado después de mucho tiempo.

-Tranquilo, RyeoWook, todo está bien, aquí estás a salvo- dijo alguien que me pareció familiar.

-HanGeng, no te acerques tanto, según los exámenes sus fuerzas son descomunales. Puede hacerte daño y no recordar quien eres- dijo uno que también me parecía conocido.

-¿HanGeng? ¿El doctor que fue mi cliente?- dije cerrando fuertemente los ojos para ver si mi vista volvía en sí.

-¡El mismo! ¿Estás bien? ¿Te duele algo?- estaba muy desesperado.

-¿Dónde estoy? ¿Y KyuHyun?- le dije apretando las sábanas tratando de soltarme de los cinturones de mis brazos con los que me tenían aprisionado.

-Él está a salvo, pero por ahora debes permanecer aquí, eres de suma importancia para la humanidad y pocos saben de tu existencia, todos creen que has muerto- dijo Henry.

De repente entró una persona a la cual no reconocía para nada, y dudo mucho que la haya visto.

-¿Ya ha despertado? ¿Cómo está? ¿Está estable?- dijo aquella persona con una voz tranquila.

-Si… Tal y como aseguró y dijo KiBum, sucedió lo imposible, este chico tiene los dos virus en un solo cuerpo, estan mezclados entre sí, se adhirieron a su ADN, es posible de curar todas las enfermedades, Cristhine45, Caronte16 y la más reciente Cronos54… Y tal vez sea inmortal, no lo sabemos aún, sus mutaciones van muy rápido y cada vez sale algo especial en sus habilidades.

-¡Ya traje los resultados!- otra persona, que reconocí como Jay entró con muchos papeles en la misma puerta en que estaba el señor al que nunca lo había visto.

-Disculpe- Jay hizo una reverencia y entró-. Es un 50% que sea inmune a cualquier enfermedad y tal vez podamos utilizar su sangre para clonarla y hacer armas contra la infestación de Cronos54.

-Eso es increíble, muy buen trabajo chicos. Después de todo KiBum sabía lo que hacía. Vayan a la segunda parte, prueben sus conocimientos y habilidades, puede que sea la persona más inteligente del mundo, y quien duda que no sea la más fuerte.

-Lo haremos Sr. Kim JongHyun… Yo sé que juntos destruiremos al hijo de SooMan…

-¡Hijo! ¡Esperen! ¡¿Quién carajos es el hijo de SooMan?!- grité descontroladamente mientras mis traumas regresaron.

-A la vez le debes mucho, RyeoWook, él envió el monstruo que hizo que nos diéramos cuenta de la persona increíble y fuerte que eres, ahora descansa- dijo Jay inyectándome otra aguja en el hombro.

-¡Esperen! ¡¿Qué es Cronos54?! ¡¿Quién es el hijo de SooMan?!- gritaba pero caí en un profundo sueño- desmayo