lunes, 13 de mayo de 2013

Encuentros Afortunados.

Hola!

Veo que han buscado nuestro fic. Bueno, para ser sinceros, ¿quién no ama un fic con temática de zombies?

Osea, solo YuleSaku puede ok no .-. Dejando a lado el tema de "presumida" espero que les esté gustando porque lo hacemos con mucho amor hacia las Elf's.

Espero que no les moleste pues es un poco largo.
Enjoy.



POV DongHae (2 horas antes del momento Z)

-Papy y mami- abracé más fuerte mi peluche de pez-. Estoy casi seguro que debo llevarle a cortar el pelo a Fishie… Ahora.

-DongHae- suspiró mi mami-. Tenemos una reunión importante en París…iremos otro día.

-¿Otro día? ¡No!- tiré mi peluche al suele e hice un berrinche-. Yo iré, si es posible solo.

Mi padre mi miró muy enojado, tal vez ya no tenía paciencia y estaba harto de mis caprichos. Es que nada me contentaba.

-Hijo, tu mamá dijo que iremos otro día. Hoy no, estaremos muy ocupados y no regresaremos hasta pasado mañana- dijo mi papá cogiendo su terno formal.

-Pero quiero salir de la casa… ¿Por qué no puedo ni siquiera ir a la esquina?- pregunté.

-Puedes salir, pero si vas a la casa de tu prometida Amber, si, es una buena idea. Te dejaremos en su casa hasta que lleguemos.

-Está bien- hice un puchero pues aunque mis padres me habían comprometido con ella, yo no la soportaba.

Y dicho esto ellos salieron por la puerta de la casa dejándome solo con mi perro.

-¿Y ahora que hacemos Fishie?-le pregunté pero este solo me respondió ladeando la cabeza.

Fui hasta mi cuarto por una chaqueta roja y aquella tarjeta de crédito que me dieron mis padres para cualquier emergencia.

Esperé pacientemente hasta que llegaré el transporte personal que trajeron mis padres mientras soltaba pequeñas risillas pues había planeado algo para escapar e ir al centro comercial por primera vez.

Tenía que convencer al conductor que me lleve al centro.

Así que cuando este llegó salí con mi mejor cara y con signos de humildad.

-Hola señor…- dije sonriéndole-. ¿Me puede llevar al centro?

-No lo sé muchacho, sus padres me dijeron que solo tengo que llevarlo a la casa de la señorita Amber y que tengo que dejarlo ahí hasta que ellos me llamen- dijo humildemente.

-Lo sé, pero necesito hacer una cosa que mis padres dijeron sobre mi perro- dije enseñándole a Fishie, el señor estaba perdiendo la paciencia y yo lo molestando.

-Está bien, pero solo será un momento. Le agradecería que no les dijera a sus padres que lo lleve a otra parte o si no me despiden- asentí mientras me subía a la limusina flotante.

Rápida y nerviosamente mi chofer me llevó al centró, donde había un gran edificio blanco y con muchas ventanas, mucha gente entraba y salía. Supuse que ese era el lugar donde los jóvenes como yo se divertían, veían películas y comían.

-Aquí me quedo, usted váyase a su casa, lo llamaré cuando termine de cortarle el pelo a Fishie.

No dijo nada y se fue, le agradecí mentalmente mientras lo despedía con la mano.

Respiré e ingresé a un lugar donde nunca había estado, pero por lo que mi vecino JongWoon me decía era muy divertido y grande.

Se llamaba Gangnam#123.

Apenas entré al patio del edificio mucha gente con cosas en las manos que parecían novedades me saludaron y empezaron a decir que les comprara.

Supongo que hacían eso con cada chico de cara linda, con dinero y un French Poddle en brazos.

-No gracias, solo vengo de paso- dije esquivando a aquellas personas de aspecto pirata y pobres.

Cuando abrí la puerta un aire superficial muy tranquilizante me sorprendió, usaban ese aire para los lugares cerrados ya que el aire puro estaba ligeramente escaso.

Sonreí pero cuando iba a entrar completamente un señor me paró la intromisión.

-Por favor, tarjeta de identificación- supongo que hablaba de la tarjeta de identificación que me había dado mi padre.

Saqué la tarjeta amarilla que era para las personas ricas de edad joven (24 años), la pasó por una maquinaria roja de luz, me devolvió la tarjeta e hizo una venia.

-Bienvenido joven Lee DongHae- dijo sonriendo-. Disfrute de su estancia.

Asentí y seguí mi camino, seguramente me dejaban entrar porque era rico y no iba a robar nada, en cambio a la gente pobre sí la discriminaban y la tomaban por ladrones.

No entendía eso pues nunca me interesó ya que yo vivía en mi mundo de fantasía.

Mucha gente sabía mi nombre, tal vez porque mis padres tenían la compañía más grande de perfumes y querían aprovecharse de mí.

Entré a una tienda de fuegos artificiales y compré varios explosivos para mi cohete de juguete. Al señor le brillaron los ojos al ver tan brillosa tarjeta de crédito.

Nunca había estado tan feliz pues todos me respetaban y hacían lo que yo quisiera. Era increíble ese lugar, tontamente no sabía la crueldad que se vivía afuera.

De repente vi el sello de la tienda de mascotas que tenía aquel chico con cara de mono que me había dado a Fishie, supuse que sabrían como cortarle el pelo.

Las ventanas de vidrio reflejaban a un chico durmiendo, cuando entré se levantó asustado pues seguramente había oído el “tintín” de la campana de la puerta.

-Bienvenido- dijo impulsándose del mostrador.

-¡Hey! Tú eres el chico con cara de mono que me dio a Fishie- dije muy alegre.

El muchacho abrió sus ojos sorprendido de mi apariencia seguramente.

-¿No te acuerdas de mí?- hice una pose.

-No…pero seguramente es porque yo entrego perros a todo el mundo y no tengo buena memoria- se desperezó.

-Pero tú me distes un perro de verdad- acerqué el perro hasta su cara-. Míralo.

-Claro lo recuerdo- su cara seguía confusa-. Bueno, ¿Qué deseas?

-Vengo a cortarle el perro a Fishie- lo puse suavemente en sus manos-. Pórtate bien con el señor mono, pequeño- le dije a mi perro mientras aquel chico lo llevaba hasta una extraña máquina.

-¿Qué es eso?- señalé aquella máquina que tenía un letrero que recitaba: X500CUT

-Es un aparato para cortarle el cabello a “Fishie”- rodó los ojos.

-¡OH!- aplaudí de felicidad-. Ahora sí mi tonto vecino se va a dar cuenta de que mi perro es mejor que el suyo… ¿No lo crees?- miré el gafete de su uniforme de colores rojos-. Hyuk.

-Lo creo Sr. Lee DongHae- puso a Fishie en una especie de cinta transportadora de donde brotaron cientos de tijeras que se movían a velocidades impresionantes.

-¡WOW!-iba a tocar la máquina hasta que Hyuk me detuvo.

-Ni lo pienses, pretty boy.

-¡¿Pretty Boy?!- exclamé molesto-. ¡¿Y eso que significa?!

-No quieres saberlo- peinó su cabello negro hacia atrás.

-Tampoco es que me importe lo que dices- le saqué la lengua-. Yo solo estoy aquí para hacer quedar mal a mi vecino.

-Eso debe ser una gran preocupación- dijo él con evidente sarcasmo.

Yo no le respondí porque tampoco es que iba a mantener conversación con el chico de los perros.

Luego de unos minutos en donde yo me distraje viendo un par de tortugas moradas e imágenes de la nueva especie de perro que lograron traer de nuevo a la vida pues se habían extinguido.

-¿Por qué quieres darle celos a tu vecino?- me preguntó mientras arreglaba a mi perro.

-Porque siempre me gana en todo. Se llama Kim JongWoon y sus padres son colegas de mis padres, así que prácticamente somos los herederos de toda la empresa.

-Oh, no deberías hacer eso, definitivamente eres más lindo y rico que él.

-Lo sé, es por eso que quiero sacarle en cara que yo tengo un perro real y él no- hice un puchero.

-¿Quieres ir a conversar atrás? Parece que no hay nada de clientes- dijo pícaramente.

Me sonrojé mucho pues nadie me había invitado a ir a algún lado y a solas, y es que a nadie le caía bien y nunca tenía novia.

-Cl-claro- dije nerviosamente mientras cogía a mi perro en brazos y avanzaba a la parte de atrás.

Y así empezó nuestro excesivo coqueteo.

Pasamos media hora hablando y guiñándonos los ojos, tocándonos indirectamente las manos, no entendí el porqué de ese cambio si al principio era tan ordinario.

Cada vez que me hablaba sentía mi corazón vibrar de la emoción pues nunca había dado mi primer beso y mucho menos otra cosa.

Cuando ya no hubo nada de qué hablar nos quedamos mirando por un largo rato, acercó su mano hasta mi mejilla y la acarició, sentía mi corazón salirse por la boca.

Agaché la cabeza avergonzado donde pude ver la hora. Ya era muy tarde.

-Tengo que irme Hyuk…- dije levantándome con mi perro y la funda de cohetes en mi mano.

-¿Quieres mi teléfono celular?- preguntó también levantándose, asentí y lo anoté en una factura-. Si quieres salir conmigo a dar una vuelta por ahí no olvides en llamarme.

-Está bien- me di media vuelta hasta que me cogió del brazos e hizo virarme.

-Espera Hae- dijo acercándose a mi cara, cogió entre sus manos mi rostro y se acercó más.

Sentía que me iba a desmayar o algo parecido, estaba caliente y nervioso pues no sabía cómo dar un beso, cuando percibí su respiración cerré los ojos.

De repente se escuchó un fuerte sonido proveniente de afuera, Hyuk se separó enseguida y fue a ver que era, me hizo una seña para que esperara pero yo siempre malcriado y desobediente fui a ver qué pasaba.

-Gerente ¿Está usted bien?- el señor al que Hyuk le hablaba tenía los ojos verdes.

Se precipitó encima de él y clavó sus uñas en los hombros de Hyuk mostrando sus dientes como si quería comérselo.

Yo no podía hacer nada estaba en estado de shock, nunca en toda mí había visto algo así…era horrible.

-¡Cálmese, gerente!- exclamó Hyuk tomando un pisapapeles que estrelló contra la cabeza del gerente que se desplomó en el piso.

-Lo mataste- susurré apretando a mi perro contra mi pecho.

Hyuk agarró su cabeza con desesperación apretando sus patillas, suspirando pesadamente pero aquel gerente volvió a levantarse aun cuando sangre brotaba a borbotones. En un acto reflejo le lancé a Hyuk una escoba.

-¡Arrástralo hasta la máquina del corte de cabello para perros!- aquella cosa me daba mucha mala espina pues no parecía nada cerca de lo humano.

Hyuk usó la escoba-aspiradora para impulsar a la bestia hacia la máquina mientras yo aplastaba el botón de inicio.

Sus gritos fueron tan fuertes que mi perro empezó a aullar e incluso la cabeza me empezó a doler, de la máquina brotaba sangre a mares…y todo el piso estaba rojo.

-¡Hyuk!- corrí a abrazarlo-. ¿Qué era eso?

Se mordió el pulgar fuertemente en un signo de frustración.

-Las farmacéuticas- tomó su mochila negra y cogió mi mano-. ¿Estás dispuesto a seguirme dónde sea que vaya?

-Sí, creo, con tal de sobrevivir y ver a mis padres- dije muy bajito apretando la mano de Jae.

-Por aquí no podemos escapar, hay mucha de esas cosas afuera- dijo mirando el techo.

-¿Qué tal si vamos por los conductos de ventilación?- dije alzando mi dedo.

-Esa es una buena idea. Eso quiero que hagas DongHae, piensa con inteligencia.

-¡Claro que sí, Hyuk!- dije alegre de que me elogiaran.

Jae cogió un destornillador y se dirigió a la parte de atrás aun sin soltar mi mano. La dejó por un momento y se subió en un balcón para poder alcanzar la rejilla y quitar los torniquetes.

Me escondí más atrás pues me asustaba ver qué pasaba afuera, nunca había visto sangre real, solo en mis películas holográficas.

Tenía miedo y quería a mis padres.

HyukJae me sacó de mi ensoñación. Sus ojos se desorbitaron y me señaló una de esas cosas caminando por todo el local, nunca supe como entró.

-Hae, haz silencio. Yo subiré primero y te haré una señal- escuchamos un sonido muy fuerte posterior a más bestias entrando al lugar presurosas.

Estaba subiendo al lugar cuando mi perro empezó a ladrar y a tratar de morder una cosa cerca de mí.

-¡Fishie!- tomé una jaula vacía y la lancé hacia él mientras Hyuk extendía su mano para que subiera por el ducto.

-¡Hae! ¡Sube!- sus ojos estaban llorosos.

-¡Tengo que ir por mi perro!- lo tomé mientras este temblaba del miedo casi tanto como yo.

Traté de subir al ducto con todas mis fuerzas pero estaba demasiado asustado. Era aquel niño que nunca había salido de su casa y que ahora luchaba por su vida de algo que ni siquiera conocía y que tampoco quería conocer.

Primero le lancé a mi perrito y luego yo lo intenté, estaba a uno pocos metros de la seguridad cuando mi pantalón se atoró con una punta que rasgaba mi pierna y por primera vez sentí lo que es el dolor.

-¡Hyuk!- exclamé-. ¡Mi pierna!

-No llores, Hae- me dio un beso tímido en la frente-. ¡Jala tu pierna!

Y así lo hice aunque el dolor fuera fuerte logré zafarme pero aquellas cosas ya estaban cerca así que las empujaba con mis zapatos hasta que llegué al ducto y Hyuk logró cerrar la rendija.

Los sonidos que presumí eran molestos de las criaturas inundaron mis oídos pero esa no era mi principal preocupación pues estaba al borde de un colapso.

-¡Tenía miedo!- abracé a Hyuk en el intricado espacio-. Me iban a comer.

-Calma- susurró sobando mi cabeza.

Luego de que mi llanto cesara seguimos a gatas por el ducto siendo guiados por Hyuk.

-Hay que ir por acá- señaló otro camino muy seguro-. Este ducto nos llevará directo al departamento de colchones.

-Eres muy listo- susurré sonrojado.

-Gracias- me dedicó una sonrisa mientras destrababa otra rendija con su navaja multiusos.

Bajamos hasta el departamento de colchones y esas cosas, él guardó su navaja en sus bolsillos y se quitó la camisa del trabajo dejándose solo con una camisa negra ajustada.

-¿Qué?- preguntó al verme tan abstraído.

-¡No es nada!- me di media vuelta y me acosté en una blanda cama-. No crees que también nos encontrarán acá.

-Lo dudo…este lugar es muy grande, no podrían cubrir el terreno tan rápido…- no terminó de decir eso cuando escuché gemidos y figuras tambaleantes acercarse hacia el vidrio del local.

-¡Dijiste que no vendrían!- exclamé sujetándolo de la camisa.

Él mordió de nuevo su pulgar y con una lámpara destruyó un panel en la esquina.

-¡¿Qué haces?! ¡Debemos escapar!- empecé a llorar-. ¡Ojalá nunca hubiera salido de mi casa! ¡Estúpido JongWoon! ¡Es su culpa por decirme que mi perro era feo!

Los monstruos con cara humana ya estaban golpeando con fuerza el vidrio, cuarteándolo y mostrando graves rasgaduras.

-¡Ese vidrio no va a resistir!- golpeé a Hyuk en la espalda mientras él seguía cambiando cables en el panel-. ¡Vámonos! ¡Deja de tontear!

-¡Deja de gritarme Hae!- se giró molesto mientras su ojo temblaba.

-¡No tienes derecho a hablarme así! ¡Pobre!- iba a alzar mi mano para golpearlo pero él la detuvo.

Me impulsó hacia él colocando su masculina mano en mi cintura y me dio un beso muy fuerte. Sentía claramente su respiración chocar la mía, el sabor de su boca era tan singular, y sus labios presionaban ansiosos contra los míos. Introdujo su lengua en mi boca y yo lancé un gemido casi tan fuerte como el de las bestias al otro lado del vidrio. Al separarnos pude recuperar mi respiración aun cuando mis piernas estaban temblando.

-Hyuk- susurré tocando mis rojos labios.

-Gracias por hacer silencio- sonrió de lado y siguió moviendo cables hasta que del lugar brotaron luces rojas y una puerta de hierro descendía delante de la de vidrio apartando a las bestias.

Y así aquellas cosas se alejaron completamente de nosotros y pude respirar un poco, le di una rápida mirada a Hyuk pero él lucía muy calmado tratando de llamar a alguien desde su teléfono.

-¡Jay!- su voz se tornó angustiosa- ¡Esas cosas están…aquí!- luego de decir eso, su teléfono estalló en chispas y las luces del lugar se apagaron.

Mi perro empezó a aullar mientras yo exclamaba el nombre de Hyuk. Nunca me había quedado a oscuras en toda mi vida.

-Estoy aquí- unos brazos fuertes me abrazaron por otras-. Cálmate, ellos no pasarán.

-¿Estás seguro?- derramé unas cuantas lágrimas.

-Lo estoy- apretó mi mano-. Vamos a dormir.

Me llevó hasta uno de los colchones del lugar, nos acostamos en la cama y mi perro se trepó también, se hizo una bolita en el borde de ella y se quedó dormido.

-Hyuk... ¿Cuál es tu nombre completo?

-Lee Hyuk Jae- prendió una lucecita desde su llavero que nos alumbró lo suficiente como para que yo notará un lunar en su cuello.

-Tienes un lunar en tu cuello, como yo- se lo enseñé-. Mi padre dice que ellos me lo pusieron antes de nacer.

-Predisposición Genética- susurró él tocando su barbilla.

-¿Eh?- nunca había escuchado esas palabras-. ¿Qué es eso?

-No es nada- sonrió nervioso-. Ya duerme Lee DongHae.

-Dime solo Hae- susurré apretando su cuerpo contra el mío.

-Está bien- me dio un beso en la frente.

Y así nos quedamos dormidos, abrazados el uno al otro.

Pero un ruido a la mitad de la noche me levantó, tantee el lado en donde tenía que estar Hyuk y no había nadie.

-¡Hyuk!- exclamé desesperado-. ¡Hyuk!

-¿Por qué siempre gritas?- su voz salió de las penumbras.

Encendí la pequeña luz de su llavero y lo vi sentado en una esquina con su cabeza entre las rodillas.

-¿Estás bien?- caminé hacia él con el llavero en mis manos.

Alzó su mirada y sus ojos negros estaban llenos de lágrimas. Me dijo que mejor me fuera, que la situación que iban a pasar era muy fuerte y él no se creía capaz de soportarlo, por alguna razón desconocida mi corazón se hacía muy pequeño cada vez que las lágrimas cubrían sus ojos.

-HyukJae- tomé sus manos y las coloqué contra mi pecho-. Te necesito y tú me necesitas. No estás solo.

Esas fueron las palabras más sinceras que pudieron haber salido de mi boca. Yo, un chico engreído había encontrado una razón de vida y esa era verlo sonreír.

-¡No lo entiendes!- su boca se curvó-. Él ha muerto, yo lo sé…mi hermano ya no está conmigo.

-¿Hablas del chico con el que hablabas hace rato? ¿Jay?- jugué con un mechón de mi cabello.

-Sí…

Lo abracé y le dije que todo estaba bien. Cosas que nunca me había dicho mi mamá en toda mi vida, palabras de amor y no es como que mi madre no me quisiera pero ella nunca lo demostraba.



-¿Mejor?- lo ayudé a levantarse.

-Para ser un pretty boy…eres una persona muy dulce- se tumbó de una en el colchón.

-No me digas pretty boy que no sé lo que significa- hice un puchero.

El soltó una carcajada muy fuerte para luego quedarse dormido.

*Al día siguiente*

Abrí mis ojos y el sol de la mañana se filtraba por una pequeña ventana en una esquina, Hyuk estaba guardando muchas pastillas alimentarias en su bolso.

-¿Cómo las conseguiste?- me levanté y peiné con mis manos mi cabello.

-Meterme de nuevo por los ductos no es fácil- esbozó una sonrisa-. Gracias por lo de ayer.

-Yo lo creía necesario- dije en un murmullo casi inaudible.

Él solo asintió con la cabeza y fue de nuevo al panel para (supongo) sacarnos del lugar.

-¿Estás seguro que debemos salir?- tomé mi perrito en mis manos-. Esas cosas aún pueden estar afuera.

-No creo que sigan allí, pero si lo hacen…trataremos de defendernos. Este lugar ya no es seguro.

Y dicho esto terminó de desactivar los seguros de la puerta, cuando esta se abrió el sol de la mañana nos golpeó en los ojos, solo había un par de aquellas cosas.

Solté un suspiro y sonreí un poco más relajado.

-¿Ves esa moto de aire de ahí?- señaló un local al frente de nosotros-. Fíjala como objetivo.

Abrió las puertas del vidrio del local de colchones y empezamos a caminar muy pausado, tratando de no alertar a aquellas cosas que se chocaban contra las paredes y caminaban sin dirección.

-¿Aún no hay electricidad?- dije cuando él ya estaba encima de la moto de aire.

-Nada electrónico funciona. Todo está muerto- mordió su pulgar.

Asentí asustado apretando más a mi perro.

-Sube- susurró pasando la tarjeta por la ranura del moto, lo que hizo que empezara a sonar estrepitosamente.

Las bestias giraron sus horribles verdes ojos hacia nosotros luciendo hambrientas y luego vinieron en masa hacia donde nos encontrábamos.

-¡¿Qué esperas?!- me trepé en la moto y me sostuve con un cinturón de seguridad.

-Vamos a atravesar el vidrio- él solo asintió con una cara de locura.

Tragué saliva en seco y él arrancó mientras yo cerraba mis ojos fuertemente. Fue brusco pero ni yo ni él tuvimos heridas de gravedad en nuestra cara, solo unas cuantas cortadas. Derrapamos cerca de los zombies haciéndolos tambalear, reí al verlos en ese estado, Hyuk me dijo que tomara un bate que él se había amarrado a la espalda y que me deshiciera de todo aquel que se acercara a nosotros.

-¡Directo a la salida!- exclamó acelerando aún más la moto mientras yo golpeaba a un monstruo justo a la cabeza.

Y con esa fórmula ganadora (de yo golpeando a los monstruos y él acelerando su moto al máximo) ya estábamos por llegar a la salida del centro comercial cuando un par de niños que se habían convertido en eso…nos detuvieron.

Sus caritas transformadas en esa cosa ansiosa de comer, sus ojos verdes y los dientes ansiosos de carne.

-¡Jae!- lo sacudí-. ¡Enciende de nuevo la moto!

Los niños venían hacia nosotros mientras Hyuk seguía como en estado de shock aunque yo trataba de que reaccionara golpeándolo repetidamente veces.

-¡HyukJae! ¡Regresa!- lloré y lo abracé contra mí.

-Hae- susurró encendiendo de nuevo la moto-. Tengo miedo.

La encendió y volvió a acelerar hacia la salida que volvió a traspasar con la moto la puerta de vidrio.

-¡Somos libres!- exclamé bajando de la moto ya fuera del centro comercial.

Hyuk me devolvió una sonrisa a medias y siguió su camino como si nada.

-¿Jae?- apreté a mi perro-. ¿A dónde vas?

-Te saqué del lugar, Hae- me quitó de las manos el bate-. Ve con tu familia.

-¡Mis padres no están aquí!- grité asustado-. ¡Estoy solo!

-Deja de gritar Hae- rodó los ojos hastiado-. Está bien, vamos…te llevaré a casa.

Corrí a abrazarlo y él correspondió el abrazo, seguimos caminando con mi perro atado a la correa hacia adelante y a las bestias ignorando nuestra presencia.

-Respecto a los niños del centro comercial… ¿Por qué te detuviste?

-Estas cosas, las que están pasando. Las provocó alguien, estoy seguro y tienen que ver con mi hermano- su voz se tornó ronca-. No es bueno…daña a las personas y a la sociedad.

-Yo no sé nada de eso- murmuré por lo bajo para que nadie me oyera.

¿Acaso todo estaba podrido fuera de la burbuja en la que vivía?

Y esa fue la primera vez en la que pensé en otra persona que no fuera yo.

Todo el camino anduvimos muy callados, cada uno de nosotros perdidos en sus propias ideas, abstraídos hasta que a los lejos escuchamos los sonidos de gente corriendo. Giramos nuestras cabezas hacia el sonido y a los lejos vimos a centenares de personas pisarse unas contra las otras, con la desesperación en sus caras haciendo que las bestias los notaran y trataran de arrinconarlos y devorarlos.

-¡Al aeropuerto!- exclamó un señor jalando a su pequeña hija mientras nos señalaba.

Entonces en un momento ya nos encontrábamos corriendo por la calle que llevaba al aeropuerto pero nuestro camino se vio interrumpido por una manada de carros estacionados, al parecer la falta de electricidad los afectó.

-¿Alguien sabe que sucedió?- exclamó un chico de cabello negro largo, vestido de forma elegante.

-Heechul…calma- otro chico de figura altiva y fuertes hombros con una 9 mm en sus manos le habló.

-Hae- Hyuk apretó mi mano y contuvo la respiración-. El cielo…

Alcé mi mirada y en el azul cielo se mostró una imagen holográfica. Un señor de casi 50 años, de mirada sombría y en terno empezó a hablar.

-Hola queridos habitantes de Corea- puso sus manos juntas-. Soy Lee Soo Man de la compañía EsMent, como pueden notar hemos tenido un ataque por un virus que se soltó de un laboratorio.

-¡Eso es una mentira!- un chico de cabello café en una moto muy vieja salió de la nada-. ¡Eres un maldito mentiroso!

Soo Man rió de lado y siguió hablando.

-¿Tiene pruebas contra nosotros?- el chico

soltó una maldición por lo bajo-. Lo suponía… Ahora sobrevivientes. Como la EsMent es una empresa benevolente hemos decidido darles transporte y lujos…a algunas personas, para el resto tenemos un refugio.

La gente que por sus facha yo denotaba eran las más pobres estaban abrazándose unos a otros.

-¿A qué se refiere?- un chico de cabello picudo y bata de hospital salió de una van de clínica.

-Sr. Lau- le dijo el señor-. Usted debe saberlo, solo los que pueden pagar los precios tendrán transporte. Personas con dinero y del gobierno farmacéutico. Escuchen bien…- al momento apareció una imagen holográfica con la credencial de una persona X, era igual a la que presente frente al señor de la seguridad del edificio-. Las personas que tienen esta tarjeta deben fijarse bien en el símbolo de situación social de cada uno, parecerá en unos cuantos segundos- señaló la parte inferior de la credencial, inmediatamente saqué la mía y al final tenía una marca de agua color azul.

La gente estuvo murmurando cosas sobre sus respectivas credenciales, cuando miré la de Hyuk, ésta no tenía el mismo color que el mío, la tenía amarilla.

-Las personas que tengan color azul… ¡Felicidades! Trasládense al aeropuerto pues enseguida le daremos la atención posible que se merecen, aviones de último modelo y una excelente comodidad- sonreí mientras otras personas gritaban de la felicidad, estaba salvada, pero aun no entendía lo de Hyuk-. Las personas que tiene color rojo, déjenme decirles que cerca del aeropuerto hay un refugio en la que pueden estar, pero solo un límite de personas puede estar- miré con terror a Hyuk mientras él también me miraba de la misma manera.

Si Hyuk no tenía ni roja y mucho menos azul… ¿Qué iba a pasar con él?

-Las personas que tienen marca amarilla, lo sentimos mucho, pero esas personas no tiene salvación… No se les va a permitir ir a ninguno de los refugios.

Todas las personas soltaron gritos, lamentos, lloros e insultos a la pantalla.

-¡Yo tengo amarillo!- dijo un señor de aspecto pobre.

Miré a Hyuk, estaba llorando mucho. Gritó y se tiró al piso impotente.

-Mataremos a las personas de color azul y rojo si es necesario- dijo un chico detrás de la espalda de un chico subido en una moto.

-Eso no será necesario, es más, será en vano ya que tenemos los nombres de aquellas personas registradas. Si es que no son aquellas personas serán ejecutados por robo a propiedad privada.

-¡Soo Man!- un joven bajito y de ojos cafés exclamó-. Los pobres también somos personas.

-Son personas- Soo Man sonrió diabólicamente-. Personas sin dinero, y si quieren culpar a alguien, culpen a Kim Kibum el científico libre ese…el soltó el virus. Cúlpenlo a él.

Y dicho esto aquel hombre desapareció del lugar dando paso a un par de hombres de negro.

-Diré los nombres de los salvados- aclaró su garganta-. Los que nombre deben ir al aeropuerto a nuestro avión privado.

-Lee DongHae- todo mi cuerpo tembló al escuchar mi nombre de la boca de ese señor.

-Estoy salvado- murmuré.

Luego nombró, como creía, a JongWoon, un tipo llamado Kim YoungWoon, otro Henry Lau y Hangeng salvados por ser los mejores médicos de Corea, Kim Heechul y otras personas más fueron nombrados.

No eran más de 30 los salvados.

Luego de que la última imagen se fuera de la pantalla, toda la masa de personas corrió como locos por la calle tratando de llegar lo más pronto posible al centro de supervivencia. Empujando a cualquier ser a su paso, mientras gritaban incoherencias…las personas trataban de lanzarse fuera del puente donde estábamos.

Me giré hacía Hyuk que seguía llorando desconsoladamente. Nunca me había sentido tan mal.

-¡Hyuk!- tomé su mano-. ¡Vamos!

-No- suspiró y se soltó-. Ese transporte de lujo solo es para ti, yo no tengo salvación, me quedaré aquí para siempre, a esperar mi muerte. ¡Toda esta mierda fue en vano!- gritó lanzando hacia un lado el bate y sus mochila.

Me dio pena y miedo verlo así que solo logré abrazarlo fuertemente.

-Suéltame DongHae- murmuró queriendo separar mis brazos.

Negué con la cabeza y me acerqué a sus labios. Estaba temblando.

Hyuk soltó una lágrima y también se acercó a mí. En ese mismo instante, con gente empujándonos y gritando, nos besamos.

Nuestros labios se posaron en un beso casto, Hyuk cogió mi mejilla y me acercó más. Abrí mis labios un poco y él comenzó a besarme lujuriosamente. Seguí mis instintos y rodeé su cuello con mis brazos. Nos besábamos sin apuros, como si olvidáramos que estábamos en pleno apocalipsis. Ya con cada contacto de nuestros labios, yo abrí más la boca, esos rosados labios succionaban mi labio inferior dejándolo hinchado y rojo.

Parecía que Hyuk se había olvidado de que no tenía salvación, en ese instante solo le importó haberme besado bien. Alguien a mis espaldas me empujó muy fuerte y me pegó más a su cuerpo, sonreímos en el beso, creo que estábamos exagerando mucho con lo de los agarres.

Su lengua se introdujo en mi boca, me agarró de la cintura y me inclinó hacia atrás.

-Hyuk…- dije susurrando mientras él me seguía besando-. Debemos parar.

Se separó de mi boca y sonrió al verme en ese estado, con la boca roja y los ojos llorosos.


Lo siento… Me emocioné mucho- dijo rascándose la cabeza.

Sonreí y bajé la cabeza son saber que decir.

-Puedo hablar con mis padres para que te lleven conmigo.

Y esa era mi gran respuesta. Mis padres hacían todo por mí, siempre me complacían en todo y Hyuk no era una excepción.

-¿Seguro?- sus ojos mostraban tristeza.

-Muy seguro- asentí mientras mi perro lamía mis dedos-. Y tal vez podamos encontrar a tu hermano en el camino.

Él asintió y me besó mis labios, fue fugaz.

Íbamos a correr también para llegar al lugar cuando resbalé, Hyuk se alejó llevado por una turba de personas mientras yo estaba en el suelo con mi perrito, cuando claramente sentí que alguien me pisaba la espalda y luego algo se me clavó justo en el pie…era el taco de una señora muy elegante que corría como loca.

Pegué un grito, mientras intentaba tocar mi herida.

Era mi talón, y no paraba de sangrar. Estaba atravesado por un tacón de aguja, me dolía mucho y estaba llorando. Todo eso de la realidad me cayó muy fuerte. Nadie me hacía caso a mis suplicas, no podía pararme. No encontraba a Hyuk y mi perro aullaba por un poco de atención.

Nunca en toda mi vida había sentido tal cantidad de dolor.

-¡Hyuk!- mi brazo se extendió hacia su figura ya lejana-. ¡Ayuda!

-¡Hae!- empujó a las personas a su alrededor y corrió hacia mi tomando mi mano.

Me preguntó si estaba bien y yo solo pude contestarle moviendo la cabeza, entonces mi perro huyó de mis brazos pero fue atrapado por una pequeña chica de cabello negro y ojos violetas.

-¡Violet!- un chico de cabello negro y cabeza muy grande que luego reconocí como JongWoon la agarró del brazo-. DongHae.

-Vete, JongWoon- le dediqué una sonrisa sin importarme el dolor-. Llévate a mi perro, Violet.

La niña asintió y salió corriendo con él.

-¿Puedes pararte?- negué con la cabeza-. Enserio eres un problema DongHae.

Hyuk me tomó del brazo y me cargó en su espalda, sentía dolor pero a la vez estaba sonrojado.

Las personas iban pisando sus pies y él hacía gestos de dolor, lo golpeaban pero él no paraba ni un segundo.

¿Qué es esto? ¿Por qué se está inmolando para salvarme?

Trabajosamente logramos llegar a aquella van de hospital donde vimos al chico del cabello picudo de apellido Lau.

-Ayuda- susurró Hyuk soltándome al pie de la van-. Su pie está herido.

El chico del cabello picudo se mordió sus labios indeciso... incluso yo sabía que en este mundo derrumbándose había que ser egoísta.

-¿Cómo fue?- del interior de la van salió un chico de cabello castaño, cara ingenua pero ojos brillantes.

-Un taco- murmuré dando alaridos de dolor-. Mi pie.

Él asintió y sacó un par de vendas.

-Hangeng- dijo el chico del cabello picudo-. No puedes ayudarlo, tenemos que irnos.

-Lo siento, Henry- le respondió-. Pero él necesita mi ayuda.

Henry rodó los ojos y fue por alcohol y unas pinzas al interior de la van.

-¿Cómo te llamas, jovencito?- preguntó mientras me tomaba del pie.

-Lee DongHae- dije respirando agitadamente.

-Qué suerte tienes, estas salvado, igual que nosotros.

El doctor malhumorado regresó con las pinzas y el jarro de alcohol.

-Bien Lee DongHae, tienes que ser fuerte, esto te dolerás así que necesito que relajes tu pierna para hacerlo más fácil- asentí realmente asustado.

Hyuk cogió mi mano y la apretó, Hangeng agarró las pinzas y cogió la punta del taco. Ni siquiera había jalado nada y ya me estaba empezando a doler. Finalmente jaló.

Que dolor, no recordaba tanto dolor.

Grité mucho y me salían lágrimas, ni siquiera estaba en la mitad pero dolía demasiado.

-Falta un poco, resiste Hae- me susurró Hyuk en el oído.

Cuando por fin me la sacó solté un suspiro que se vio interrumpido por la sangre corriendo en mi talón. Hangeng tapó la herida con varias vendas, solté un suspiro aliviado.

Henry vino con unas pastillas y me las hizo tomar para tranquilizarme un poco.

-Gracias, Hangeng- le di un abrazo-.

-Yo soy Lee Hyuk Jae- saludó a un malhumorado Henry.

Tenemos que irnos- Henry sacó un taladro de su maleta-. Antes de que lleguen esas cosas.

-¿Quieren ir con nosotros?- dijo Hangeng.

-¡Hangeng! ¡No podemos llevarlos!- dijo el otro médico.

-Henry, por favor, son jóvenes y no tiene mucho kilometraje, por favor.

Rodó otra vez los ojos y pasó su tarjeta por la ranura de llaves, a las personas con dinero, si hacías eso el ataque EMP no funcionaba.

Arrancó el auto y fuimos entre todos, yo y Hyuk nos sentamos atrás mientras se oían los murmullos (mal disimulados) de Henry regañando a Hageng por habernos dejado entrar.

-DongHae, lo siento, no debí haber dejado que te pasara eso- dijo señalando mi pierna.

-Tranquilo, fue mi culpa- murmuré. Estaba preocupado por mi perro.

-Va a estar bien- dijo Hyuk como si estuviera adivinando lo que pensaba.

-¿Seguro?- asintió y me abrazó-. O si no me dejaré de llamar Lee HyukJae.

Pero eso no bastaba, yo sabía que nos aguardaban cosas peores.

Pov RyeoWook

-Hay demasiado tráfico- susurró KyuHyun molesto-. No podemos seguir, tenemos que llegar rápido y empieza a pasar esta tontería-. Dijo ya muy enojado.

Golpeó la motoneta con impotencia y comenzó a maldecir, removí mis brazos de su cintura pues lucía muy cansado y frustrado que me asustó.

Decidí no decirle acerca de mi reciente estado de salud, mi cabeza parecía estallar del dolor y cada músculo de cuerpo lo sentía contraerse dolorosamente pero no podía hablar pues seguramente se enojaría aún más.

No quiero verlo con el ceño fruncido porque yo creo…

Moví mi cabeza en señal de negación tratando de alejar aquellos pensamientos que agolpaban mi mente a cada segundo.

-No hay tiempo para esto, ven- cogió mi mano y sus cosas-. Caminaremos hasta la casa de KiBum- dejó la moto en medio del tráfico de carros flotantes que pitaban sin cesar y empezamos a correr.

KyuHyun me jalaba del brazo mientras que con la empuñadura de su arma golpeaba a cualquier monstruo que se acercaba a nosotros, mi cabeza daba vueltas y sentía que las piernas me fallarían en cualquier momento.

Era la primera vez que sentía esta cantidad de dolor y hormigueo en mi cuerpo, se sentía como si tuviera algo en mi organismo que discordara conmigo.

Algo ajeno a mí…

-¡Corre más rápido, no hay mucho tiempo!- dijo alzando la voz.

Apretaba tanto mi brazo que este ya se estaba poniendo morado, en mi hombro tenía colgado la maleta de armas de Kyu que no pesaba exactamente muy poco.

Esquivábamos a las personas que corrían y a los monstruos a duras penas, sabía que era por mi culpa y supongo que él también lo sabía pues apretaba sus dientes con ira.

-Me siento mal- dije de modo delirante-. Debemos parar en alguna parte.

-Ni hablar, hay que llegar esta noche, resiste- dijo apretando más mi brazo.

-Kyu- mis piernas me fallaron y caí de rodillas al suelo-. No puedo dar un paso más.

Atrás de mí puede oír el gemido asqueroso de un monstruo pero no podía moverme, ni respirar fácilmente.

-¡Aléjate!- exclamó Kyu y disparó su arma con furia contra la cabeza del monstruo, lo supe porque sentí su sangre fría recorrer mis brazos.- ¡RyeoWook!

Respondí con un suspiro ahogado como si tuviera algo atorado en la garganta, sus brazos recorrieron mi cintura, me cargó en brazos, puso su maleta en su espalda en mis manos.

-Hey Wookie- sus saladas lágrimas caían sobre mi rostro-. Resiste…vamos a llegar a un lugar seguro- nunca entendí esa forma suya de ser tan cambiante-. Dispara a cualquier cosa.

Con la poca fuerza que tenía en mis brazos y mientras KyuHyun me llevaba en peso, logré disparar a cualquier monstruo con una puntería desastrosa pero que al menos nos mantuvo aún vivos cuando llegamos a un pequeño edificio de no más de 10 pisos que recitaba Hostal de Hermes.

Entramos por la puerta de cristal ya rota y con jirones de ropa colgados en los cristales, seguía en los brazos de KyuHyun pero sentía morir, mi cara ardía y mis brazos estaban de color violáceo.

-¿Qué me ocurre?- le pregunté con los ojos llorosos.

Él solo le limitó a morderse los labios y a llorar aún más.

En ese momento del escritorio que debía ser de ser de recepción salió una secretaria o debería decir dos.

Ellas estaban pegadas por cada lado de su cuerpo, los ojos verdes y los dientes ensangrentados me indicaban que eran uno de aquellos monstruos. Incluso ahora se me hace difícil describir lo que es ser asediado por un monstruo sediento de mi carne con dos cabezas.

-Estamos perdiendo tiempo, están empezando a mutar- dijo Kyu para sí mismo mientras sacaba un arma de fotones solares de su cinturón y les disparó en dónde se unían sus dos cuerpos-. El proyecto va a culminar.

Ellas soltaron un alarido y se desvanecieron en el piso, dando paso a un par de perros con el cuerpo hecho un amasijo de carne y espuma saliendo de su boca. Con la poca fuerza que me quedaba me solté del agarre de Kyu, me paré y les disparé sendas balas a aquellos perros.

Acto seguida me desmayé.

Desperté en una pequeña cama que olía a jazmines con mi brazo izquierdo siendo inyectado por Kyu, el líquido que había en la jeringuilla era de un color azul muy fuerte.

-¡¿Qué me haces?!- me revolví violentamente tratando de que dejara de inyectarme eso.

-¡Quieto!- exclamó con los ojos rojos-. ¡Si te mueves, morirás!

Mi respiración se hizo violentamente acelerada y sentí como si una corriente eléctrica me recorriera el cuerpo.

KyuHyun terminó de inyectarme aquella sustancia y se desplomó en el piso de la habitación mientras marcaba un número en su teléfono con antena tipo radio. Uno muy viejo.

Mi cuerpo se convulsionaba, bajé mi vista hacia mis brazos y mis venas se dilataron tomando el mismo color de aquella sustancia.

-¡KiBum!- exclamó Kyu al locutor en la otra línea-. ¡Prometiste que eso no pasaría tan pronto! ¡Puede morir!

-¡Cálmate KyuHyun!- le respondió-. Era lógico que pasara eso, ahora solo toca esperar a que el proyecto sobreviva a las primeras convulsiones.

KyuHyun tiró el teléfono al otro lado de la habitación y se arrodilló tomando mi mano entre las suyas, las convulsiones eran tan violentas que incluso la cama en la que estaba acostado empezó a moverse de su sitio.

-¡Resiste Wookie!- dijo Kyu llorando con ira-. ¡Tienes que aguantar! ¡No mueras!

No pude contestarle pero supe que él tenía miedo.

Luego de un par de convulsiones violentas en las que perdí el sentido de la realidad y en las que incluso no sabía si estaba en mi casa sin monstruos con mi familia aún unida o si aún seguía en mi primer apocalipsis.

Solté un suspiro mientras le dedicaba una mirada a un sollozante Kyu y me desmayé por segunda vez.

*Luego de media hora*

Parpadee un par de veces sintiendo una punzada en mi brazo, al parecer había sobrevivido a aquella oleada de ataques.

-¿Ryeo?-tomó mis dedos y los besó-. Sabía que lo lograrías.

-Tú- me incorporé de la cama a medias-. Tú pusiste algo en mi cuerpo.

Su mirada se ensombreció y se levantó del piso.

-Duerme RyeoWook- iba a abrir la puerta de la habitación hasta que lo detuve con mi mano.

-Dime que soy y porque me pusiste eso en mi cuerpo… ¿Proyecto? ¿Soy un proyecto?

El apartó mi brazo con violencia.

-¡No lo sé!- sus ojos cafés me miraron lánguidos-. ¡Yo solo obedezco las órdenes de KiBum! ¡No me preguntes nada! ¡Me tratas como si yo supiera que es lo que pasa en todo este mundo!

Me alejé con miedo de él mientras sollozaba.

-Vete- susurré rascando la zona donde me había colocado aquella jeringuilla.

-Ryeo- apretó sus puños-. No quise gritarte así.

-Sabes que eres lo único que me queda- lo recrimine con la mirada-. Y después que me entregué a ti, te atreves a gritarme.

Se acercó hacia mí dudando sobre si debería o no.

-Lo sé- su voz se tornó dulce-. Pero sé que no deberíamos, solo soy tu protector y nada más.

-Yo quiero protegerte a ti- lo abracé con mis brazos aún adormilados-. Sé que me escondes algo pero por ahora preferiría no saberlo.

Lo aparté de mí y me empecé a quitar la camisa lentamente mientras sentía de nuevo a sus ojos cafés devorarme. KyuHyun se alejó para verme mejor mientras yo me seguía desnudando.

No sé porque hago esto… Enserio no lo sé…

Tiré la camisa por ahí y seguí con el pantalón, Kyu se mordió los labios lentamente cuando mi cuerpo no mostraba nada de ropa. Me acerqué a él lentamente, con la cabeza abajo y avergonzado, me tomó de la cintura y me acercó a él.

Nos besamos dulcemente y yo de nuevo sentí esa sensación de ignorancia, como si no importara que fuera a entregarme a él por segunda vez.

Me manoseaba todo el cuerpo, apretaba mi trasero y me dejaba una que otra marca de sus manos nuestros miembros se rozaron y gemí.

-KyuHyun…- susurré mientras él me besaba el cuello.

Cogía mi cabello acercándome a él cuando nos besábamos, agarraba mi trasero como si ya fuera propiedad suya y acariciaba mi cara cuando se ponía dulce.

KyuHyun se separó de mí y se quitó la camisa rápidamente, me cogió del brazo y me reposó sobre la cama, se montó sobre mí y siguió besándome. Dirigí mis manos a su pantalón y lo abrí.

KyuHyun se removió para que sea más fácil quitarle el molesto pantalón, cuando ya toda su pelvis estaba desnuda se separó con un gemida en la boca y los labios ligeramente abiertos.

Lo abracé y sentí paz, como siempre, incluyendo

como siempre, incluyendo cuando tocaba su mano o un pequeño centímetro de su piel, sentía calma y nada me importaba.

Nuestras bocas estaban muy abiertas, devorándonos el uno al otro y nuestras lenguas se enredaban creando en nosotros una corriente eléctrica en todo mi cuerpo.

Me estaba besando mi cuello y yo veía las estrellas. Viré mi cara y lo miré a los ojos, se veía tan lindo con esa cara avergonzada.

No había recordado ver algo tan hermoso. KyuHyun era hermoso.

Lo besé desesperadamente soltando lágrimas pequeñas por lo que hacía con él.

-Te conozco RyeoWook, te conozco más de lo que tú crees…- susurraba en mi oreja.

Abrí mis piernas y él quedó en medio de ellas, tomó mis manos y pegó su cabeza en mi hombro, besó esa parte y entró en mí, solté un gemido alto y aruñé su espalda.

-Empezaré a moverme, RyeoWook- advirtió KyuHyun.

-Hazlo- miré a otro lado y esperé a que el dolor se fuera.

Dirigí mi mirada hacia la puerta dónde pude ver algo realmente aterrador, había una pantalla pequeña dónde se podía ver qué pasaba afuera, en el pasillo de la puerta. Miraba a esas cosas cerca de la puerta queriendo entrar mientras KyuHyun se movía fuertemente.

No apartaba mi vista de aquellas cosas, gemía y KyuHyun me penetraba logrando que la cama haga un gran sonido. Claro estaba que con mis gemidos y la cama golpeando llamarían a más de esas cosas, ya había muchas y empecé a asustarme.

-KyuHyun…- dije cogiéndole los hombros para que al menos parara un poco de su ritmo.

-¿Qué ocurre? ¿Te duele?- preguntó con voz gruñona pues parecía que lo interrumpí de algo muy importante, y eso era hacerme el amor hasta el cansancio.

-Van a entrar- dije lo más calmado posible pues no quería que se alterara-. Las bestias esas.

Alzó la cabeza y se limpió los labios, asustado, viró su cara hacia la pantalla, abrió los ojos, colocó sus dedos en mi boca para que haga silencio y salió de mí.

Se colocó el bóxer y su pantalón cuidadosamente y salió de la habitación con sus armas, me senté y tapé mi cuerpo con la sábana asustado. Oía claramente como KyuHyun mataba a esas cosas, gritaba y yo no sabía lo que pasaba, él siempre me dijo que no lo siguiera y que importaba más yo que él, pero claro, desde que nos conocimos no hice nada de lo que me decía.

Cuando ya no escuché nada me asusté pues KyuHyun no regresaba, quería verlo, necesitaba verlo. Me levanté cuidadosamente de la cama con la sábana cubriendo mi cuerpo y cogí una pistola que había en la cómoda. Temblaba mientras caminaba hacia la salida, sin KyuHyun tenía miedo y me sentía como un idiota, tenía la pistola frente a mí y salí.

Afortunadamente KyuHyun salió y se puso frente a mí, tenía sangre en la cara y se veía cansado. Mis ojos se encontraron con los suyos y otra vez me sentí como gelatina.

-¿Te-Te mordieron?- pregunté sin quitar la arma de su cara.

-No… Baja eso y dámelo, no sabes utilizar una arma todavía- me dijo quitándome la pistola-. Es mejor que vayamos a dormir o sino vendrán más de esas cosas.

-Pe-Pero estábamos…- dije antes de que él me interrumpiera.

-¿Estábamos haciendo qué?- dijo mirándome con odio a lo que yo bajé la cabeza-. No estábamos haciendo nada, no hay tiempo para estas tonterías ni para enamorarse.

-¿Piensas que lo que hicimos la otra noche fue una tontería?- pregunté con voz alta.

-Sí y no me retracto, deberíamos dejar de besarnos y esas cosas. Si te entregaste a mí fue porque tú quisiste, yo no te lo pedí, así que ve a dormir o si no te inyectaré algo para que dejes de hablar tanto y me hagas caso, yo no vine a crear un vínculo contigo ni tampoco vine a enamorarte.

-¡Dímelo en mí cara!- tomé su mano y la puse contra mi pecho-. Dime que no te enamoraste de mí.

No quiero que diga que no, pero yo sé que lo va a hacer…

-No estoy enamorado de ti, nunca lo estuve y nunca lo estaré- quitó su mano de mi pecho bruscamente.

Lo dijo… ¿Qué he estado haciendo estos últimos días? ¿Me he vuelto loco? Lo necesito.

Me acerqué a él y le pegué una cachetada mientras lágrimas salían de mis ojos al escuchar esas palabras dolorosas para mí.

-Vete…- murmuré bajando la cabeza.

Me miró con odio y cogió su ropa, pasó golpeando mi hombro con el suyo y salió del panorama cerrado la puerta sonoramente. Me sequé las lágrimas que caían de mis ojos y me acosté en la cama, me arropé todo el cuerpo y empecé a llorar.

A llorar muy alto, sentir como si tu corazón en cada palpitación se estrujaba. Pensaba que eso de enamorarse era de tontos pero me he enamorado de KyuHyun…locamente.

-¡Ah!- lancé un grito al aire-. ¡Me maldigo! Padre… ¿Por qué me has dejado solo en este mundo?!

Puse mis piernas hasta la altura de mi pecho mientras me ahogaba en mis propias lágrimas.

¿Qué soy? ¿Vale tanto la pena mi asquerosa vida? ¿Alguien me ama? ¿Alguien me extraña?

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