viernes, 26 de abril de 2013

Entre la densa oscuridad- Capitulo 2



Pov HeeChul, Residencia Presidencial, 19:00 p.m. (Cuatro horas después del comienzo del día Z)
Le di otro par de vueltas a la pluma en mi mano, completamente aburrido. La gente caminaba apresurada en la oficina del presidente de Corea, un hombre rollizo e incompetente pues la mayoría del tiempo solo se la pasaba viendo videos holográficos de chicas desnudas.

Yo obviamente no me merecía un trabajo así pero cualquier cosa era mejor que pertenecer a la clase baja.

-Sr. Kim- pronunció el presidente-. ¿Puede ir por un café a la cafetería?

-Claro, señor- respondí girando mis ojos.

Soy el secretario general del presidente, me gradué en Economía y solo sirvo para hacer café.

Caminé hasta el pequeño cubículo donde estaba toda la comida que solo comía el presidente (la cual era mucha), él había mandado a construir una ala junto a su oficina especialmente para eso. Aplasté un par de botones y una máquina hacía el café con espuma mientras iba por unas rosquillas.

La gran vida del secretario era vivir entre rosquillas y café.

Estaba pensando en eso cuando escuché un ruido venir desde la oficina que deduje era el presidente tratando de bajar unos libros del estante. Rodé mis ojos y coloqué el café y las rosquillas en una bandejita y salí del cubículo.

Para encontrarme con el inicio del fin.

El presidente aterrorizado exclamó:

-¡HeeChul!- extendió su mano hacia mí mientras el ministro de ambiente mordía su cuello.

Mis piernas flaquearon y las rosquillas resbalaron de la bandeja. El ministro devoró su cuello con destreza manchando de sangre la alfombra persa del lugar, exclamó un sonido de satisfacción y se levantó para ir tras seguramente mi hermoso y delgado cuello.

En un abrir de cerrar de ojos ya tenía a el Presidente y al Ministro de Ambiente ansiosos por un poco de mi carne, en un acto desesperado lancé el ardiente café a la cara asquerosa y deformada del segundo quien lanzó una adolorido de dolor fuerte mientras el caliente líquido hacía derretir su piel, dio un par de vueltas como un loco y cayó por la ventana.

Uno menos…

El Presidente caminaba rápidamente hacia mí aun cuando trataba de alejarme de él, me sorprendió su rapidez casi sobrehumana dado el hecho de que era muy gordo y nunca se levantaba de su silla.

Cerré mis ojos y puse mis manos en forma de defensa de mi cara esperando lo inevitable pero casi siempre llega lo impredecible.

Un par de disparos me alarmaron e hicieron que abriera mis ojos. Dos casquillos en el piso y el presidente inmóvil en el piso me dijeron que sucedió. Alcé la mirada y vi al agente de seguridad personal del presidente parado en el umbral de la puerta y con una 9 mm en sus manos.

-¿Choi?- dije algo absorto en su imagen.

-Hola- respondió mientras enfundaba su pistola en el cinturón.

Mientras él me sonreía amablemente, una bestia (la ministra de comunicaciones, para ser exactos) se acercaba tras él con los dientes abiertos en una horrible mueca y los ojos verdes.

En un rápido movimiento, tomé una pluma de tinta eléctrica del suelo y la lancé directo al ojo de la bestia-ministra.

-Gracias- dijo respirando y cargando su arma.

-No me agradezcas todavía- dije para luego salir de la oficina.

Al salir encontré otro caso parecido al de hace rato, gente “importante” siendo mordida por más gente “importante”. Ya no había nada que hacer en ese lugar.

Pensé torpemente que como era uno de esos apocalipsis, salvarían a las personas “importantes” como lo era el presidente y yo, pero nada ocurrió y al parecer ya todo estaba controlado, y yo siendo una persona “importante” no tenía salvación.

-Mierda- dije revisando los controles de seguridad mientras SiWon mataba a uno cuantos intrusos en la cámara de comando.

-Alerta roja, el presidente ha muerto, alerta- repetía a la sala de comandos de seguridad nacional.

No supe la razón pero contestaron milagrosamente, pero no oí lo que precisamente era de escuchar, lo único que distinguí fue el sonido de la carne siendo mordida y las “bestias” caminando.

Eso no tenía que ver nada con nosotros, solo éramos otro blanco (intruso) en el mundo.

Y aun no sabía las razones por las cuales todavía se necesitaba presidente si él ya no importaba en la humanidad, ya no mandaba, lo único que importaban (en ese entonces) eran las farmacias grandes ya que con tantos virus y enfermedades la gente quería salvarse no un nuevo mandatario.

El presidente no era nada, solo era una tonta facha de un país sin democracia.

-Es tiempo de irnos- dijo SiWon tomando varias armas del armario.

-¿Irnos? ¿A dónde?- dije con esperanza de que alguien nos salvara.

-A otro lugar- alcé la ceja con terror-. ¿Enserio crees que alguien vendrá a rescatarnos?

-Es lo que tienen que hacer- murmuré mirando el suelo.

-Lo que tienen que hacer es eliminar las plagas y créeme que el gobierno mandatario es plaga.

Suspiré y me quedé callado, rehusándome a moverme de mi lugar.

-No te suplico que vengas conmigo, es solo una opción, si quieres quedarte aquí a esperar a que te conviertas en uno de ellos es tu problema.

¿Convertirme en uno de ellos o irme con el idiota sexy cara de muy macho?

-¡Espera!- dije cuando él ya iba a salir de la cámara de comando-. Voy contigo.

Cogí mi chaqueta y salí del lugar dirigiéndome a mi cubículo, SiWon aún no entendía lo que hacía, agarré varios dardos de mi cajón y salí del lugar lleno de esas “bestias”.

-¿Y eso?- preguntó mirándome de pies a cabeza.

-Soy bueno lazando estas cosas, lo hago en mi tiempo libre- le dediqué una sonrisa y él se sonrojó.

Nos subimos a un auto volador que encontramos por ahí y salimos de la mansión presidencial.

Por las calles estaba el mismo escenario, mucha de aquellas bestias pululando por los alrededores con su piel cayendo a tajos en el piso. Íbamos a exactamente 120 Km/H e igual daba lo mismo pues no había ningún policía que nos detuviera.

El sol se estaba escondiendo tiñendo el cielo de colores rojos y anaranjado que contrastaban con el desastre apocalíptico en tierra.

-¿Por qué me salvaste?- le pregunté mientras le daba vueltas a mi pluma favorita.

-Es fácil- su mirada se mantenía en la carretera-. Haría lo que sea para poder mantenerte con vida…he matado al presidente de Corea por ti, HeeChul.

Él terminó de decir eso justo cuando el sol terminó de irse del cielo.

Seguimos conduciendo hasta que el señaló un enorme edificio de color negro que lucía inmaculado.

-Tenemos que llegar allí- dijo muy seguro-. Allí tengo un amigo que nos espera.

Entonces, justo en el cielo, se vio una luz tan fuerte que dejó casi ciegos a mí y a Siwon. Una luz de proporciones espectaculares y una ráfaga de viento muy fuerte nos golpearon. Acto seguido todas las luminarias del lugar reventaron al mismo tiempo y nuestro transporte de repente se detuvo.

La oscuridad nos invadió deseosa de que enloqueciéramos.

Agarré la mano de SiWon fuertemente y nos bajamos del transporte, temerosos. Los sonidos de las bestias gimiendo nos venían de todas direcciones. No sabía dónde estaban, solo sabía que ya me sentía cansado y frustrado.

Soy el secretario de la presidencia, alguien debería salvarme. Me siento con miedo.

Empecé a llorar muy bajo, no quería nada de esto…solo quería que desaparecieran.

-No llores, HeeChul- susurró SiWon apretándome aún más mi mano-. Estoy contigo y no te abandonaré.

-¿Es esto una cita?- dije cuando oía uno de los gemidos de las bestias muy cerca de mi oreja.

-Es una cita- respondió él sacando una pequeña arma de luz que si recibías su disparo te dejaba cegado.

La disparó hacia el cielo tratando de lograr algo de luz en toda la oscuridad.

Deseé que no lo hubiera hecho.

Estábamos completamente rodeados por aquellas bestias completamente… Estaban a nuestras espaldas, al frente y a los lados.

Gimiendo, supurando sus heridas y deseosas de carne.

Un movimiento en falso y seríamos su presa, seríamos una más de esas bestias. Ya no sería el joven secretario del presidente y SiWon no sería el joven guardia del presidente del que me enamoré apenas lo vi.

No nos habían visto aun, seguramente por la oscuridad pero no había duda alguna en que íbamos a morir.

SiWon me giró y pude sentir su respiración sobre mi nariz, sus brazos rodear mi cintura y sentí mi corazón acelerarse muy rápido.

¿Piensa besarme en pleno apocalipsis?

Sus labios recorrieron toda mi cara seguramente buscando mi boca. Se pasearon por mis ojos, por mi nariz pero no encontraban el verdadero objetivo a causa de la oscuridad. Así que lo agarré del cabello y lo guié hasta mis labios.

-Aquí está mi boca, listillo- y lo besé bruscamente.

Mi boca se abrió al entrar en contacto con la suya haciendo que recordara como lo conocí ese día, como me enamoré de él y como estuve deteniendo sus intentos de coquetería, ahora estaba aquí besándolo desesperadamente, devorando sus gruesos labios…a punto de morir mordido por bestias hechas por las farmacias.

Su lengua se encontró con la mía y empezaron a enredarse deseosas de sentir al otro, los brazos de SiWon eran justo como pensé, eran como un refugio. Unas lágrimas salieron de mis ojos enredando su sabor salado con el sabor de su boca. Sus dientes mordían mis labios hambrientos como las bestias a nuestro alrededor.

Podría morir ahora y estaría bien o eso creo.

Terminé de besarlo y sentí su respiración agitada unirse a la mía mientras él lloraba de pura desesperación, de puro miedo…de puro amor.

Tomé su mano y la apreté dispuestos a esperar lo que se vendría. Sacó una enorme TMP de su espalda, me armé de unos cuantos dardos y empezamos a disparar en la infinita oscuridad. No sabía a donde apuntábamos ni a quién pero estábamos juntos y moriríamos juntos. Oía claramente cuerpos a mi alrededor, traté de agudizar mi oído mejor y de disparar a los lugares de donde provenían los sonidos pero yo sabía que eran demasiado para nosotros.

Estaba rendido a mi destino ya cuando una luz cegadora salió de una esquina del lugar.

-¡Vengan acá!- exclamó la voz del que parecía un chico-. ¡Malditas bestias!

Una figura de un chico salió de las penumbras de mediana edad de una cara muy dulce pero con unos brazos envidiables. Tenía en sus manos una katana de madera con la que empezó a deshacerme de las bestias a su alrededor. Los movimientos de sus manos eran rápidos e iban en contraste con la velocidad de sus pies, en su mano libre tenía una especie de instrumento que proyectaba luz que lucía muy antiguo. En cuestión de minutos ya había acabado con casi la mitad de todos los monstruos, lo veía sonreír con cinismo pero era claro que le había debido la vida.

-¡Hey! ¡Chicos!- exclamó apuntando el artefacto luminoso a un puente a nuestro lado- ¡Suban por la estructura!

Nos giramos y escalamos por los hierros, el chico de la katana nos siguió. A medida que subíamos las bestias nos rodeaban pero al parecer no podían escalar como nosotros.

Llegamos a una especie de pasarela de hierro en lo alto del puente en donde nos pudimos sentar.

A mi lado estaba SiWon apuntando al extraño chico con un 9 mm mientras yo tenía un dardo en mi mano. Era lógico, aunque nos hubiera salvado…este era un apocalipsis y no se podía confiar en nadie.

-Tranquilos- pronunció mientras limpiaba su katana con el borde de su camisa púrpura-. No les haré daño, mi nombre es Lee SungMin.

-Mi nombre es Kim HeeChul- le extendí mi mano pero SiWon la quitó.

-Tus habilidades con la katana son magníficas… ¿Por qué?

-Soy el campeón nacional de esgrima y ahora que los salve, deben de darme algo a cambio- su mirada se tornó triste-. Deben acompañarme al aeropuerto a rescatar a mi hermano.

SiWon apretó su pistola y le respondió:

-Pero primero debemos ir tras un amigo, allá- señaló el gran edificio negro.

-Me parece bien- respondió SungMin sonriendo muy feliz.

Miré a SiWon y se sonrojó. Habíamos sobrevivido, hecho un amigo y nos habíamos besado. Tal vez ya no sea el secretario del presidente pero ahora soy un sobreviviente.



POV RyeoWook, Residencia de la Grande Sociedad, 21:00.

Solté sus hombros, cuando nos separamos de nuestro húmedo beso, regresando a la asquerosa realidad en la que vivíamos.

-Tienes un sabor muy dulce- dijo posando sus labios en mi frente-. Ya sé porque no persiguen tantas bestias.

-Gracias…creo- dije secándome las manos en mi traje de McDonald’s.

-Es mejor que entremos y nos alimentemos con algo, hay que darnos una ducha y quitarnos la sangre de la piel, cambiarte de ropa y descansar- dijo en tono de madre, lo bueno era que hablaba muy cerca de mis labios, eso hacía que me excitara y quisiera besarlo de nuevo.

-Está bien- respondí caminando hacia el interior de aquella enorme casa.

Subí rápidamente al primer cuarto que vi, era un cuarto de un joven pues estaba lleno de estampas de grupos de música y eso.

Volví a ver las mismas fotos del joven de los ojos separados y engreído. Al parecer estaba en su cuarto.

Me dirigí hacia la ducha, aplasté unos cuantos botones y ya tenía agua caliente con olor a fresas y esas guarradas.

Comencé a sacarme los restos de vidrio en mi brazo, no eran tan grandes pero aun así me dolía, la última era la más grande que no dudé en gemir cuando me la quité.

Salía sangre y rápidamente me vendé el brazo con una gasa curativa, que con solo 10 minutos de espera ya te cicatrizaba. Me tranquilicé un poco y me dispuse a bañar mi cuerpo que estaba golpeado y con manchas de sangre.

Toqué mis labios suavemente recordando aquel húmedo beso mientras las gotas caían…

¿Acaso él sabía lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor? No había tiempo para enamorarse, nunca lo hubo ni nunca lo habrá en este podrido mundo.

Salí de la ducha algo confundido y me fui hasta el armario, aplasté unos cuantos botones y una larga pasarela de ropa desfiló ante mis ojos. Había tanta ropa y eso seguramente era dinero gastado innecesariamente o así lo veía yo que solo tenía 5 mudas de ropa.

Cogí la que más me gustaba, era sencilla y no como otras que le aumentaban más cosas ridículas. Sentí la mirada (mal disimulada) de KyuHyun de detrás de la puerta, sonreí y me sonrojé. Hice como si supiera que no me espiaba.

Tenía la bata de ese chico enrollada en el cuerpo que curiosamente recitaba “hijo único y preferido”. La resbalé por mi cuerpo lentamente quedándome desnudo, nunca me había desnudado frente a nadie. Me coloqué la ropa suavemente (a propósito) era uno de esos días en los cuales no te importa nada.

Tal vez desnudarme frente a él y besarlo estaba mal ya que después de todo no sabía quién era, pero era mi primer apocalipsis así que ya nada importaba.

Me viré y ya había desaparecido, probablemente le dio mucho vergüenza. Salí de la habitación y me encontré con KyuHyun sentado en el sillón, ya tenía limpia la cara.

-Te ves como un niño engreído de estos condominios- dijo riendo.

-No había nada más que ponerme- susurré sentándome a su lado.

-Fuiste muy valiente RyeoWook- murmuró mirando mis ojos-. No lo hubiera logrado sin ti.

-Lo sé, creo que si sobreviviremos a este apocalipsis- murmuré mirando la ciudad iluminada por las farolas a través del balcón de la enorme casa.

-Entonces… ¿Tienes o tenías novia?- me preguntó KyuHyun.

-Muy gracioso, tú sabes que no, el beso…- sentí un respingo en mi corazón al acordarme de eso-. El beso que nos dimos hace rato fue mi primero.

-Soy muy afortunado… Me gustaría hacerlo otra vez- dijo jalando mi brazo y con la otra acariciando mi mejilla suavemente mientras me acercaba a su boca.

Nuestros labios se volvieron a unir en un beso dulce, KyuHyun acarició mi espalda y yo rodeé su cuello con mis brazos. Impulsó su cuerpo con el mío haciendo que me recostara sobre el sillón, me acomodé un poco mientras nuestro beso se hacía más intenso.

De repente una serie de ruidos nos hizo asustar y separarnos, KyuHyun se secó la boca con el dorso de la mano y yo me levanté, como si fuéramos la típica pareja que es encontrada por sus padres en el sillón de la sala.

Una luz me dejó ciego al caminar hacia la ventana, me asusté y caí de plano en el respaldar del sillón.

-¿Estás bien?- asentí medio desorientado.

En un dos por tres la luz del departamento se fue, quedamos a oscuras igual que toda la ciudad. Coloqué mi mano en lo que restaba del sillón para tocar a KyuHyun pero no estaba.

-¡KyuHyun! ¡¿Dónde estás?!- grité aterrado.

Una mano me tapó la boca, me asusté y me removí pero una voz me susurró en el oído.

-Haz silencio Ryeo- dijo KyuHyun dulcemente-. Está todo oscuro y un mínimo ruido puede atraer a las bestias.

-Está bien- dije cuando me soltó-. ¿Qué ocurrió?

-No lo sé, probablemente es un ataque EMP…- dijo mientras me arrastraba a la ventana donde había un poco de luz.

-¿Qué es un ataque EMP?- pregunté confundido, recordé que aún tenía la “caja de fósforos”.

-Primero ve a encontrar una vela interminable para que encontremos algo de comer- dijo empujándome hacia el interior de la cocina.

No dije nada, estaba asustado pero tenía a KyuHyun que era lo único que me quedaba. Encendí un fósforo de la caja de JungSoo y empecé a buscar una vela, aquellas que con tocar el fuego ilumina más de 10 metros de distancia.

Duraban más de 10 años, pero la que encontré ya estaba muy gastada.

La encendí y pude ver a KyuHyun sacando cosas de su maleta, balas, cuchillos multiusos y esas cosas de guerra. Alzó la cabeza y me sonrió.

Comencé a buscar comida por todos lados, y como era de suponerse “la familia del niño bonito” tenía solo comida con la que se necesita electricidad.

Lo único que encontré fue una de esas pastillas masticables que cuando las comes puedes sentir el sabor de bocadillos y más cosas. Para ese entonces los bocadillos que daban en las fiestas y reuniones fueron reemplazados por esas pastillas.

-Sólo encontré las pastillas abreboca- dije enseñándosela.

-Bueno, es mejor eso que morirnos de hambre- dijo encogiéndose de hombros.

Me senté a su lado, en la alfombra que levitaba sobre el suelo. Le extendí algunas y cogió tres de sabores a almendras con chocolates y otra a galletas de vainilla.

-Ahora si dime quién eres, porque mi padre te dijo que me cuidaras y que está pasando con el mundo- dije mirándolo fijamente.

-Está bien- dijo haciendo sonidos con su boca-. Un ataque EMP es un arma muy antigua que usaban un grupo de personas llamados terroristas o algo así, son vía satélite y desconecta toda electricidad del mundo, toda cosa con cerebros inteligente muere, computadoras, celulares, carros, electrodomésticos y armas.

(N.A: La verdad aquellas armas si existen pero en el fic son modificadas para esos tiempo, osea, el futuro)

-Así que es por eso que usas esas armas viejas y ese cacharro de moto terrestre.

-Sí, no temas, tenemos un transporte y armas inmunes a eso. Cambiando de tema, estoy aquí por tu padre…- hizo una pausa y prosiguió-. Me dijo que te salvara a como dé lugar.

Bajé la cabeza y mordí mi labio, si solo no hubiese salido antes de la maldita habitación en la que estaba cuando mi padre murió, hubiera conocido a KyuHyun antes.

-¿Por qué te diría algo así?- pregunté ya demasiado asombrado, aunque por dentro me daba igual-. ¿Por qué a ti?

-No lo sé, solo me lo dijo, tal vez porque tenía confianza en mí. Me iba a decir la razón pero la muerte le llegó antes. Tengo que llevarte a una persona que conocía a tu padre, ahí estarás a salvo.

-¿Y qué va a pasar cuando esté allá? ¿Viviré como si nada hubiera pasado? ¿Estaré feliz de la vida mientras otras personas mueren?

-No lo sé, Ryeo, no sé todo, solo sé que estamos aquí y tengo que protegerte- se puso un poco molesto recalcando la última palabra-. Lo único que quiero es olvidar todo esto.

Me quedé en silencio y viré mi cuerpo hacia la ventana donde se oían gritos.

-Ellos…ellos mataron a mi familia, ellos mandaron a hacer esto y sé que tú también lo sabes, no es un virus ni nada de eso, es creado y posiblemente haya una cura- dijo antes de levantarse.

Cogió sus cosas y las guardó en su bolso, susurró un “buenas noches” y me dejó solo.

Enterré mi cabeza en mis piernas y me propuse a pensar en qué hubiera pasado si KyuHyun no me hubiese rescatado, sería uno de ellos ahora.

Lloré un poco, odiaba mi vida y de un minuto para otro la apreciaba, quería estar con KyuHyun y si no era con él no era con nadie.

Mis padres, lo único que tenía ya habían muerto y me dejaron solo, y estaba en mi primer apocalipsis, sin mi familia. Con un chico igual que yo.

¿Quién hubiera pensado que acabaría así?

Me levanté de la alfombra y entré al cuarto dónde supuestamente dormía KyuHyun, la luz alumbraba toda la casa así que fue fácil saber dónde estaba. Entré cuidadosamente y ahí estaba, sentado frente a la ventana, con su mano en la cabeza como si estuviera pensando, me recordó a mi padre ya que cuando era pequeño siempre lo veía en esa posición.

-¿Por qué no estas durmiendo?- dije acercándome a él.

-No puedo, tendré que cuidarte toda la noche, no te dejaré solo- dijo levantándose-. Si te ocurre algo solo grita, estaré afuera.

No me miró y caminó rozando mi hombro.

En serio no sabía que pasaba por mi cabeza en ese entonces.

-KyuHyun…- murmuré, paró en seco y se viró-. Te necesito.

Mis manos se dirigieron a los botones de mi camisa. Desprendí cada uno de los botones lentamente, la mirada de KyuHyun me comía.

Sus ojos eran tan cafés.

Me saqué la camisa suavemente y la resbalé por mi cuerpo. Mis manos temblaban, no sabía si era por excitación o por miedo. Deslizaron el cierre y el blue jean cayó ante mis pies.

También me saqué el bóxer, mi corazón latía cada vez más rápido. Nunca había sentido algo igual a eso, la excitación el momento, desnudarse frente a una persona totalmente desconocido y esas bestias pululando por ahí, ya eran demasiadas emociones.

-Te necesito- dije bajando la cabeza y acercándome a él.

Me apoyé en sus hombros y sentí su respiración agitada, me paré en puntillas y ya iba a posar mis labios en los suyos hasta que me detuvo.

-RyeoWook… No- se separó y cogió una manta del buró de aquella habitación, me tapó el cuerpo y cogió mi mano.

-En este futuro, en este momento… No se puede involucrar con nadie, no hay tiempo para esto, tal vez lo tengan otras personas pero no yo, yo no soy igual a ti- dijo muy serio-. Creí que lo sabías, creí que no te importaba nada, solo tú mismo.

-Creíste mal KyuHyun, no me conoces del todo, creí saberlo…- dije mientras me desprendía de su agarre bruscamente, caminé golpeando su hombro-. Solo llévame a ese lugar tuyo y déjame seguir viviendo miserablemente, como siempre.

-Ryeo…no lo quise decir así- dijo como último recurso mientras yo me dirigía a la salida.

Solté una lágrima mientras KyuHyun repetía mi nombre. De repente cogió mi brazo bruscamente y me pegó a su cuerpo.

Se agachó, cogió mi cara rápidamente y me besó, me quería separar pero me tenía aprisionado. Tuve que responderle.

Era un beso desesperado y lleno de lágrimas. Rodeé su cuello con mis manos y me impulsé más. KyuHyun tocaba mis hombros hasta que con sus manos resbaló la manta haciendo que mi cuerpo quedara desnudo, agarró mi trasero y lo apretó. Casi caigo en sus brazos.

Se separó para tomar aire y luego me abrazó.

-RyeoWook… Te ves tan…- suspiró admirando mi cuerpo desnudo.

-Bésame…- susurré, inclinó su cabeza y agarró mis labios, creo que sentí una lágrima suya.

Sus labios estaban tan calientes y suaves que no dudé en pasar mi lengua por ellos, KyuHyun abrió más la boca tanto así que parecía que me quería devorar como esas bestias.

Comenzó a caminar pesadamente hasta la cama. Acariciaba y peinaba mis cabellos, sobaba mi pecho y demás cosas prohibidas, nadie me había tocado así.

Ahí, unidos por un beso y abrazados caímos en la cama mientras la última luz de la vela se extinguía.


Bueno, espero que les haya gustado. 

Un beso a Ana y a Geomara. 

Adios. 

Actualización en 5 días. 

2 comentarios:

  1. Por lo dejaron así... Ah?? Deben continuar, grr~

    Y el SiChul junto a Minnie :3 eso fue tierno, y como HeeChul estaba estuvo mejor. No creí que se haya enamorado de Wonnie así de rápido.

    Me encantó, me fascinó y todo sus derivados y sinónimos...

    Kishus :*

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  2. holiiiis chikas :DD es es mi primer comentario peri en dos o tres dias creo me e aventadi casi todos sus fics asta a qui n.n muy buenos por cierto *-* en fin este fanfic me recordo muchisimo a High school of the death :33 pero vercion futurista y con SuJU *0*me encanta como escriven ambas <3 quisiera tener una relacion asi con mi hermana T.T sigan asi :DD saludos desde tranzalandia (mexico xDD)

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